Pordiosero con superpoderes
| Jueves 17 julio, 2008
Pordiosero con superpoderes
• Mediocre parodia de las sagas de superhéroes, desaprovecha el talento actoral de Will Smith
“Hancock”
(Hancock)
Dirección: Peter Berg. Reparto: Will Smith, Charlize Theron, Jason Bateman, Jae Head. Duración: 1.32. Origen: EE.UU. 2008. Calificación: 5.
He aquí una gran idea, echada a perder. “Hancock” relata las aventuras de un personaje fuera de lo común: un hombre solitario, inadaptado, egoísta, con serios problemas de alcoholismo… pero dotado de facultades extraordinarias, las cuales incluyen una fuerza sobrehumana y la capacidad de volar. Se trata de un pordiosero con superpoderes, cuyas aventuras se prestan para hilvanar una parodia de las sagas de superhéroes que tanto están de moda.
Después de un arranque prometedor, la cinta se hunde en la mediocridad. No adopta un estilo bien definido y se resuelve en una pobre excusa para mezclar chistes de mal gusto, acción brutal y vulgaridades surtidas.
Como un Superman en perenne estado de ebriedad, John Hancock le trae más daños que beneficios a la sociedad. Aunque protege a los ciudadanos y lucha contra el crimen, lo hace de manera torpe e irresponsable. Durante sus misiones, él ha estado causando destrozos y pérdidas millonarias, ganándose la hostilidad de la gente. En los tribunales, hay cientos de demandas legales en su contra.
Un día, Hancock le salva la vida al relacionista público Ray Embrey, quien le ofrece sus servicios gratuitamente. Para remozar su decaída imagen, Ray le sugiere pedir disculpas por sus errores e ir a prisión en forma voluntaria, pagando así su deuda con la comunidad.
La figura central es una variación irónica del típico justiciero de los cómics. Los guionistas no saben exactamente qué hacer con este concepto: buscan provocar hilaridad, describiendo las consecuencias desastrosas de sus “superdefectos”, pero en muy pocas ocasiones inventan alguna ocurrencia graciosa. Casi siempre tienden a lo chabacano, alcanzando un lamentable apogeo cuando el protagonista, en la cárcel, inflige un grotesco castigo a dos convictos que lo estaban insultando. Es una escena cruda y desagradable, que no debería ser incluida en una supuesta diversión familiar.
La narración es estandarizada, ruidosamente superficial, y en ella se percibe la falta de un villano de peso. Hay un giro argumental interesante, el cual, sin embargo, no está desarrollado con coherencia y lleva a una serie de obvias contradicciones. De pronto, la película parece ir creando sus propias reglas sobre la marcha, para luego romper esas mismas reglas, una y otra vez.
Poseedores de un talento histriónico que aquí no pueden explotar, Will Smith y Charlize Theron se conforman con hacer acto de presencia. La dirección anónima de Peter Berg aporta el golpe final: “Hancock” no sobresale en ningún rubro, ni siquiera en cuanto a sus ostentosos trucos visuales.
• Mediocre parodia de las sagas de superhéroes, desaprovecha el talento actoral de Will Smith
“Hancock”
(Hancock)
Dirección: Peter Berg. Reparto: Will Smith, Charlize Theron, Jason Bateman, Jae Head. Duración: 1.32. Origen: EE.UU. 2008. Calificación: 5.
He aquí una gran idea, echada a perder. “Hancock” relata las aventuras de un personaje fuera de lo común: un hombre solitario, inadaptado, egoísta, con serios problemas de alcoholismo… pero dotado de facultades extraordinarias, las cuales incluyen una fuerza sobrehumana y la capacidad de volar. Se trata de un pordiosero con superpoderes, cuyas aventuras se prestan para hilvanar una parodia de las sagas de superhéroes que tanto están de moda.
Después de un arranque prometedor, la cinta se hunde en la mediocridad. No adopta un estilo bien definido y se resuelve en una pobre excusa para mezclar chistes de mal gusto, acción brutal y vulgaridades surtidas.
Como un Superman en perenne estado de ebriedad, John Hancock le trae más daños que beneficios a la sociedad. Aunque protege a los ciudadanos y lucha contra el crimen, lo hace de manera torpe e irresponsable. Durante sus misiones, él ha estado causando destrozos y pérdidas millonarias, ganándose la hostilidad de la gente. En los tribunales, hay cientos de demandas legales en su contra.
Un día, Hancock le salva la vida al relacionista público Ray Embrey, quien le ofrece sus servicios gratuitamente. Para remozar su decaída imagen, Ray le sugiere pedir disculpas por sus errores e ir a prisión en forma voluntaria, pagando así su deuda con la comunidad.
La figura central es una variación irónica del típico justiciero de los cómics. Los guionistas no saben exactamente qué hacer con este concepto: buscan provocar hilaridad, describiendo las consecuencias desastrosas de sus “superdefectos”, pero en muy pocas ocasiones inventan alguna ocurrencia graciosa. Casi siempre tienden a lo chabacano, alcanzando un lamentable apogeo cuando el protagonista, en la cárcel, inflige un grotesco castigo a dos convictos que lo estaban insultando. Es una escena cruda y desagradable, que no debería ser incluida en una supuesta diversión familiar.
La narración es estandarizada, ruidosamente superficial, y en ella se percibe la falta de un villano de peso. Hay un giro argumental interesante, el cual, sin embargo, no está desarrollado con coherencia y lleva a una serie de obvias contradicciones. De pronto, la película parece ir creando sus propias reglas sobre la marcha, para luego romper esas mismas reglas, una y otra vez.
Poseedores de un talento histriónico que aquí no pueden explotar, Will Smith y Charlize Theron se conforman con hacer acto de presencia. La dirección anónima de Peter Berg aporta el golpe final: “Hancock” no sobresale en ningún rubro, ni siquiera en cuanto a sus ostentosos trucos visuales.