¿Para qué asistimos a una cumbre con la Unión Europea?
Redacción La República redaccion@larepublica.net | Viernes 21 julio, 2023
Arnoldo André
Ministro de Relaciones Exteriores y Culto
La Cumbre Unión Europea-CELAC (Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños) que se llevó a cabo los días 17 y 18 de julio en la ciudad de Bruselas, en Bélgica, representa una oportunidad única para reafirmar la importancia del diálogo constructivo y la cooperación entre ambas regiones. Es un espacio necesario, oportuno y urgente, al que Costa Rica asistió con propósitos claros y con un mapa de acciones en materia de cooperación para el desarrollo.
La Cumbre fue un punto de unión y colaboración entre dos regiones que se encontraron en el tiempo y que, a la fecha, compartimos valores, intereses y desafíos comunes. Sin embargo, una Cumbre de este tipo no sólo se traduce en compartir experiencias, intercambiar opiniones, sino en unir fuerzas y acordar cursos de acción para construir todos juntos un futuro más próspero y resiliente para nuestros países y nuestros pueblos.
La Unión Europea y América Latina y el Caribe somos dos aliados naturales. Nos unen la historia, los valores y una visión similar del mundo. El diálogo en este tipo de foros es una muestra clara de que los problemas que nos afectan no reconocen fronteras y que la solución a estos desafíos solo se puede alcanzar a través de la colaboración, la confianza, el respeto mutuo y la solidaridad. La presencia de los países en esta Cumbre lanza un mensaje poderoso en favor del multilateralismo, en un momento en que el mundo enfrenta incertidumbres y tensiones.
La Cumbre fue también una oportunidad para reforzar lazos culturales, históricos y comerciales entre nuestras regiones; ambas poseemos una rica diversidad cultural y una herencia histórica que nos vincula y nos enriquece mutuamente. En este sentido, buscamos impulsar intercambios en áreas como la educación, la ciencia, la tecnología, la cultura y la innovación.
Durante esta gira de trabajo en Bélgica, me complace destacar que Costa Rica firmó una carta de intenciones sobre el intercambio de información en la lucha contra el crimen organizado y el tráfico ilícito de drogas, en una reunión con el viceprimer ministro y ministro de Justicia y del Mar del Norte, Sr. Vincent Van Quickenborne. Este documento permitirá estrechar los vínculos en temas de seguridad.
En esa misma línea, hubo una reunión de alto nivel con el alcalde de Amberes, señor Bart de Wever, para reafirmar el compromiso de Costa Rica en la definición de acciones contra el crimen organizado.
Otro hito importante de esta gira de trabajo fue la firma de un Acuerdo Marco de Cooperación firmado con el ministro de Cooperación al Desarrollo y Asuntos Humanitarios de Luxemburgo, Franz Fayot, cuyo objetivo es la promoción de la cooperación técnica, económica, científica y cultural: un logro muy importante para nuestras relaciones bilaterales.
La presencia de Costa Rica en esta Cumbre tuvo el claro propósito de estrechar sus vínculos políticos, de cooperación y comercio con la Unión Europea, así como reafirmar el interés de construir acciones conjuntas en temas de buena gobernanza, democracia, derechos humanos, combate al narcotráfico y la exclusión de Costa Rica de la lista gris de la UE que incluye a países no cooperantes en materia fiscal.
Alianzas duraderas. Desde el año 1984, con el establecimiento de la Delegación de la Unión Europea en Costa Rica, ha sido uno de los socios estratégicos más importantes para Costa Rica. Nuestro trabajo en equipo, la confianza y la solidaridad mutua han dado resultados muy positivos, gracias a instrumentos como el Acuerdo de Diálogo Político y Cooperación, que entró en vigor en el 2014, y el Acuerdo de Asociación
Unión Europea-Centroamérica, que firmamos en junio del 2012. Gracias a estos instrumentos hemos intensificado el diálogo político, favoreciendo la cooperación en temas de integración regional, cohesión social, medio ambiente, ciencia y tecnología, educación y comercio.
En términos de exportaciones, la Unión Europea es el segundo socio comercial de Costa Rica, después de Estados Unidos; sin embargo, Costa Rica es el socio más importante de la Unión Europea en Centroamérica.
Mediante las estrategias de Diplomacia Pública se han activado acciones concretas con actores de la sociedad civil, sector privado, universidades, jóvenes, mujeres, y medios de comunicación, que definitivamente han estrechado los vínculos de colaboración entre la UE y nuestro país. Podemos señalar actividades anuales puntuales, como el Premio Anual Igualdad de Género Unión Europea-Costa Rica; el Festival de Cine Europeo, la limpieza de playas; charlas en universidades y foros de análisis sobre el papel de la UE en el mundo y en Costa Rica, entre otras.
Celebro también que nos une una robusta agenda de cooperación con focos de acción en materia de descarbonización, digitalización e innovación; y el apoyo en temas de movilidad humana, refugiados y migración.
Prueba de esto fue la firma, en junio pasado, del Plan Indicativo Plurianual 2021-2027: un instrumento de cooperación bilateral firmado con la UE por un monto de 14 millones de euros y que retrata el interés de la Unión Europea en profundizar su cooperación con nosotros y con la región para responder a los desafíos comunes y promover una transición verde y digital justa, orientada al logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
La Cumbre UE-CELAC representó un espacio de diálogo y cooperación orientado a construir puentes entre dos regiones con un potencial extraordinario. La colaboración entre la Unión Europea y la CELAC no solo beneficiará a nuestros pueblos, sino que también enviará un mensaje contundente al mundo sobre la importancia de la solidaridad y la colaboración para enfrentar los desafíos globales.
Nuestra ruta de política exterior está convencida en que una cooperación más estrecha y eficaz, basada en el diálogo y el mutuo entendimiento, puede contribuir a dar un salto aportando sinergias con visión y perspectivas de futuro, así como al desarrollo de nuestro capital humano y de crear sociedades más capacitadas para enfrentar los complejos desafíos del siglo XXI.
Cada día es una oportunidad para cuestionarnos cómo moldear el presente y el futuro que queremos heredar a las próximas generaciones y cómo convertir la política exterior y el diálogo en herramientas para la construcción de comunidades más prósperas y resilientes, sin que nadie se quede atrás