No podemos abandonar a Venezuela, es HASTA EL FINAL
Miguel Angel Rodríguez marodrige@gmail.com | Lunes 19 agosto, 2024
Miguel Ángel Rodríguez
Expresidente
Costa Rica
Cuando escribo este artículo ya han pasado varias horas desde que los venezolanos expatriados manifestaron su apoyo a la democracia y al respeto a la elección del Presidente Edmundo González en Oceanía, se producen las manifestaciones en Europa y pronto darán inicio en América para terminar en Hawái ya en horas de la noche en nuestro país.
Son manifestaciones en que se expresan en libertad y sin riesgos los casi 8 millones de venezolanos que han debido abandonar patria, familia, amigos y bienes para poder sobrevivir ante el empobrecimiento bestial causado por la dictadura que agobia a su patria, y para poder vivir en libertad ante los horrores de la represión que impera en Venezuela.
Son las horas en que hoy, sábado 17 de agosto, los venezolanos que viven en su país también se manifiestan. Jóvenes y viejos, mujeres y hombres, personas con recursos y personas muy pobres marchan por las calles de las ciudades de su país demandando que se respete el resultado de las elecciones del pasado 28 de julio. Participan personas que ya por años se han opuesto al régimen autoritario que les cercena libertades y los empobrece, y personas que hace poco tiempo todavía alentaban las esperanzas de superación con las que les mintió por años la dictadura.
Son personas valientes que enfrentan enormes riesgos. Más de 23 personas han sido asesinadas durante sus pacíficas manifestaciones posteriores a esos comicios. Cientos han sido secuestrados de sus casas. Han entrado en la noche a los edificios destruyendo elevadores, rompiendo puertas, secuestrando a pacíficos ciudadanos. La brutalidad ha sido sin límites
Y a pesar de eso marchan.
Se arriesgan, se exponen a ser golpeados y hasta a morir, a ser separados de sus familias y encarcelados sin más razón que la arbitrariedad. Y lo hacen porque las personas deseamos ser libres, que se respete nuestra dignidad, y por supuesto queremos sobrevivir y alimentar a los nuestros en nuestro propio suelo, con los nuestros, entre amigos.
Lo hacen a pesar de que Maduro trata de impedirlo y veo en videos que comparten los valientes caraqueños, como el ejército está en las calles con equipos y personal como si se tratara de enfrentar una inmensa invasión a su patria.
Marchan porque María Corina les ha infundido esperanza.
Lo ha hecho no infundiendo odio, sino moviendo a su gente hacia la esperanza.
Una esperanza perseverante. Una esperanza contagiosa, una esperanza en que el bien triunfa, y el mal se puede vencer. Una esperanza sin odio ni revanchismo.
Una esperanza construida con años y años de escuchar a los venezolanos en todos los rincones de su extensa geografía. De convivir con ellos. De sacrificarse viviendo separada de sus hijos, sin disfrutar egoístamente de los bienes de su familia como habría podido hacerlo doblegándose tranquila ante la dictadura y siendo indiferente a los sufrimientos de sus semejantes.
Una esperanza perseverante.
Una esperanza HASTA EL FINAL.
La mayoría de las naciones democráticas han denunciado el robo con nocturnidad y alevosía que la dictadura de Maduro quiere hacer de la elección que ganó limpiamente la oposición eligiendo a Edmundo González como su Presidente. Han pedido que se muestren las actas y se verifique el conteo de los votos con observadores imparciales. Han declarado que no es democracia simplemente inventar unos números y decir que ganó la dictadura sin ningún sustento, sin verificación, sin una sola acta, sin resultados de las mesas. Han declarado que el Presidente Edmundo González fue electo por la mayoría de los votantes.
Lo hizo ayer la OEA y lo hicieron en República Dominicana con motivo de la toma de posesión del Presidente Abinader 21 naciones y la Unión Europea.
Lamentablemente los gobiernos de Brasil, Colombia y México que en el pasado han apoyado a Maduro como sus amigos en el Foro de Sao Pablo y el Grupo de Puebla salieron con la peregrina idea de repetir las elecciones.
¿Repetirlas cuantas veces?, preguntó con contundencia María Corina. ¿Hasta que gane la dictadura?
¿Repetir un proceso que ha sido como una doble maratón con obstáculos a cada paso?
Eso es destruir la democracia.
En democracia las elecciones se hacen en condiciones iguales para los diversos competidores, los ciudadanos votan libremente, los comicios aceptan observación internacional, los votos en las mesas se cuentan con los testigos de los partidos, cada partido puede recoger esos resultados, y el conteo del órgano electoral es público y ante los representantes de los partidos contendientes.
Y no se repiten, se aceptan.
La democracia volverá a Venezuela. La lucha adentro y afuera es HASTA EL FINAL.
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