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COLUMNISTAS


¡Los momentos estelares en la historia patria!

Emilio Bruce ebjreproduccion@gmail.com | Viernes 27 agosto, 2021


Sinceramente

Cada país tiene momentos estelares en su existencia. Así vivimos el día en que Cristóbal Colón pisó nuestro suelo, o cuando nos llegó y aceptamos la independencia del Reino de España, o el momento en que el país enfrentó la amenaza de invasión filibustera y se preparó para su defensa con un ejército maravilloso de vanguardia y a la población con la descripción de lo que se nos venía encima, de las consecuencias de la lucha que vendría. Costa Rica vio uno de sus momentos estelares con la fundación de la Universidad de Santo Tomás y luego con la de la Universidad de Costa Rica. En el campo de la educación la modernización generada por don Mauro Fernández Acuña y la apertura del Liceo de Costa Rica, el Colegio Superior de Señoritas, el Instituto de Alajuela y el Colegio San Luis Gonzaga generó las bases de la explosión educativa que vendría luego. En el ámbito político cuando los ciudadanos leño en mano y machete en la diestra se dispusieron a defender en 1889 la elección, inauguraron una democracia representativa más justa y efectiva. De igual manera cuando un día se generó un levantamiento para garantizar la libertad plena de sufragio que culminó con una nueva constitución y una renovación integral del país. Momentos estelares en los que el país decidió una ruta, asumió costos y consecuencias muchas veces dolorosas y triunfó en sus afanes por ser mejor y más justo.

Estamos por vivir uno de estos momentos estelares en esta próxima elección del primer domingo de febrero de 2022. Esta elección determinará en mucho nuestro futuro fiscal, institucional, social y económico. Una elección desafortunada como hemos tenido en el pasado nos llevaría al recrudecimiento del populismo, a cacerías de brujas, a eliminatoria de decretos numerosos emitidos en las dos últimas administraciones y a una polarización social explosiva.

La elección equivocada de bravucones o fundamentalistas religiosos nos llevaría a un pleito social sin final previsible y a una polarización social extremadamente seria y dañina. Una elección errónea nos llevaría de vuelta a discusiones superadas en el pasado reciente y a distraernos en nuestra atención de los verdaderos problemas del país como la miseria, la ausencia de igualdad de oportunidades, el exceso de gasto público, los privilegios otorgados a algunos en pluses y pensiones, a una continuada defraudación fiscal y mala recaudación de impuestos, en fin, que devolvería el reloj no meses sino años. Las discusiones deben de llevarnos a objetivos claros no a un pleito prolongado por el beneficio derivado del pleito mismo. Debemos buscar la moderación y la concordia.

Una elección desacertada nos llevaría tal vez a escoger una buena persona, pero carente de equipo, de experiencia, de conocimiento en la administración pública, en el trasiego de leyes, proyectos y negociación con el Poder Legislativo. Esta elección deberá romper el molde y escoger grupos gobernantes y grupos de capacidad y de experiencia con ideas y proyectos claros. El tiempo se ha terminado y la sociedad con disciplina, sin recurrir a la violencia, está aguardando la elección de quienes van a resolver y van a llevar al país hacia adelante. Firmeza, moderación y fraternidad deben de prevalecer.

Los estrategas que desean la prolongación de las discusiones y no la resolución de problemas han empujado activamente la proliferación de los partidos y los candidatos. La dispersión les garantiza una Asamblea Legislativa constelada de diputados cuya fracción son ellos mismos y de esa manera impedir cambios, correcciones y manejo adecuado de los problemas del país. La proliferación busca también atorar al TSE que sin recursos suficientes deberá atender veintitantas candidaturas a presidente y cada una de ellas acompañada de una papeleta de cincuenta y siete diputados. Hay un designio de mostrar que el TSE es cómplice en los fraudes que habrán de acusarse en la elección y destruirlo también. Partidos que ni miembros suficientes para todas las mesas aportan, que sin fiscales en cada centro de votación ni organización territorial adecuada poseen buscarán señalar al TSE de incumplimientos. El país no aguanta más estas fracturas. El país está necesitando soluciones y la generación de justicia, igualdad de oportunidades, cierre paulatino de brechas educativas, de ingreso y de riqueza. El país ya no soporta más ocurrencias ni más posposición de las respuestas salvadoras y de su institucionalidad. Lejos de destruir y destruir hay que construir y edificar entre todos. Unidad no polarización. Unidad no adversarios a muerte. Unidad y coincidencias lejos de más y más pleitos y discrepancias. Confianza en el futuro, reactivación de la economía y mejora del empleo es lo que buscamos miles y miles.

Estamos por enfrentar uno de los momentos estelares de Costa Rica. Frente a la dispersión requerimos unidad. Frente a las ocurrencias necesitamos programas y planes realistas y sostenibles. Frente a las bravuconadas el país demanda serenidad y unidad de propósito en la construcción de su destino. Ideas antes que desplantes, razones antes que emociones, planes antes que improvisación. Costa Rica espera.

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