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“Intenta no convertirte en un hombre de éxito, sino en volverte un hombre de valor”

Alejandra Esquivel alejandra.esquivel.guzman@gmail.com | Jueves 07 julio, 2016


Unos pocos se llenan la boca proclamándose exitosos al tiempo que el valor que generan a la sociedad más parece un asalto a mano armada

“Intenta no convertirte en un hombre de éxito, sino en volverte un hombre de valor”

Albert Einstein nos encomendaba un verdadero reto al diferenciar éxito de valor; pero cuán errados seguimos que aún en estos días, continuamos hablando y muchas veces limitando el desarrollo profesional al éxito.
En la realidad nacional actual seguimos enterándonos de descontroles desmedidos, como que un kilómetro de infraestructura vial en Costa Rica, nos cuesta más del triple de lo que cuesta el mismo kilómetro en el promedio de países fuera de nuestras fronteras; o que unos pocos, quienes por pocos suman 270 individuos, ganan más de ¢10 millones cada mes. En medio de una realidad paralela en la que algunas autoridades políticas no se cansan de acudir a la retórica de los impuestos, antes de agotar concluyentemente las vías alternativas que prefieren tocar con mucha sutileza, porque, aunque evidentemente duelen a unos pocos, esos pocos tienen poder e influencia, cosa de la que carece la mayoría del pueblo.
El Foro Económico Mundial publicó este lunes un artículo nombrado ¿Qué significa realmente el éxito en el trabajo? (What does success at work really mean?). En opinión de Paolo Gallo, autor del artículo, “es hora de cambiar nuestras ideas anticuadas de heroísmo corporativo. Llegar a ser ‘un héroe’ no es un proceso de magia reservado a unos pocos, sino algo que está abierto a todos nosotros si nos esforzamos por hacer lo mejor de nuestras circunstancias… Es hora de pasar de la idea del éxito como se define por una organización, al significado definido por nosotros… Si el éxito corporativo es la única manera en que usted define su identidad, entonces esa identidad será destruida con todas las consecuencias emocionales y sociales que resultan”.
El llamado que hago a la población económicamente activa (con trabajo o en busca de uno) es: Sí, procurar un balance de vida entre trabajo y “existencia personal”. Específicamente en el ámbito laboral, apunto que antes de preocuparnos por ser exitosos, nos aseguremos de estar “haciendo cosas” para generar valor en nuestros espacios laborales, pues si procuramos esto, tendremos tranquilidad mental en nuestros espacios personales y la dinámica se convertirá en efecto dominó que terminará haciéndonos sentir en “la cima”.
Creo que el sector público y privado del país tiene un fuerte rezago en el modelo de incentivos, pues seguimos privilegiando el éxito (medido por el nombre de un puesto) sobre el valor. Si reenfocamos el significado de éxito a generación de valor y congruentemente los salarios e incentivos del país estuvieran ligados a medición de ese valor por medio de indicadores clave de desempeño (KP’s por sus siglas en inglés) acordados entre las partes, considero que la productividad y producto nacional e interno bruto, sufrirían un impacto inevitablemente positivo.
¿Cuál subalterno no ha visto injusto dejar de recibir un aumento salarial significativo cada semestre o una promoción interesante cuando es abierta una nueva plaza en su lugar de trabajo? ¿Cuál subalterno realmente merecería estos beneficios y oportunidades, si esto dependiera de su rendimiento?
Los resultados de la empresa privada indudablemente tienen alto impacto sobre el desarrollo del país; pero mientras el sector privado sí trata de avanzar al ritmo de los nuevos modelos y planteamientos de gestión, los abrumadores cuestionamientos a los gobiernos costarricenses, están consumiendo al grueso del pueblo, mientras unos pocos se llenan la boca proclamándose exitosos al tiempo que el valor que generan a la sociedad más parece un asalto a mano armada.
Políticos, empresarios, emprendedores, colaboradores todos a disposición de una sociedad, debemos interiorizar que no hay tal éxito profesional, si el valor que generamos se queda en frases célebres y no en resultados demostrables.

Alejandra Esquivel

 

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