Nota de Tano
Gaetano Pandolfo gpandolfo@larepublica.net | Viernes 27 febrero, 2015
El partido entre Saprissa y América se me pareció a tantas peleas de boxeo que hemos presenciado en que de repente, el pugilista que tiene controlado el combate pero no ha podido meter el golpe letal en la guardia de su contrincante, de pronto se descuida, se abre y recibe un “mazazo” al mentón que lo deja “groggy” y tambaleante.
El pugilista acusa el efecto de ese golpe directo a la mandíbula, ya en el noveno round de una pelea pactada a diez asaltos, baja los brazos y el rival se le abalanza y lo aniquila.
Nunca tan acertada esa frase lapidaria y famosa en el mundo de los deportes de que el que perdona pierde.
Saprissa perdonó y perdió y lo que pudo ser un 3-0 a su favor, con solo que sus jugadores metieran las oportunidades que tuvieron en los diez primeros minutos del segundo tiempo, se les devolvió y fueron ellos los que encajaron tres anotaciones de las Águilas, equipo que dentro de las circunstancias del partido, ya había enviado claros mensajes de que sabía llegar a puerta rival.
El remate que pegó en el poste Darwin Quintero y el “gol muerto” que perdió Moisés Velasco en la cara de Danny Carvajal lo comprobaron.
Gabriel Badilla, capitán del Saprissa, lo dijo muy claro: el resultado del partido fue una lección de vida porque fue una confrontación muy singular, poco repetida en los escenarios del deporte universal, tanto que fue suficiente un error en un servicio, un contragolpe fulminante y un gol, para que el Monstruo se derritiera como las torres gemelas el 11 de setiembre de 2001.
Si el partido hubiera estado parejo, el campeón nacional no se derrumba como lo hizo tras el primer traspié. Saprissa se hundió mentalmente y se cayó anímicamente con el gol de Pablo Aguilar, por los antecedentes que se presentaron en el cotejo, demasiados favorables para las huestes de Jeaustin Campos y que no supieron aprovechar.
Fue un partido atípico con un resultado injusto.
A la espera de lo que sucedió anoche entre la Liga y el D.C. United, felicitar al Herediano por su empate frente al Olimpia que le deja la eliminatoria abierta y por lo sucedido en el Ricardo Saprissa, queda el Team como el rival de las Águilas en las instancias semifinales de esta Liga de Campeones.
Buen planteamiento táctico de Mauricio Wright, un 3-5-1-1 que funcionó acorde con las necesidades del juego y que soportó todas las llamas vertidas en el infierno que anunciaron los fanáticos del Olimpia.
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