Los Lakers repuntan
Gaetano Pandolfo gpandolfo@larepublica.net | Lunes 16 junio, 2008
Los Lakers repuntan
Contra la pared, los angelinos impidieron fiesta de Boston
Los Angeles
Gaetano Pandolfo
gpandolfo@larepublica.net y EFE
En 2004 los Lakers se convirtieron en el primer equipo en ser barridos en los tres partidos medios en casa ajena en unas finales de la NBA. En el 2006, se convirtieron en el último equipo en desperdiciar una ventaja de 3-1 en una serie de playoffs de hasta siete encuentros, al perder tres al hilo ante Phoenix.
Antes del partido de anoche, quinto de la serie contra los Celtics, estaban en puertas de uno de los colapsos más grandes en la historia registrada de las finales.
En cada uno de los juegos anteriores, el equipo con la banca más efectiva en los tableros fue el ganador. Esa fue la clave; además, se presentaba un rival limitado por las lesiones de Rondo y Pierce y la ausencia de Perkins, (nada menos), de manera que si Phil Jackson corregía las averías de su reserva, quizá habría oportunidad de descontar los números contundentes de la serie.
¡Y lo lograron!
Anoche, los Lakers de Los Ángeles salvaron el primer “match ball” que tenían los Celtics de Boston para erigirse en campeones de la NBA y con su victoria por 103-98 enviaron la final de nuevo a Boston.
El trío angelino formado por Kobe Bryant (25 puntos), Lamar Odom (20 y 11 rebotes) y Pau Gasol (19 y 13 rebotes), eclipsó la labor de un superlativo Paul Pierce, autor de 38 puntos.
Los californianos volvieron a comenzar con energía y determinación (39-22), pero los Celtics, a una sola victoria de hacerse con su decimoséptimo anillo y con la sensible baja de su pívot titular Kendrick Perkins, volvieron a contar con un Pierce esplendoroso.
Gasol, muy activo a ambos lados de la cancha, y Bryant, con cuatro triples, 15 puntos ofrecieron un auténtico recital de juego en el primer cuarto.
Phil Jackson, técnico de los locales, sorprendió a propios y extraños al contar por primera vez en la final con el pívot Chris Mihm y disponer de un quinteto de todo reservas, excepto Lamar Odom, durante gran parte del segundo periodo. Resultado: de ir ganando por 41-22 pasaron en unos minutos al 43-39.
El parcial, de 2-17, era escandaloso. Los angelinos volvían a naufragar incluso con Bryant, Gasol y Fisher de nuevo en cancha. El causante del destrozo tenía nombre propio: Paul Pierce, que anotó 16 tantos en el segundo cuarto. Bryant y Gasol, cero.
Al descanso casi llegaba la sangre al río (55-52), y eso que Kevin Garnett pasó los últimos minutos en el banquillo con tres faltas personales. Ray Allen, tan enchufado como en el resto de la serie, puso las tablas (57-57), y Pierce, desde la personal, dio a los suyos la primera ventaja.
Gasol volvió a cuajar buenos minutos, asumiendo la responsabilidad en ataque, pero fue un triple del serbio Vladimir Radmanovic lo que volvió a dar aire a los Lakers (71-64).
Los Lakers escalaron hasta los nueve de diferencia (79-70) para comenzar el último acto con cierta tranquilidad después de haberles visto los colmillos a los Celtics.
Un triple de Odom (84-72) dio el aliento que necesitaban los californianos, el empujón para generar la confianza suficiente de que, esta vez, el guión de esta película iba a depararles un epílogo positivo.
Los Lakers vivían los mejores minutos en toda la final de Jordan Farmar y, posiblemente, de Gasol, magnífico en su defensa a Garnett y decisivo en determinadas acciones ofensivas.
Los jugadores de Doc Rivers quisieron revivir la historia del cuarto partido culminando otra gran remontada y a punto estuvieron de lograrlo. Para ello, James Posey, Pierce y Garnett hechizaron el Staples Center (90-90 a falta de 4:12).
Bryant volvió a asumir demasiado protagonismo y erró tiros importantes pero un mate suyo tras pérdida de balón de Pierce dio un colchón de cuatro puntos (99-95) a los Lakers a falta de 37 segundos. La final, y quién sabe si la resistencia angelina, continuará mañana con el sexto partido.
Contra la pared, los angelinos impidieron fiesta de Boston
Los Angeles
Gaetano Pandolfo
gpandolfo@larepublica.net y EFE
En 2004 los Lakers se convirtieron en el primer equipo en ser barridos en los tres partidos medios en casa ajena en unas finales de la NBA. En el 2006, se convirtieron en el último equipo en desperdiciar una ventaja de 3-1 en una serie de playoffs de hasta siete encuentros, al perder tres al hilo ante Phoenix.
Antes del partido de anoche, quinto de la serie contra los Celtics, estaban en puertas de uno de los colapsos más grandes en la historia registrada de las finales.
En cada uno de los juegos anteriores, el equipo con la banca más efectiva en los tableros fue el ganador. Esa fue la clave; además, se presentaba un rival limitado por las lesiones de Rondo y Pierce y la ausencia de Perkins, (nada menos), de manera que si Phil Jackson corregía las averías de su reserva, quizá habría oportunidad de descontar los números contundentes de la serie.
¡Y lo lograron!
Anoche, los Lakers de Los Ángeles salvaron el primer “match ball” que tenían los Celtics de Boston para erigirse en campeones de la NBA y con su victoria por 103-98 enviaron la final de nuevo a Boston.
El trío angelino formado por Kobe Bryant (25 puntos), Lamar Odom (20 y 11 rebotes) y Pau Gasol (19 y 13 rebotes), eclipsó la labor de un superlativo Paul Pierce, autor de 38 puntos.
Los californianos volvieron a comenzar con energía y determinación (39-22), pero los Celtics, a una sola victoria de hacerse con su decimoséptimo anillo y con la sensible baja de su pívot titular Kendrick Perkins, volvieron a contar con un Pierce esplendoroso.
Gasol, muy activo a ambos lados de la cancha, y Bryant, con cuatro triples, 15 puntos ofrecieron un auténtico recital de juego en el primer cuarto.
Phil Jackson, técnico de los locales, sorprendió a propios y extraños al contar por primera vez en la final con el pívot Chris Mihm y disponer de un quinteto de todo reservas, excepto Lamar Odom, durante gran parte del segundo periodo. Resultado: de ir ganando por 41-22 pasaron en unos minutos al 43-39.
El parcial, de 2-17, era escandaloso. Los angelinos volvían a naufragar incluso con Bryant, Gasol y Fisher de nuevo en cancha. El causante del destrozo tenía nombre propio: Paul Pierce, que anotó 16 tantos en el segundo cuarto. Bryant y Gasol, cero.
Al descanso casi llegaba la sangre al río (55-52), y eso que Kevin Garnett pasó los últimos minutos en el banquillo con tres faltas personales. Ray Allen, tan enchufado como en el resto de la serie, puso las tablas (57-57), y Pierce, desde la personal, dio a los suyos la primera ventaja.
Gasol volvió a cuajar buenos minutos, asumiendo la responsabilidad en ataque, pero fue un triple del serbio Vladimir Radmanovic lo que volvió a dar aire a los Lakers (71-64).
Los Lakers escalaron hasta los nueve de diferencia (79-70) para comenzar el último acto con cierta tranquilidad después de haberles visto los colmillos a los Celtics.
Un triple de Odom (84-72) dio el aliento que necesitaban los californianos, el empujón para generar la confianza suficiente de que, esta vez, el guión de esta película iba a depararles un epílogo positivo.
Los Lakers vivían los mejores minutos en toda la final de Jordan Farmar y, posiblemente, de Gasol, magnífico en su defensa a Garnett y decisivo en determinadas acciones ofensivas.
Los jugadores de Doc Rivers quisieron revivir la historia del cuarto partido culminando otra gran remontada y a punto estuvieron de lograrlo. Para ello, James Posey, Pierce y Garnett hechizaron el Staples Center (90-90 a falta de 4:12).
Bryant volvió a asumir demasiado protagonismo y erró tiros importantes pero un mate suyo tras pérdida de balón de Pierce dio un colchón de cuatro puntos (99-95) a los Lakers a falta de 37 segundos. La final, y quién sabe si la resistencia angelina, continuará mañana con el sexto partido.