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La DIS, pasado y futuro

Alvaro Madrigal cuyameltica@yahoo.com | Jueves 22 mayo, 2014


Mariano Figueres tiene inmejorables atributos para dirigir la DIS. Su firmeza de carácter, su aptitud como administrador y su integridad permiten ver un acierto en su designación


De cal y de arena

La DIS, pasado y futuro

Si la Dirección de Inteligencia y Seguridad (DIS) en algún momento del pasado llegó a ser una policía política, como lo manifestó el Presidente de la República a la prensa el 14 del corriente; si el nuevo director de la DIS se declaró víctima “de las épocas oscuras” de esta entidad; si ha sido una posición histórica del Partido Acción Ciudadana su cierre; si así está contemplado en el programa de gobierno con que convocó el respaldo del electorado; si prevalece la percepción de que la DIS se ha saltado sus competencias de ley al hurgar, socavar y delatar los movimientos sociales que han manifestado con huelgas y bloqueos de calles su repudio hacia actos de gobierno; si el presidente Solís Rivera proclama la fidelidad de su cuatrienio para con el principio de transparencia de la administración pública; si ese es el entorno que rodea el tema de la DIS; entonces, la lógica mandaba realizar una profunda y minuciosa disección de las actividades y expedientes de esta oficina a fin de confirmar la dimensión de sus sospechadas desviaciones y decidir la pertinencia de su reajuste conductual o su cierre y sustitución por otra entidad que sí focalice sus labores en el acopio de información útil para prevenir hechos que pongan en riesgo la independencia nacional o la integridad territorial.
Agotada la investigación con la firmeza anunciada por Mariano Figueres de “transparentar” el historial de la DIS, cabía el anuncio presidencial de su destino final.
El Presidente puso la carreta delante de los bueyes y le salvó la vida a la DIS sin antes haber hundido el bisturí en sus entrañas para decidir, con hechos probados, su cierre, su reforma o su validación.
La pifia le ha desatado una ola de críticas desgastantes en momentos en que él debe preservar su buena cotización política dados los densos nubarrones que se otean en el horizonte.
Mariano Figueres tiene inmejorables atributos para dirigir la DIS. Su firmeza de carácter, su aptitud como administrador y su integridad permiten ver un acierto en su designación.
Si él anuncia que desterrará las prácticas propias de una policía política, si anuncia investigación de los archivos para precisar dónde hubo abusos y cuál fue su dimensión, de seguro llevará el barco a ese puerto.
Y eso empavorece a quienes prostituyeron a la DIS. Quizá sean esos núcleos de poder los que estén atizando los fuegos del ataque con que intentan devastar a Figueres —ya que no se atreven a hacerlo con el Presidente— y sus afanes asépticos, tan necesarios como convenientes en estos tiempos de cambio en que debe priorizarse el rescate de la verticalidad de las instituciones de gobierno para evitar su fatal desplome.
Para esto Costa Rica necesita una agencia de seguridad nacional profesionalmente conducida y con competencias cuidadosamente puntualizadas, como las exige una democracia que por definición misma tiene que ser respetuosa de los derechos humanos.

Álvaro Madrigal

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