La construcción de Costa Rica
Emilio Bruce ebjreproduccion@gmail.com | Viernes 14 agosto, 2015
El valor de justicia en todos sus ámbitos, judicial, social, distributiva, y de convicción debe estar presente en nuestra Costa Rica de manera permanente
La construcción de Costa Rica
La construcción de la Costa Rica de todos. Introducción.
Los costarricenses no pensamos lo suficiente en la Costa Rica que queremos. Hemos sido acostumbrados por la dirigencia política ascendente a descalificar, insultar, llamar a todos corruptos, a no escuchar ni leer los mensajes, sino a disparar cuanto antes al mensajero para evitar que los ciudadanos desarrollen criterio crítico, conceptos y valores claros sobre la Costa Rica que todos deseamos.
Con frecuencia olvidamos los pilares sobre los que se asienta esa Costa Rica anhelada. Esto es producto de la lucha sin descanso de quienes no creen y desean el fin del sistema que vivimos y los que acomodados en ese sistema defienden sus privilegios y comodidades pero no tienen claros los baluartes del sistema costarricense político, económico y social.
Unos insultan y buscan destruir. Otros disfrutan y desean perpetuar, aunque aquello sea nocivo e insostenible, injusto y degradante.
Los cuatro primeros pilares de la Costa Rica de siempre son la libertad, la democracia, el derecho de ser dueños de nuestras cosas, y poseer una administración del Estado y de nuestros asuntos comunes lo más eficiente posible.
El valor de justicia en todos sus ámbitos, judicial, social, distributiva, y de convicción debe estar presente en nuestra Costa Rica de manera permanente y en nuestros corazones de manera intensa a través de nuestras vidas.
El principio de progreso para todos, de recibir remuneración suficiente para cumplir nuestros anhelos, criar a nuestros hijos, asegurar nuestra vejez, vivir sin ser inquietados, es otro de los pilares de esa Costa Rica de siempre.
Angustiosa es la vida de quienes tienen la obligación de mantener y alimentar familia, pagar alquiler, atender deudas, sostener a los padres ancianos, sin conseguir trabajo ni un puesto estable y razonable para vivir.
El derecho al trabajo se ve perturbado por el estorbo y el costo que un día sí y otro también impone el gasto del Estado al que busca independiente o en un puesto privado su sustento.
El doctor Rafael Ángel Calderón Guardia bien interpretó el pensamiento y la necesidad de los costarricenses en su momento creando la seguridad social.
La salud y las jubilaciones de los costarricenses forman parte del anhelo de seguridad y de tranquilidad que todos sentimos y deseamos.
Es menester acabar con las colas en las consultas y hospitales. Se asombra uno de la paciencia que los costarricenses han tenido por décadas esperando para que les den citas a las que tienen derecho, a meses o años vista, en la esperanza de haber sobrevivido para entonces.
Hay que rescatar los valores de respeto y de compasión para con todos. El amor para el prójimo debe de ser reinstalado en el centro de nuestras vidas como Jesucristo nos lo vino a enseñar.
Hay que desterrar la Costa Rica polarizada e intolerante, las actitudes de descalificación, de insulto, de orgullo y egoísmo.
Pensemos más en valores y principios. Volvamos a aprender a dialogar. Busquemos lograr las corrientes de opinión que nos lleven a nuestros anhelos.
Emilio R. Bruce
Profesor
ebruce@larepublica.net
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