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EDITORIAL


Pronósticos inquietantes

Redacción La República redaccion@larepublica.net | Viernes 22 febrero, 2008


Editorial


Los últimos pronósticos económicos lanzados por la Reserva Federal (Fed) de Estados Unidos resultan más que inquietantes para los planes de naciones como Costa Rica, con una alta dependencia comercial de la potencia mundial.

El organismo prevé que la economía norteamericana crecerá menos de un 2% este año, medio punto menos de lo augurado en octubre.

Además incrementó a un 5,3% el cálculo del desempleo en su país, igualmente ajustó hacia arriba su nivel de inflación.

En nuestro país el retumbo de los golpes a la economía norteamericana ya comenzó a escucharse.

Las autoridades del Banco Central por primera vez aceptaron esta semana que el país resultará afectado por la incertidumbre norteamericana. La inquietud de Francisco de Paula Gutiérrez, presidente del ente emisor, fue resumida en una frase lapidaria: “La discusión no es si habrá recesión (en Estados Unidos), sino sobre su magnitud y cómo nos golpeará”.

Las proyecciones —optimistas— indican una meta de inflación del 8%, cifra que no se pudo alcanzar en 2007 a pesar de ser un año de bonanza económica. Parece difícil hacerlo en 2008, cuando los nubarrones son más oscuros.

Por otro lado, el uso de las tasas de interés como herramienta para contener la bomba inflacionaria no ha surtido efecto alguno.

Con tino, LA REPUBLICA ha venido informando acerca del dilema en que se encuentra la banca costarricense, y en especial el Central para evitar un golpe fuerte a la economía.

Cómo controlar la presión inflacionaria, si tasas bajas han significado aumento del crédito, desestímulo al ahorro e incentivo al gasto. Una bomba de tiempo cuya mecha está encendida.

Por ahora, la única recomendación a nivel local ha sido la prudencia. Prudencia al hacer negocios, prudencia en el gasto, prudencia con los ahorros.

Sin embargo, este tipo de recomendaciones no lograron los resultados esperados en Estados Unidos, en donde la bola de nieve hipotecaria —unida a otros factores económicos— se hizo tan grande que hasta ahora ha sido imposible contenerla.

Lo cierto es que a futuro el país necesitará medidas que vayan más allá de la simple prudencia como recomendación.

Está en manos de las autoridades económicas del país activar los escudos necesarios para tratar de que el golpe sea lo menos doloroso posible.







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