Que no lo agarre el toro, pero si lo hace, que lo agarre confesado
Carlos Morales Navarro carlos.morales@grupocamacho.com | Martes 24 octubre, 2023
Soy pésimo para los dichos, desde niño. Aun así, siempre lo intento. Mi familia hasta se ríe porque parezco un “viejito” tratando de decir algún dicho popular, pero siempre me sale mal.
No me llevo con las frases “hechas” pero no por eso “safo” de usarlas. Al contrario, me acerco a ellas con frecuencia, trato de recordarlas y usarlas en mi día a día. Son parte de nuestra cultura y, como tal, debería conocerlas para hablar y, sobre todo, para entender cuando me las digan.
¡Igual pasa con los impuestos!
Si uno es un empresario, por más que no le gusten, por más que diga: “Es que yo ni entiendo,” por más que le parezca “injusto” tener que pagarlos, o considere que el Ministerio de Hacienda no tiene ni pies ni cabeza, es necesario acercarse a ellos.
Son un mal necesario como sociedad. Los impuestos son uno de los costos más altos para su negocio y lo único que usted puede hacer es acercarse humildemente a ellos. Tratar de conocerlos, entenderlos y a partir de ahí, optimizar su cumplimiento para evitar problemas que se traducen en multas e intereses.
Conociéndolos tendrá la oportunidad de mejorar la manera en que su empresa paga los impuestos. Asegurarse de estar pagando el mínimo posible y preparase para una eventualidad.
Que, si lo agarra el toro, la administración tributaria, usted pueda dormir tranquilo sabiendo que de la revisión que ejecuten, poco encontrarán.
Que la administración tributaria lo agarre confesado es más sencillo de lo que uno podría creer.
Vamos, en realidad vivimos en un país con un sistema tributario complejísimo, en el que uno podría sentir que hasta hacen las reglas para inducirnos al error, pero al igual que con mis dichos, hay maneras de poco a poco de aprender y ordenar la casa.
Que Dios lo agarre confesado sobre sus impuestos pasa por entender a qué tributos está sujeta su empresa y cómo se cumple con cada una de esas obligaciones. Pasa por descubrir que la norma es tan compleja que requerirá confiar en su equipo de trabajo (contable – financiero) interno, pero también buscar apoyo externo y verificar recurrentemente que todo está bajo control.
Confesarse significa ser sincero con uno mismo y con sus consultores. Es reconocer que puede haber errores que surgen de la dificultad de la norma y no de un acto de mala fe. Que lo importante es identificarles y actuar en consecuencia para eliminarlos o minimizarlos.
En estas épocas del año el toro nos puede agarrar de dos maneras:
1. Estamos a menos de 2 meses de cerrar el año.
Un año que, por los comentarios en la calle, ha sido complejo para muchísimas personas y empresas, pero que no por ello es motivo para relajarse. El tiempo corre rápido y si hay que revisar el año y realizar ajustes este es el momento para hacerlo.
Ya lo hemos escuchado: “Voy tan jodido en el año que de por sí voy a tener pérdidas… ¿qué voy a estar revisando si ni ganancias voy a tener?” ¡Cuidadito! Puede más bien llevarse una muy triste sorpresa.
2. El toro, la administración tributaria, puede parecer inerte, lento, dormido… ¡Pero cuidado! Llega cuando un menos lo espera… Y cuando llega, lo hace transformándose en piraña, queriendo comer de más.
Lo vivimos a diario con nuestros clientes de fiscalización.
Empresas que llevan 5 o 6 años en un mismo proceso de fiscalización. Que les acusan inclusive de tentativas de fraude fiscal cuando en el proceso claramente se identifica algo completamente distinto. Situaciones en las que la Administración busca hasta debajo de las piedras del negocio, pero lo hace con errores infantiles, que le ponen en riesgo de nulidad. ¡Casos en que les anulan todo el proceso de fiscalización! Pero ahí siguen… con el toro bufando sin parar.
Y cuando llega ese toro, llega acompañado de un sinfín de sentimientos para el empresario. Cólera, terror, miedo. Problemas de sueño y sueños de problemas. Fantasmas de los que usted, en media desesperación, puede incluso llegar a creer.
Llega también la duda: “¿Por qué no pregunté?” “Por qué no me aseguré de que tal supiera lo que estaba haciendo” “¿Por qué, si el responsable final soy yo como representante legal siempre me mantuve tan alejado y distante del cumplimiento tributario”
Lo desconocido parece complejo y hasta miedo puede dar... por eso es fácil decir, “ para eso le pago a X, que él sea el que se preocupe.”
¡Problema, problema, problema!
Usted como empresario y representante legal sí o sí debe adueñarse de sus impuestos. No digo que usted haga, con lápiz y papel los cálculos, pero que sepa rodearse de un equipo competente y actualizado con los diferentes cambios normativos.
Octubre y Noviembre del 2023 es un buen momento para hacerlo. Como nos acercamos al fin de año tenemos una agenda para todos los gustos.
- Al cierre de octubre analizamos cómo enfrentar el cierre del año desde la perspectiva aduanera, junto a mi Socia Vanessa Vega, una experta en el tema.
- Para iniciar noviembre preparamos un almuerzo ejecutivo para usted, el dueño de negocio, gerente general o gerente financiero. Revisaremos en un par de horas los principales cambios para este cierre fiscal y repasaremos situaciones comunes que como gerentes pasamos por alto. Literalmente estamos preparando una lista de preguntas y respuestas que usted debe tener en cuenta para conversar con su equipo.
- A mediados de noviembre tenemos nuestro tradicional seminario de cierre fiscal. Un evento de cuatro horas en el que técnicos contables, financieros y de impuestos pueden repasar junto con nuestros expertos el laberinto normativo para el cierre fiscal. Revisar si lo están haciendo bien y resolver todas sus dudas.
- Cerramos noviembre e iniciamos diciembre con webinars, en los que abordamos desde una perspectiva amplia el cumplimiento para el primer trimestre del 2024.
Es un menú variado, con opciones para todos. Desde los profesionales liberales y la pequeña empresa, hasta grandes contribuyentes con amplias estructuras de cumplimiento tributario. Los detalles de nuestros eventos los puede encontrar en grupocamacho.com. Ahí puede inscribirse o registrar a su equipo.
Confesarse empieza por ahí, por capacitarse, perderle el miedo al tema – pero manteniendo el respeto, e identificando si tiene los elementos necesarios para cerrar el año. Acompáñenos, que estamos para servirle.
Así, cuando llegue el toro usted y su empresa estarán confesados.
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