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La “República Independiente” del ICE

Claudio Alpízar redaccion@larepublica.net | Jueves 24 septiembre, 2015


Costa Rica puede volverse ingobernable por el desconocimiento sobre la legislación existente para gobernar el Estado

La “República Independiente” del ICE  

El presidente ejecutivo del Instituto Costarricense de Electricidad, Carlos Obregón, firmó un infeliz acuerdo para los costarricenses —los dueños del ICE— que le permitirá al Sindicado (FIT), junto con la Administración Superior del Instituto, impulsar en forma conjunta la agenda del manejo de las telecomunicaciones y la electricidad.
El ICE es una de nuestras instituciones descentralizadas, mal llamadas autónomas, amparada al Art. 188 de la Constitución Política que establece claramente que estos entes son descentralizados administrativamente —tienen independencia de gestión— pero políticamente están ligados al Poder Ejecutivo en cuanto a su estrategia y agenda política. El ligamen político se establece en la Ley 4646 —conocida como la Ley 4-3— que le permite al Presidente de la República nombrar a cuatro miembros de la junta directiva, uno de ellos el presidente ejecutivo (Ley 5507), para mantener el control político y su influencia en este cuerpo colegiado que toma sus decisiones en votación de los siete miembros.
El presidente ejecutivo representa a la junta directiva —no la sustituye— y no debe inmiscuirse en los asuntos administrativos, para eso están los gerentes, quienes deben comprometerse y cumplir con las directrices políticas definidas y emitidas por su junta directiva.
Un sindicato, como en el ICE, no puede venir a definir los temas políticos y la agenda en cuanto a telecomunicaciones y electricidad, no le corresponde, no puede sustituir a la junta directiva, ni ser parte de ella. Tampoco son ellos los encargados de definir la administración de la institución —para eso están los gerentes— y menos tener poder de decisión sobre procesos de restructuración.
De igual manera, las decisiones o posiciones que muestre y defienda el presidente ejecutivo de una institución autónoma —ante la junta directiva, los colaboradores, la prensa o la ciudadanía— deben ser comprendidas e interpretadas como la posición del Poder Ejecutivo del momento, en especial del Presidente de la República.
El ICE no es un estado dentro del Estado, la institución se debe a todos los costarricenses y no a un grupo sindical determinado. Las políticas públicas son definidas por la junta directiva y las acciones de gestión de las gerencias están enmarcadas dentro del plan estratégico que esta define, en el cual se supone que el Presidente de República influyó por medio de sus cuatro representantes en la junta directiva.
Quien escribe estas líneas se define como socialdemócrata porque cree equilibradamente en el Estado y en el mercado, porque cree en el beneficio de la sociedad sin socavar las sanas aspiraciones y ambiciones individuales. Pero ante todo estoy convencido de que las instituciones públicas tienen como objetivo mayúsculo el beneficio de todos los costarricenses y no las gollerías o gustos particulares de quienes dirigen temporalmente un sindicato.
Costa Rica puede volverse ingobernable por el desconocimiento sobre la legislación existente para gobernar el Estado, que ha crecido en forma desproporcionada y amorfa, de lo cual algunos han sacado ventajas particulares que disfrazan con los colores e intereses patrios.
Cuánta razón tuvo el escritor uruguayo Constancio Vigil cuando recomendó: “Aléjate presuroso de los que emplean el tiempo en repetir que son patriotas y viven del patriotismo de los demás”.

Claudio Alpízar Otoya
Politólogo

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