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Presos de la obstinación

Alejandra Esquivel alejandra.esquivel.guzman@gmail.com | Jueves 04 agosto, 2016


No es difícil prever que seguiremos escuchando quejas y evidenciando estancamiento económico, en el tanto las propuestas educativas sigan inmersas en la misma dinámica de la que usted y yo hemos sido presos

Presos de la obstinación

A los programas de desarrollo económico-social no se anexa un manual de procedimientos con matrices de insumo-producto probadas en el modelo. Tampoco creo que exista unanimidad ante las decisiones que deben tomarse en torno a la ruta crítica para implementar un proyecto. Muy a pesar de que como ciudadanos de Costa Rica esperaríamos evidenciar menores índices de corrupción, tampoco creo que prime la “mala intención” en el área específica a la que me referiré, educación.

Lo que sí creo es que se están haciendo esfuerzos importantes por materializar puntos de quiebre, pero que las autoridades que generan políticas públicas en educación costarricense, siguen prefiriendo “apuestas seguras”, antes que un cambio estructural sobre el sistema educativo del país. 
Programas como el de interconexión de escuelas, impulsado por la Fundación Omar Dengo, representan “puntos de quiebre” al demostrar congruencia del país, desde la innovación pedagógica en el uso de las tecnologías de la información y la comunicación, con los procesos de enseñanza y aprendizaje, en los que solo a los proyectos de la Fundación, “anualmente, el Estado destina unos $28 millones”…lo que he calificado más arriba como “apuesta segura” porque en efecto el país no puede permitirse rezagos en difusión de tecnología en la segunda mitad de esta década.
Nada más lejos de pretender quitarle méritos al programa de Fundación Omar Dengo, lo que pretendo es externar mi preocupación de que se siga robusteciendo el sistema educativo a expensas de los espacios de disfrute de nuestros niños, en lugar de hacerlo a expensas de programas más personalizados, en función de las competencias e intereses de la población estudiantil del país.
Estimable lector, ¿Por qué no compararnos con Finlandia? Estamos claros que las realidades son distintas, pero no los sueños ni las ambiciones; si no damos “grandes pasos” para marcar cambios culturales en el sistema educativo, es probable que tampoco llegue el día en el que podamos comparar ni nuestra economía ni nuestra realidad social, porque a nivel de desarrollo, creo que la educación constituye la causa y la realidad social y económica el efecto. En el tanto la educación costarricense siga siendo obsoleta, el país va a seguir engrosando la lista del ya escalofriante subdesarrollo del que esperamos poder salir.
El modelo finlandés es tan complicado a nuestros ojos que básicamente no existe educación privada y las escuelas son iguales entre sí, lo que lo convierte en un sistema inclusivo entre clases sociales, en el que los niños disfrutan de los mismos beneficios/experiencias educativas…no pareciera que eso pudiera tener buena acogida en nuestro país, aunque estoy convencida que es el tipo de factores diferenciadores que nos harán quedarnos donde estamos o ir a donde queremos ir.
No es difícil prever que seguiremos escuchando quejas y evidenciando estancamiento económico, en el tanto las propuestas educativas sigan inmersas en la misma dinámica de la que usted y yo hemos sido presos… Siempre va a ser más fácil argumentar que la gente está loca por intentar hacer las cosas diferentes, antes que instituir un nuevo modelo, pero el país necesita autoridades con visión dispuestas a asumir cambios estructurales a nivel de educación que “cambie” el chip de las nuevas generaciones.

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