Nota de Tano
Gaetano Pandolfo gpandolfo@larepublica.net | Martes 12 enero, 2016
Repletos de dinero, pero no tienen trabajo.
Llegaron tan alto en sus carreras, incluso siendo directores técnicos en campeonatos mundiales, que ahora no pueden quemarse.
Viven de la renta, pero alejados del fútbol.
¡Vaya ironía!
No pueden cobrar barato porque cobraron caro.
No les agrada entrenar a equipos pequeños porque no son de su nivel profesional; educados, con academia, políglotas, adinerados, ven transcurrir los torneos de verano, invierno, otoño y primavera y los dirigentes no los vuelven a ver.
A la espera de una oportunidad, pasan los años... uno, dos, tres, cuatro y no sale “su chance”.
Quedaron atrapados en su propia trayectoria de éxitos.
¡Qué paradoja!
Observan, algunos escondidos en sus caras residencias, cómo colegas de menos renombre, menos éxito, menos fortuna y menos academia, saltan de un equipo al otro sin mayores problemas y hoy están con Carmelita, ayer con Santos, anteayer con Pérez Zeledón, después con Limón, la UCR y siempre tienen trabajo.
Y no es precisamente que se venden al mejor postor: es que tienen menos ego y cobran más barato, porque el trabajo honra y si alcanza para dar sustento a la familia, bienvenido sea y en buena hora.
Desde luego que a estos técnicos inflados y desocupados no les van a cortar la luz por falta de pago, ni deben sacar a sus retoños de la educación privada. El colchón alcanza, porque fueron millones de millones de colones los premios justamente recibidos, pero debe ser aburrido que pasen los años y quienes primero fueron jugadores y después entrenadores, hace rato y por gusto propio, decidieron cambiar el zacate por un cómodo sillón, desde donde miran cómo corre el balón en todos los rectángulos del planeta.
En el fútbol del primer mundo, técnicos de elite se dan años sabáticos: recuerdo a Lippi, Guardiola, Capello y hoy Ancelotti, pocos entrenadores suramericanos pueden darse ese lujo, lo hizo Bianchi y en zona de Concacaf ese receso voluntario de hecho no existe.
Unos pocos se salvaron porque se guindaron de la frondosa teta de la FIFA y nutren sus billeteras con los pagos que la multinacional da a sus analistas e instructores. Esta teta es riquísima y algunos compatriotas la saborean, ¿pero el resto?.
¿Será posible que jamás vuelva a ser técnico de un equipo por temor a quemarme? ¿Cómo doblegar ego y orgullo y si es necesario, empezar de cero?
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