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COLUMNISTAS


Los endeudados y las huelgas

Carlos Denton cdenton@cidgallup.com | Miércoles 18 septiembre, 2019


La semana pasada un medio publicó una información sobre el endeudamiento personal de los empleados públicos; un 25% está recibiendo mensualmente menos del salario mínimo después de las rebajas por las distintas cuentas que han acumulado. El artículo menciona que los educadores están sobre representado en este grupo y que están en una situación muy difícil. Sin duda hay otros que reciben el salario mínimo o más pero tampoco están cómodos con sus ingresos por las rebajas.

Con esta información es posible entender porque en la resolución de las distintas huelgas y paros un punto de primordial importancia para los líderes sindicales es que el patrono pague todos los salarios de las personas que no trabajaron. También se entiende el pleito por los “pluses.” Los endeudados necesitan todas las extras posibles para comer y no sobreviven sin el salario.

También se puede entender porque hay algunos empleados estatales que aceptan sobornos o arreglos especiales de un tipo u otro. Son vulnerables y los que necesitan “favores” saben cómo aprovechar de estas situaciones.

La situación de estos trabajadores merece comprensión de todos porque nadie merece vivir miserablemente y con el estrés de no poder pagar. Pero comprenderlos no implica que todo el pueblo tiene que pagar más impuestos para ayudar a los endeudados quizás salir del hueco en que se encuentran.

Algunos están endeudados en extremo porque sencillamente compraron mucho más de lo que pudiera cubrir sus ingresos. Pero también están los que fiaron a otro que no pagó, o están pagando pensión y además una hipoteca y una familia nueva. Los enredos tienen muchas caras.

Mientras tanto los que están en una situación precaria por sus deudas pasan sufriendo, no concentran bien en su trabajo y es probable que su desempeño no es el mejor. Andan huyendo, apagan sus teléfonos, y en sus casas no contestan la puerta. ¿Qué pueden hacer profesionales en esta situación a parte de ir de huelga buscando mejor remuneración? Algunos trabajan con Uber, excepto si ya su auto está reposeído. Es una contradicción tomando en cuenta que los taxis rojos son los grandes aliados en los bloqueos y concentraciones. Si son educadores pueden dar tutorías o quizás dar ciertas clases en centros privados. Otros empeñan sus joyas, sus pantallas planas y otros artículos que no son de máxima necesidad para vivir para cubrir las necesidades familiares. Algunos piden ayuda de familiares, de amigos y en algunos casos adquieren deudas con prestamistas privados a intereses elevados, empeorando su situación posiblemente.

¿No sería apropiado que el Ministerio de Educación Pública MEP diera un curso a los docentes nuevos sobre cómo manejar un presupuesto familiar? Quizás se obviaría mucho del dolor que ahora prevalece en las aulas; no de los educandos si no de sus mentores. Pudieran aprender que no existe “plata fácil.”

Seguramente los endeudados siguen pagando su mensualidad al sindicato a que pertenecen y que organiza las huelgas. ¡A estos no les hace falta el dinero!


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