Movilidad social
| Jueves 22 mayo, 2014
Sobre la definición del alcance de las políticas públicas, tendrán una ardua tarea los especialistas
Movilidad social
Uno de los temas más discutidos y, para mí, menos comprendidos en la esfera del desarrollo socioeconómico, es probablemente el de la movilidad social.
Quizá las implicaciones esperadas de este concepto, visto como una oportunidad cuando se piensa en la trayectoria ascendente en la escalera socioeconómica del país, fue uno de los grandes factores políticos, diferenciadores, que hoy por hoy tienen al PAC a la cabeza de Costa Rica.
Los costarricenses demandan oportunidades para progresar, competir en igualdad de condiciones y ser premiados de acuerdo con su nivel de esfuerzo y talento, independientemente de sus características personales (posición socioeconómica de los padres, género, culto o religión, preferencias sexuales) y físicas (talla, peso, color de piel).
El país deberá controlar y gestionar muchas cosas. Entre ellas, la influencia de la educación en este tema; los puntos de encuentro entre la academia y el ambiente laboral; la segregación residencial; la concentración de las zonas de negocios; el tipo de hogares de los padres de nuestras generaciones de niños y jóvenes.
También el desarrollo local de las comunidades; las oportunidades para el acceso a capacitación, financiamiento, información; los espacios públicos (transporte, parques); los límites entre lo que se acepta y lo que no (en las diferentes esferas) desde el objetivo de promoción de la movilidad (claramente sin desviarse de los objetivos de estabilidad política del país y régimen democrático altamente representativo de Costa Rica.
No nos vayamos a confundir con controles y gestión al estilo venezolano… ya ahí entraríamos a otro tipo de discusión).
Para lograr esta meta con una ruta sana, son prioritarias políticas públicas claras, enfocadas al manejo que se le dará a este tema.
Desde el punto de vista social, la percepción sobre la pobreza, por ejemplo, y las implicaciones de política pública sobre este fenómeno, son distintas cuando la composición de la pobreza es movible y cuando no lo es, pues si no se reduce el nivel de pobreza y hay baja movilidad social, los que nacen pobres viven pobres.
Por un asunto de naturaleza humana, si sabemos que nuestros esfuerzos serán reconocidos y premiados, nos esforzamos más, de ahí que la movilidad social crea una apuesta con efecto dominó positivo para la productividad y economía y sociedad de un país.
Mi opinión, es que cuando se trata de temas de alto impacto económico y social, la ligereza sale sobrando y la rigurosidad es una obligación.
Incluso en este tema: “todo extremo es malo”. Una movilidad social muy alta también tiene su lado negativo; de ahí la necesidad de que todas las cartas se pongan sobre la mesa.
Si es que realmente el PAC priorizará este tema, debería empezarse por mapear muy bien la movilidad social costarricense, para entonces optimizarla hasta el punto en que beneficie el escenario específico del país... sobre la definición del alcance de las políticas públicas, tendrán una ardua tarea los especialistas.
Alejandra Esquivel G.
alejandra.esquivel.guzman@gmail.com