¡No soy Mayi!
Gaetano Pandolfo gpandolfo@larepublica.net | Viernes 20 febrero, 2009
¡No soy Mayi!
Gaetano Pandolfo
Le preguntaron a don Oscar Arias, qué opinaba de que doña Laura Chinchilla manifestara en una entrevista que no es como él, que son muy diferentes y el Presidente respondió.
“Tiene razón doña Laura, somos diferentes; primero, ella es mujer; yo, hombre; además, sumo 40 años en política; ella, apenas empieza”.
Algo similar me sucede.
En una columna reciente aludí con nombres y apellidos a una serie de intelectuales de enorme prestigio que no se cansan de atacar la labor del Gobierno y algunos respondieron con un mayor bombardeo de críticas.
Toca a doña Mayi responder; no trabajo en Casa Presidencial, ni soy relacionista pública del Gobierno para defender la obra oficial.
Opino como ciudadano, puedo estar equivocado.
Soy de los que están agradecidos con don Oscar por querer volver a servirle al país desde la Presidencia.
Para mí, simple mortal, es un honor que sea el Presidente de Costa Rica.
Me encanta su ego positivo; lo percibo humilde, reservado, tímido. Lo percibo pleno de valores, esencia de los seres humanos.
Su gobierno (1986-90), fue espectacular y cifré grandes esperanzas en que este podía superarlo. Lamentable o dichosamente (me apunto a lo primero), no logró la mayoría legislativa que él creyó tendría para poner a caminar a nuestra Patria. El país se trabó; se enclochó y a don Oscar le ha costado meter primera. Lo está logrando.
La oposición ha sido mezquina (mucho más que otras); los ataques personales continuos y arteros.
El médico Rodrigo Cabezas Moya, en un foro de este diario el jueves 5, afirma que no ha leído de ninguno de los analistas a los que hago referencia, la frase “Costa Rica está presidida por un corrupto”.
Tampoco lo dije.
Escribí: “señalan y señalan y pretenden hacernos creer, de verdad, que Costa Rica está presidida por un corrupto”.
Pretenden, don Rodrigo, pretenden.
Ahora.
¿Qué opinión podemos tener de nuestro Presidente, cuando lo señalan de doblar el brazo a los magistrados de la Sala Constitucional para aprobar la reelección; que perdió las elecciones y su victoria fue producto de un fraude; que el TLC fue impuesto y en su gobierno las mujeres mueren quemadas en las bombas de cobalto?
Esto no lo hace un sacristán.
Gaetano Pandolfo
Le preguntaron a don Oscar Arias, qué opinaba de que doña Laura Chinchilla manifestara en una entrevista que no es como él, que son muy diferentes y el Presidente respondió.“Tiene razón doña Laura, somos diferentes; primero, ella es mujer; yo, hombre; además, sumo 40 años en política; ella, apenas empieza”.
Algo similar me sucede.
En una columna reciente aludí con nombres y apellidos a una serie de intelectuales de enorme prestigio que no se cansan de atacar la labor del Gobierno y algunos respondieron con un mayor bombardeo de críticas.
Toca a doña Mayi responder; no trabajo en Casa Presidencial, ni soy relacionista pública del Gobierno para defender la obra oficial.
Opino como ciudadano, puedo estar equivocado.
Soy de los que están agradecidos con don Oscar por querer volver a servirle al país desde la Presidencia.
Para mí, simple mortal, es un honor que sea el Presidente de Costa Rica.
Me encanta su ego positivo; lo percibo humilde, reservado, tímido. Lo percibo pleno de valores, esencia de los seres humanos.
Su gobierno (1986-90), fue espectacular y cifré grandes esperanzas en que este podía superarlo. Lamentable o dichosamente (me apunto a lo primero), no logró la mayoría legislativa que él creyó tendría para poner a caminar a nuestra Patria. El país se trabó; se enclochó y a don Oscar le ha costado meter primera. Lo está logrando.
La oposición ha sido mezquina (mucho más que otras); los ataques personales continuos y arteros.
El médico Rodrigo Cabezas Moya, en un foro de este diario el jueves 5, afirma que no ha leído de ninguno de los analistas a los que hago referencia, la frase “Costa Rica está presidida por un corrupto”.
Tampoco lo dije.
Escribí: “señalan y señalan y pretenden hacernos creer, de verdad, que Costa Rica está presidida por un corrupto”.
Pretenden, don Rodrigo, pretenden.
Ahora.
¿Qué opinión podemos tener de nuestro Presidente, cuando lo señalan de doblar el brazo a los magistrados de la Sala Constitucional para aprobar la reelección; que perdió las elecciones y su victoria fue producto de un fraude; que el TLC fue impuesto y en su gobierno las mujeres mueren quemadas en las bombas de cobalto?
Esto no lo hace un sacristán.