La democracia y el TSE
| Lunes 22 febrero, 2010
La democracia y el TSE
Algo que siempre he criticado del Tribunal Supremo de Elecciones (TSE) es que solo realiza campañas cada cuatro años, incitando a la gente a que asista a las urnas el primer domingo de febrero, como si un proceso democrático se limitara a eso.
¿Por qué, si se invierten miles de millones de colones en propaganda política, no se puede tomar una parte de ese dinero para educar al costarricense sobre su posibilidad y derecho a participar en un verdadero proceso político?
Nadie les dice a los costarricenses que la principal etapa en un proceso político no está al final, sino al principio; cuando se generan los movimientos internos de los partidos para la escogencia de los nombres que luego postularán y bendecirán con el título de candidato a…
Nadie les dice a los costarricenses que solo involucrándose en los partidos, en una forma activa y responsable, pueden tratar de que esta escogencia fundamental de quienes van a gobernar a Costa Rica, recaiga sobre las mejores personas y no sobre una argolla política que no necesariamente representa las mejores opciones para gobernar un país, desde la silla presidencial, desde la Asamblea Legislativa o desde el Concejo de un cantón.
Pero no, esa fundamental elección, en ocasiones directa, o si no mediante delegados que nombrarán a los candidatos, el tico se la deja a una minoría. ¿A quién le importan las “famosas” distritales?
Por eso no es de extrañar tanta decepción política, en medio de un círculo vicioso que se recicla cada cuatro años. Al tico le venden un producto ya terminado, que ensalzan con una publicidad llena de promesas, o con la típica estrategia de desacreditar al rival; él va y vota; poco tiempo después se dice decepcionado y eso se repite cada cuatro años, hasta que finalmente la persona decide ir a engrosar los listados de eso que llaman abstencionismo.
Más que la elección del presidente, que es todo un tema aparte, me preocupa la elección de diputados y regidores. ¿A quiénes sentamos los ticos en las curules parlamentarias y en las sillas de los concejos, que son los gobiernos locales de los cantones? La mayoría de quienes asisten a las urnas el primer domingo de febrero, cada cuatro años, no lo sabe. Votan por un color, por una bandera permitiendo el arribo a Cuesta de Moras, o a los concejos, de personas muchas veces sin capacidad, que solo llegan ahí por su apellido o aporte a la campaña del candidato presidencial.
Qué bueno que el TSE, con la ayuda de los medios de comunicación y del sistema educativo, tomara la iniciativa de colaborar en la educación política del tico. Que desde la escuela y el colegio incentivara a quienes representan el futuro de la patria, a comprender que si quieren un país mejor, un gobierno mejor, unos gobernantes mejores, debe involucrarse en la escogencia para que las mejores personas, las más capacitadas y comprometidas sean nuestros gobernantes, y no solamente limitarse a marcar una X, cada cuatro años, el primer domingo de febrero.
CON EL LECTOR: LUIS ROJAS
Algo que siempre he criticado del Tribunal Supremo de Elecciones (TSE) es que solo realiza campañas cada cuatro años, incitando a la gente a que asista a las urnas el primer domingo de febrero, como si un proceso democrático se limitara a eso.
¿Por qué, si se invierten miles de millones de colones en propaganda política, no se puede tomar una parte de ese dinero para educar al costarricense sobre su posibilidad y derecho a participar en un verdadero proceso político?
Nadie les dice a los costarricenses que la principal etapa en un proceso político no está al final, sino al principio; cuando se generan los movimientos internos de los partidos para la escogencia de los nombres que luego postularán y bendecirán con el título de candidato a…
Nadie les dice a los costarricenses que solo involucrándose en los partidos, en una forma activa y responsable, pueden tratar de que esta escogencia fundamental de quienes van a gobernar a Costa Rica, recaiga sobre las mejores personas y no sobre una argolla política que no necesariamente representa las mejores opciones para gobernar un país, desde la silla presidencial, desde la Asamblea Legislativa o desde el Concejo de un cantón.
Pero no, esa fundamental elección, en ocasiones directa, o si no mediante delegados que nombrarán a los candidatos, el tico se la deja a una minoría. ¿A quién le importan las “famosas” distritales?
Por eso no es de extrañar tanta decepción política, en medio de un círculo vicioso que se recicla cada cuatro años. Al tico le venden un producto ya terminado, que ensalzan con una publicidad llena de promesas, o con la típica estrategia de desacreditar al rival; él va y vota; poco tiempo después se dice decepcionado y eso se repite cada cuatro años, hasta que finalmente la persona decide ir a engrosar los listados de eso que llaman abstencionismo.
Más que la elección del presidente, que es todo un tema aparte, me preocupa la elección de diputados y regidores. ¿A quiénes sentamos los ticos en las curules parlamentarias y en las sillas de los concejos, que son los gobiernos locales de los cantones? La mayoría de quienes asisten a las urnas el primer domingo de febrero, cada cuatro años, no lo sabe. Votan por un color, por una bandera permitiendo el arribo a Cuesta de Moras, o a los concejos, de personas muchas veces sin capacidad, que solo llegan ahí por su apellido o aporte a la campaña del candidato presidencial.
Qué bueno que el TSE, con la ayuda de los medios de comunicación y del sistema educativo, tomara la iniciativa de colaborar en la educación política del tico. Que desde la escuela y el colegio incentivara a quienes representan el futuro de la patria, a comprender que si quieren un país mejor, un gobierno mejor, unos gobernantes mejores, debe involucrarse en la escogencia para que las mejores personas, las más capacitadas y comprometidas sean nuestros gobernantes, y no solamente limitarse a marcar una X, cada cuatro años, el primer domingo de febrero.
CON EL LECTOR: LUIS ROJAS