País carece de diplomáticos de carrera
Redacción La República redaccion@larepublica.net | Lunes 05 julio, 2010
Canciller René Castro asegura que existe “inopia”
País carece de diplomáticos de carrera
Más del 70% de los puestos de embajador actuales es de nombramientos a dedo
¿Quién dice que para ser embajador del país ante la Santa Sede, Francia, China, España o cualquier otro lugar del mundo, es necesario ser diplomático de carrera y graduado de relaciones internacionales? Lo único que se requiere es ser profesional, hacer unos cursos en la Cancillería, aprobar exámenes y lo más importante de todo, estar bien conectado con el gobierno de turno para ser nombrado en el servicio exterior.
Y es que tan solo el 30% de los embajadores costarricenses son diplomáticos de carrera, el resto son economistas, ingenieros, arquitectos, politólogos, periodistas, abogados y hasta especialistas en arte contemporáneo y artes dramáticas, entre otros oficios.
Cada vez que un gobierno inicia su gestión, como en el caso de Laura Chinchilla, presidenta de la República, se da una renovación de los puestos del servicio exterior, que no solo sirve para nombrar embajadores, sino también ministros consejeros, cónsules generales y representantes ante organismos internacionales como la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y la Organización de los Estados Americanos en distintas partes del mundo.
En el pasado, la asignación de puestos servía a los gobiernos de turno para nombrar a sus familiares y colaboradores cercanos en la campaña en lugares privilegiados en el exterior; sin embargo, con la profesionalización esto ha cambiado, asegura René Castro, canciller de la República.
“El país no tiene todavía un número de profesionales suficientes para cubrir todos los puestos de carrera y es usual que tengamos concursos donde no participa nadie, incluso hemos tenido vacantes que no se han podido llenar para lugares como Nueva York y la India, cuando eso sucede, se nombran profesionales en comisión, o sea designados por el gobierno. Cada vez hay más profesionales en diplomacia que se irán incorporando poco a poco. Creo que cada vez es menos discrecional y menos subjetivo el proceso”, agregó Castro.
Para las autoridades del Ministerio de Relaciones Exteriores, los profesionales recién graduados en relaciones internacionales cumplen los requisitos para iniciar en los niveles inferiores del servicio exterior, pero a estos no les interesan los puestos que ofrece la Cancillería por el bajo salario y porque los puestos son muy lejos del país.
Los requisitos impuestos por Costa Rica para ser embajador son mínimos en comparación con otros países como España, Argentina y Brasil, donde existe un sistema estricto de selección que solo da margen al gobierno de turno para que designe entre un 5% y un 10% de sus embajadores bajo el régimen de confianza.
Asimismo, los aspirantes deben concursar para ingresar a institutos especializados de enseñanza, en donde se prepararán durante al menos cuatro años y de esta forma, optar por un puesto en el escalafón más bajo del servicio exterior. En el caso de Brasil, la carrera de un diplomático necesita al menos 20 años para ser embajador.
Sobre este tema, el ex canciller Roberto Tovar (2002-2006), lamentó que tras su gestión se haya dado un retroceso abismal, ya que asegura que casi logró que el 100% de los puestos fuera ocupado por funcionarios de carrera.
“Lo que hicimos durante cuatro años no sirvió de mucho, porque los diplomáticos de carrera descuidaron lo que logramos y los nuevos gobiernos promovieron un retroceso y eso es lo que tenemos ahora”, indicó Tovar.
Un criterio similar sostiene Edgar Ugalde, embajador en Colombia y uno de los diplomáticos de carrera con más experiencia en el servicio exterior.
“Cuando uno es funcionario de carrera, sabe que esa es su carrera para el resto de su vida, con todos los altibajos que conlleva y esto permite experiencia y profesionalización, con las cosas buenas y las cosas no tan buenas; esa es su carrera, hasta que uno se jubile. Hay gente que se mete en esto y puede hacer un buen trabajo, pero lo idóneo es la profesionalización del servicio”, indicó Ugalde.
Uno de los últimos nombramientos políticos que el Gobierno realizó, fue el de Eduardo Ulibarri, periodista y ex director de La Nación, en la ONU.
“Durante las últimas semanas he estado en un proceso de inducción sobre los mecanismos de trabajo de la Cancillería y de estudio, de manera individual y con el aporte del Ministerio, sobre la metodología de trabajo en la ONU, yo creo que todo va más o menos como esperaba”, expresó.
Esteban Arrieta
earrieta@larepublica.net
País carece de diplomáticos de carrera
Más del 70% de los puestos de embajador actuales es de nombramientos a dedo
¿Quién dice que para ser embajador del país ante la Santa Sede, Francia, China, España o cualquier otro lugar del mundo, es necesario ser diplomático de carrera y graduado de relaciones internacionales? Lo único que se requiere es ser profesional, hacer unos cursos en la Cancillería, aprobar exámenes y lo más importante de todo, estar bien conectado con el gobierno de turno para ser nombrado en el servicio exterior.
Y es que tan solo el 30% de los embajadores costarricenses son diplomáticos de carrera, el resto son economistas, ingenieros, arquitectos, politólogos, periodistas, abogados y hasta especialistas en arte contemporáneo y artes dramáticas, entre otros oficios.
Cada vez que un gobierno inicia su gestión, como en el caso de Laura Chinchilla, presidenta de la República, se da una renovación de los puestos del servicio exterior, que no solo sirve para nombrar embajadores, sino también ministros consejeros, cónsules generales y representantes ante organismos internacionales como la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y la Organización de los Estados Americanos en distintas partes del mundo.
En el pasado, la asignación de puestos servía a los gobiernos de turno para nombrar a sus familiares y colaboradores cercanos en la campaña en lugares privilegiados en el exterior; sin embargo, con la profesionalización esto ha cambiado, asegura René Castro, canciller de la República.
“El país no tiene todavía un número de profesionales suficientes para cubrir todos los puestos de carrera y es usual que tengamos concursos donde no participa nadie, incluso hemos tenido vacantes que no se han podido llenar para lugares como Nueva York y la India, cuando eso sucede, se nombran profesionales en comisión, o sea designados por el gobierno. Cada vez hay más profesionales en diplomacia que se irán incorporando poco a poco. Creo que cada vez es menos discrecional y menos subjetivo el proceso”, agregó Castro.
Para las autoridades del Ministerio de Relaciones Exteriores, los profesionales recién graduados en relaciones internacionales cumplen los requisitos para iniciar en los niveles inferiores del servicio exterior, pero a estos no les interesan los puestos que ofrece la Cancillería por el bajo salario y porque los puestos son muy lejos del país.
Los requisitos impuestos por Costa Rica para ser embajador son mínimos en comparación con otros países como España, Argentina y Brasil, donde existe un sistema estricto de selección que solo da margen al gobierno de turno para que designe entre un 5% y un 10% de sus embajadores bajo el régimen de confianza.
Asimismo, los aspirantes deben concursar para ingresar a institutos especializados de enseñanza, en donde se prepararán durante al menos cuatro años y de esta forma, optar por un puesto en el escalafón más bajo del servicio exterior. En el caso de Brasil, la carrera de un diplomático necesita al menos 20 años para ser embajador.
Sobre este tema, el ex canciller Roberto Tovar (2002-2006), lamentó que tras su gestión se haya dado un retroceso abismal, ya que asegura que casi logró que el 100% de los puestos fuera ocupado por funcionarios de carrera.
“Lo que hicimos durante cuatro años no sirvió de mucho, porque los diplomáticos de carrera descuidaron lo que logramos y los nuevos gobiernos promovieron un retroceso y eso es lo que tenemos ahora”, indicó Tovar.
Un criterio similar sostiene Edgar Ugalde, embajador en Colombia y uno de los diplomáticos de carrera con más experiencia en el servicio exterior.
“Cuando uno es funcionario de carrera, sabe que esa es su carrera para el resto de su vida, con todos los altibajos que conlleva y esto permite experiencia y profesionalización, con las cosas buenas y las cosas no tan buenas; esa es su carrera, hasta que uno se jubile. Hay gente que se mete en esto y puede hacer un buen trabajo, pero lo idóneo es la profesionalización del servicio”, indicó Ugalde.
Uno de los últimos nombramientos políticos que el Gobierno realizó, fue el de Eduardo Ulibarri, periodista y ex director de La Nación, en la ONU.
“Durante las últimas semanas he estado en un proceso de inducción sobre los mecanismos de trabajo de la Cancillería y de estudio, de manera individual y con el aporte del Ministerio, sobre la metodología de trabajo en la ONU, yo creo que todo va más o menos como esperaba”, expresó.
Esteban Arrieta
earrieta@larepublica.net