País atraviesa sendero estrecho y espinoso
Wilmer Murillo wmurillo@larepublica.net | Miércoles 20 febrero, 2008
Turbulencia económica obliga a autoridades del Banco Central a recomendar prudencia
País atraviesa sendero estrecho y espinoso
• Autoridad monetaria reconoce que manejo de las tasas de interés como herramienta contra la inflación no ha funcionado
• Entidad plantea acciones prudenciales para frenar expansión del crédito
Wilmer Murillo
wmurillo@larpublica.net
La economía de Costa Rica atraviesa por un sendero estrecho y espinoso.
Esta es la valoración que hacen los representantes del Banco Central ante la posible influencia de factores externos sobre la economía del país, razón por la cual recomiendan prudencia a la hora de hacer negocios.
Esto ocurre un mes luego de que las autoridades aseguraran que la economía costarricense estaba “mejor preparada” para hacer frente a la turbulencia que atraviesa la economía norteamericana.
Existe un entorno externo que genera incertidumbre, principalmente vinculado a desaceleración de la economía estadounidense, de donde provienen los turistas, la inversión, las importaciones y en donde Costa Rica vende la mayor parte de su producción.
“La discusión ahora no es si habrá recesión, sino sobre su magnitud y cómo golpeará a nuestra economía y los distintos sectores productivos”, dijo Francisco de Paula Gutiérrez, presidente del Banco Central durante una reunión con empresarios organizada por la Cámara de Comercio.
“Las aguas son ahora menos calmas”, advirtió Gutiérrez, razón por la cual adujo que, empezando por la banca, hay que ejercer mayor cautela y prudencia en la toma de decisiones.
Los proyectos de la banca comercial para hacer crecer sus carteras de préstamos es uno de los motivos de preocupación para las autoridades del ente emisor, ante una desaceleración de la economía, variaciones del tipo de cambio y subidas de los tipos de interés que afectarían la capacidad de pago de la gente, principalmente aquella endeudada agresivamente en moneda extranjera.
Tal variabilidad de riesgos llevó a plantear a Gutiérrez la conveniencia de explorar medidas de tipo prudencial para que a través de la Superintendencia General de Entidades Financieras (Sugef) los bancos que tiendan a expandir el crédito también sean obligados a recapitalizarse.
Aunque no hay una cuantificación de los efectos negativos de una recesión en Estados Unidos, vaticinó que Costa Rica debe esperar, dado el grado de apertura de su economía, una caída de su producto interno bruto en un 1%, por cada punto de menor crecimiento de la economía norteamericana.
Esa desaceleración golpeará el ingreso de remesas a la región y la demanda de productos de Centroamérica, uno de sus principales socios comerciales que tendería a “comprarnos menos”, agregó.
En estas circunstancias Gutiérrez prevé que 2008 será un año de moderación en el crecimiento productivo y una ampliación del déficit en la cuenta corriente y un ingreso de la inversión extranjera más incierto. Por el lado amable, vislumbra una leve reducción de la inflación y la estabilidad de las finanzas públicas.
En medio de un clima incierto y de presiones inflacionarias, del instrumental para cumplir con la meta de llevar este año la inflación a un 8%, han desaparecido los tipos de interés.
Tasas altas incrementan el ingreso de capitales especulativos que obligan al Banco a comprar dólares que inyectan liquidez a la economía, la cual tiene que ser retirada de inmediato por el Banco para no aumentar sus pérdidas. Si no lo hace, suben las presiones inflacionarias.
Por su parte, tasas bajas desestimulan el ahorro en términos reales y también incentivan el gasto excesivo o inflacionario.
Se escogió el peor de los males o tasas bajas, apuntando al mediano plazo a reducir el ingreso de capitales especulativos que aumentan la volatilidad del mercado cambiario cuando se marchan. La situación es complicada y el Banco Central se mueve por un camino angosto y lleno de espinas, reconoció Gutiérrez.
El anclaje cambiario que se está dando para contener la inflación, no es algo que quisiera el Central por mucho tiempo, pero las tasas de interés como el principal instrumento de política monetaria es algo a lo que se ha renunciado por el momento, dijo Gutiérrez.
Los análisis internos del Banco Central que comparte con el Fondo Monetario, sugieren que el tipo de cambio real de equilibrio se halla básicamente donde está. De modo que el Central considera que el sistema de bandas permite mantenerlo en un rango adecuado, y puesto que las bandas son un proceso de transición hacia las metas de inflación, se mantendrán a sabiendas de que la autoridad monetaria renuncia parcialmente a las tasas de interés como el principal instrumento de política monetaria y control de la inflación mientras el tipo de cambio se mantenga pegado al piso.
Despegar el tipo de cambio de la banda inferior, le permitiría al Banco Central controlar mejor las variables con las tasas de interés.
En el tanto que el tipo de cambio se separe del límite inferior de la banda, se abrirán espacios a la autoridad monetaria para manejar a través de tasas de interés el peso del ajuste de su política, y depender paulatinamente menos del tipo de cambio para controlar la inflación.
Gutiérrez dijo sin embargo, ante la pregunta de por qué no quita entonces las bandas, que la entidad irá dando los pasos apropiados conforme se sienta cómodo.
La transición hacia una flotación administrada es un tema de largo y no de corto plazo. “Para bajar la inflación rápido lo fácil es dejar que la moneda se sigua apreciando más. Se obtendría una rápida ganancia pero con consecuencia más graves”, concluyó el jerarca.
País atraviesa sendero estrecho y espinoso
• Autoridad monetaria reconoce que manejo de las tasas de interés como herramienta contra la inflación no ha funcionado
• Entidad plantea acciones prudenciales para frenar expansión del crédito
Wilmer Murillo
wmurillo@larpublica.net
La economía de Costa Rica atraviesa por un sendero estrecho y espinoso.
Esta es la valoración que hacen los representantes del Banco Central ante la posible influencia de factores externos sobre la economía del país, razón por la cual recomiendan prudencia a la hora de hacer negocios.
Esto ocurre un mes luego de que las autoridades aseguraran que la economía costarricense estaba “mejor preparada” para hacer frente a la turbulencia que atraviesa la economía norteamericana.
Existe un entorno externo que genera incertidumbre, principalmente vinculado a desaceleración de la economía estadounidense, de donde provienen los turistas, la inversión, las importaciones y en donde Costa Rica vende la mayor parte de su producción.
“La discusión ahora no es si habrá recesión, sino sobre su magnitud y cómo golpeará a nuestra economía y los distintos sectores productivos”, dijo Francisco de Paula Gutiérrez, presidente del Banco Central durante una reunión con empresarios organizada por la Cámara de Comercio.
“Las aguas son ahora menos calmas”, advirtió Gutiérrez, razón por la cual adujo que, empezando por la banca, hay que ejercer mayor cautela y prudencia en la toma de decisiones.
Los proyectos de la banca comercial para hacer crecer sus carteras de préstamos es uno de los motivos de preocupación para las autoridades del ente emisor, ante una desaceleración de la economía, variaciones del tipo de cambio y subidas de los tipos de interés que afectarían la capacidad de pago de la gente, principalmente aquella endeudada agresivamente en moneda extranjera.
Tal variabilidad de riesgos llevó a plantear a Gutiérrez la conveniencia de explorar medidas de tipo prudencial para que a través de la Superintendencia General de Entidades Financieras (Sugef) los bancos que tiendan a expandir el crédito también sean obligados a recapitalizarse.
Aunque no hay una cuantificación de los efectos negativos de una recesión en Estados Unidos, vaticinó que Costa Rica debe esperar, dado el grado de apertura de su economía, una caída de su producto interno bruto en un 1%, por cada punto de menor crecimiento de la economía norteamericana.
Esa desaceleración golpeará el ingreso de remesas a la región y la demanda de productos de Centroamérica, uno de sus principales socios comerciales que tendería a “comprarnos menos”, agregó.
En estas circunstancias Gutiérrez prevé que 2008 será un año de moderación en el crecimiento productivo y una ampliación del déficit en la cuenta corriente y un ingreso de la inversión extranjera más incierto. Por el lado amable, vislumbra una leve reducción de la inflación y la estabilidad de las finanzas públicas.
En medio de un clima incierto y de presiones inflacionarias, del instrumental para cumplir con la meta de llevar este año la inflación a un 8%, han desaparecido los tipos de interés.
Tasas altas incrementan el ingreso de capitales especulativos que obligan al Banco a comprar dólares que inyectan liquidez a la economía, la cual tiene que ser retirada de inmediato por el Banco para no aumentar sus pérdidas. Si no lo hace, suben las presiones inflacionarias.
Por su parte, tasas bajas desestimulan el ahorro en términos reales y también incentivan el gasto excesivo o inflacionario.
Se escogió el peor de los males o tasas bajas, apuntando al mediano plazo a reducir el ingreso de capitales especulativos que aumentan la volatilidad del mercado cambiario cuando se marchan. La situación es complicada y el Banco Central se mueve por un camino angosto y lleno de espinas, reconoció Gutiérrez.
El anclaje cambiario que se está dando para contener la inflación, no es algo que quisiera el Central por mucho tiempo, pero las tasas de interés como el principal instrumento de política monetaria es algo a lo que se ha renunciado por el momento, dijo Gutiérrez.
Los análisis internos del Banco Central que comparte con el Fondo Monetario, sugieren que el tipo de cambio real de equilibrio se halla básicamente donde está. De modo que el Central considera que el sistema de bandas permite mantenerlo en un rango adecuado, y puesto que las bandas son un proceso de transición hacia las metas de inflación, se mantendrán a sabiendas de que la autoridad monetaria renuncia parcialmente a las tasas de interés como el principal instrumento de política monetaria y control de la inflación mientras el tipo de cambio se mantenga pegado al piso.
Despegar el tipo de cambio de la banda inferior, le permitiría al Banco Central controlar mejor las variables con las tasas de interés.
En el tanto que el tipo de cambio se separe del límite inferior de la banda, se abrirán espacios a la autoridad monetaria para manejar a través de tasas de interés el peso del ajuste de su política, y depender paulatinamente menos del tipo de cambio para controlar la inflación.
Gutiérrez dijo sin embargo, ante la pregunta de por qué no quita entonces las bandas, que la entidad irá dando los pasos apropiados conforme se sienta cómodo.
La transición hacia una flotación administrada es un tema de largo y no de corto plazo. “Para bajar la inflación rápido lo fácil es dejar que la moneda se sigua apreciando más. Se obtendría una rápida ganancia pero con consecuencia más graves”, concluyó el jerarca.