Impostergable
| Jueves 20 febrero, 2014
Sin excusas, es “impostergable” combatir la corrupción y los vicios del sistema
Impostergable
Un par de artículos atrás les compartía que para mí el gran enigma tico son los problemas de ejecución que se evidencian en cuanta cosa intentamos hacer, sin alcanzar los resultados prometidos…
Al análisis de la corrupción política y la responsabilidad de los gobiernos resultan ser también causas que, pese al costo político de asumirlas como terreno movedizo en nuestro país, justifican que valga la pena exigir una legislación que asegure la correcta rendición de cuentas y una divulgación transparente y oportuna de la ejecución de programas gubernamentales.
Como por efecto del ying-yang, hay políticas públicas que se diseñan en función de procurar mayor bienestar para la sociedad y eficiencia para el sistema. Hay otras políticas que empobrecen y sentencian al subdesarrollo.
Una política pública que desmantele la incompetencia, la corrupción, los vicios del sistema, sería un buen comienzo para reorientar la credibilidad y legitimidad del sistema político-democrático del país y encaminar a Costa Rica a la absolución del subdesarrollo.
Muchas autoridades que creen entender “la forma”, pero que en definitiva no entienden “el fondo”, creen que la viabilidad financiera de los proyectos es cosa del sector privado y no se detienen siquiera a pensar de dónde van a salir los recursos para ejecutar lo que proponen (aunque suene muy afín al actuar histórico del poder Legislativo, nótese que en las actuales propuestas de campaña del PAC y el PLN, no parece que este principio básico se tenga claro).
Señores lectores, la naturaleza misma de una ley que “asegure la correcta rendición de cuentas y una divulgación transparente y oportuna de la ejecución de programas gubernamentales”, la hace viable aunque los números puedan asustar a muchos. Mi reflexión: sin excusas, es “impostergable” combatir la corrupción y los vicios del sistema.
Hoy día, a través de elecciones libres, en casi todos los países de la región, el electorado tiene la posibilidad de reemplazar un partido que haya realizado una gestión pública insatisfactoria; tiene también la posibilidad de elegir órganos legislativos con pluralidad política —e incluso con mayoría opositora, caso que eventualmente podría experimentar nuestro país posterior a la segunda ronda del próximo 6 de abril—.
A pesar de esta responsabilidad vertical que tiene el Gobierno de cara al electorado, y a que existen figuras como la Contraloría, la Defensoría de los Habitantes, la misma Asamblea Legislativa, el papel que juegan estas instituciones en el marco que nos ocupa, ha sido opacado por lo que se ha llamado democracia delegativa y evidentes cuotas de patrimonialismo y clientelismo.
Las exhortaciones éticas a los gobiernos son ruido para mis oídos. No le compro a ningún gobierno su promesa de erradicar la corrupción y ser transparentes.
Urge crear los mecanismos institucionales que faciliten la vigilancia de la sociedad civil organizada, de los medios de comunicación y nos garantice a los costarricenses la clausura de esto que por años ha sido una “fiesta política”.
Alejandra Esquivel
Gerente Gefisa
alejandra@esquivelguzman.com