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Maternidad, naturaleza y patria

Arnoldo Mora mora_arnoldo@hotmail.com | Viernes 14 agosto, 2015


En estas celebraciones lo que se honra es el misterio de la VIDA como valor supremo

Maternidad, naturaleza y patria

La segunda mitad del año se inicia en Costa Rica con una serie de celebraciones profundamente arraigadas en la cultura popular porque todas tienen que ver con el culto a la maternidad. Es el culto al misterio de la vida o, más exactamente, a la mujer en cuanto posee el privilegio único de trasmitir la vida.
¿Se trata aquí de una reminiscencia de los cultos de las religiones de la fecundidad características del neolítico, época en que las mujeres descubrieron y desarrollaron la agricultura, creando con ello la vida sedentaria y lo que entendemos por “familia”, tanto la tribunal de edades ancestrales, como la actual donde la consanguinidad (apellidos) y la herencia (material y el estatus social) han jugado un papel decisivo?
Posiblemente. Pero también en el caso específico de Costa Rica, país dotado de una de las mayores biodiversidades por metro cuadrado del planeta, esta época del año coincide con el periodo previo a los meses de más intensas lluvias y humedad en la región más poblada y que más decisivamente ha marcado la historia política y cultural del país, como es la Meseta Central. Estoy hablando en concreto de las semanas que van del 2 de agosto al 15 de setiembre.
Es este periodo de inicios de la segunda mitad del año que antecede a los meses de finales de año como son la segunda quincena de setiembre, octubre y noviembre, tiempo en que tradicionalmente la Meseta Central se ve afectada por fuertes temporales, en que los costarricenses celebramos el culto a la fertilidad humana, honrando la maternidad con ritos religiosos, con encuentros familiares y con celebraciones patrióticas.
El 2 de agosto las mayorías católicas honran a su patrona, la Virgen de los Ángeles que, en el caso de la imagen de la Negrita, tiene más de madre que de virgen porque aparece como una joven con un niño recién nacido en sus brazos (¿una diosa de la fecundidad de origen gûetar?).
El 15 de agosto (mañana) celebramos en el seno de las familias el Día de la Madre o, más exactamente, de las madres en plural, pues en la familia tradicional todavía imperante en nuestro medio, hay muchas madres: las abuelas, las suegras, las tías, las hermanas y las cuñadas con hijos… todas son madres y todas son festejadas en el seno de los hogares ese día.
Finalmente, en el 15 de setiembre se celebra el Día de la Independencia honrando a la Patria como madre; en el himno nacional cantamos: “¡Salve oh Tierra gentil! ¡Salve oh madre de amor!”. Costa Rica, por ende, no es la “Patria” de todos los ciudadanos sino la “Matria” de sus hijos.
Esas celebraciones se han visto desvirtuadas por la sociedad de consumo, que ve una ocasión para hacer negocios y no para preservar los valores que les dieron origen. Por eso se impone hacer una reflexión crítica a fin de recuperar su sentido auténtico dentro del contexto actual.
No se trata tanto de suspirar por el pasado (cosa legítima en el plano estético) sino de asumir el presente y el futuro con conciencia axiológica. En estas celebraciones lo que se honra es el misterio de la VIDA como valor supremo.
Costa Rica posee en su biodiversidad su mayor riqueza natural. El costarricense debe cuestionarse qué está haciendo con este don de la Naturaleza (de Dios para el creyente). Solo así tendrán sentido rituales públicos y sentimientos íntimos.

Arnoldo Mora
 

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