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Frente a la Crisis Política: una cultura de Encuentro fundada en el diálogo

Miguel Angel Rodríguez marodrige@gmail.com | Lunes 28 diciembre, 2020


Me siento muy honrado de haber contribuido a este MANIFIESTO y a este DECÁLOGO, bajo los auspicios del Cardenal Arzobispo de Madrid Carlos Osoro y de la Academia de Líderes Católicos Latinoamericana.

Creo que ambos documentos mucho ayudarían a Costa Rica en 2021, si los diferentes actores políticos, comentaristas, periodistas y ciudadanos los tomásemos como guía para nuestras acciones públicas.

Manifiesto de Católicos Iberoamericanos con Responsabilidades Políticas

Las personas abajo firmantes, cristianas comprometidas en distintos ámbitos de la vida pública, queremos superar “la dificultad para pensar un mundo abierto que tenga lugar para todos, que incorpore a los más débiles y que respete las diversas culturas” (FT 155). Somos conscientes de que no puede haber un camino eficaz hacia la fraternidad universal y la paz social sin una buena política (cfr. FT 176).

Desde la legítima diversidad de acentos y militancias, bajo la luz de nuestra común identidad cristiana y la aportación de la encíclica Fratelli Tutti del Papa Francisco, queremos reivindicar la dignidad de la política, destacando lo que nos une y lo que proponemos desde nuestra identidad.

Lo que nos une.

1.- La búsqueda del Bien Común como horizonte, el discernimiento de la voluntad de Dios y el camino hacia el bien posible, que no será ni un bien perfecto ni la suma de los bienes particulares. Reconocemos que todos tienen derecho a participar en este proceso con conciencia de ser parte de la sociedad y no solo de un partido político.

2.-El fomento de valores cívicos y morales como la compasión, la solidaridad, el respeto al que piensa diferente, la opción preferencial por los pobres y la fraternidad, poniendo a la persona siempre en el centro.

3.- La experiencia del sufrimiento del “otro” al que hay que dar una respuesta, como imperativo moral de todo dirigente político. El sufrimiento del otro es también nuestro sufrimiento, pues nos une nuestra común fragilidad.

4.- Frente a la indiferencia y la cultura del descarte, necesitamos urgentemente una mirada en clave de comunidad que promueva la cooperación entre las naciones. Tenemos que tejer vínculos tanto a nivel nacional como internacional, no basados en intereses, que cohesionen nuestra sociedad, a partir del reconocimiento de nuestra cultura común como miembros de la misma Patria Grande que es Latinoamérica.

5.- La esperanza de que “todo” puede ser superado; los conflictos necesitan diálogo y cultura del encuentro. Hay que levantar la mirada frente a conflictos que parecen enrocados: “La unidad es superior al conflicto” (EG 226 ss.).

6.- Somos parte de la creación y llamados a su desarrollo. Somos responsables de construir sobre el don que Dios nos ha dado, para desarrollarla y preservarla en beneficio de la humanidad de hoy y de mañana.

Lo que proponemos desde nuestra identidad cristiana.

1.- Reinventar el debate y la reflexión sobre la ética pública. Sin renunciar a nuestra oferta de una ética de máximos, que aporta a la vida pública la fecundidad del amor y el perdón, defendemos unos valores cívicos y morales mínimos, exigibles a todas las personas.

2.- Crear estructuras que puedan gestar valores de solidaridad y compromiso. Poner las condiciones para que todas las personas sean participantes activos en la sociedad. Escuchar el grito de los pobres y cuidar el diálogo con ellos.

3.- Mirar la realidad en clave de comunidad. No somos un agregado de individualidades. Necesitamos un proyecto social ilusionante e inclusivo. No hay dignidad humana sin comunidad.

4.- Propiciar el diálogo sin demonizaciones, desde el respeto y la escucha de todas las personas: la sociedad la formamos todos. Solo la acogida incondicional del otro, la presunción de su buena fe y su escucha sincera permiten detectar mis auto engaños, abrirme a su verdad y poder afirmar la mía con respeto y sin ambages.

5.- Proponemos que la Iglesia sea un ámbito de encuentro y de diálogo entre los políticos y entre los ciudadanos en general, creyentes y no creyentes. El diálogo respetuoso y fraterno debe impulsarse en todos los espacios donde actúa la Iglesia, incluyendo los medios de comunicación.

DECÁLOGO PARA EL DIÁLOGO POLÍTICO

En los momentos de gran polarización que vivimos, reivindicamos la importancia y la necesidad de impulsar el diálogo. Para ello, proponemos:

1. Reconocer lo que nos une. Como personas con responsabilidades políticas, partimos del reconocimiento de que participamos en la vida política preocupados por la búsqueda del bien común. Más allá de los caminos distintos que elegimos, reconocemos que formamos parte de la misma sociedad a la que todos queremos servir. Nos une nuestra fragilidad compartida que nos mueve a buscar el bien común.

2. Promover el diálogo. Aspiramos a un diálogo que favorezca el entendimiento mutuo y la acogida de las razones del otro. Tenemos ideas diferentes, representamos a partidos diferentes; pero el diálogo es aceptar la humanidad del otro, asumir que el otro tiene verdad en lo que dice y otorgarle el beneficio de la buena fe. El diálogo y el consenso suponen un proceso que implica renuncias, encuentros y no atrincherarnos en nuestras ideas.

3. Evitar la descalificación. Omitiremos las palabras ofensivas, especialmente la descalificación personal, juzgar o cuestionar la capacidad o la forma de vida del rival político y evitaremos elevar la voz o gritar. Defender la “cortesía parlamentaria” significa respetar ideas distintas de las propias como dignas de ser escuchadas y analizadas. Utilizaremos el lenguaje sin ambigüedad, evitando que induzca a confusión.

4. Es legítimo no estar de acuerdo. Discrepar es un derecho. El disenso desde la no violencia es respetable y respetado. El conflicto se gestiona desde la serenidad, el diálogo y la tolerancia mutua.

5. Rechazar y prevenir las ‘fake news’. No juzgaremos ni levantaremos falsos testimonios, evitando hacernos eco o difundir noticias falsas. Si caemos involuntariamente en la ofensa, pediremos disculpas tan pronto nos percatemos de ello.

6. Actitud de acogida al otro. Al escuchar y antes de hablar, haremos nuestro mejor ejercicio de reflexión y respeto tanto hacia el mensaje como hacia nuestro interlocutor, para encontrar dentro de nosotros la mejor actitud de acogida y de escucha a nuestro contrincante político.

7. En positivo. Formularemos nuestro discurso en positivo, no contra nadie sino en favor de las ideas que defendemos.

8. Nuestro centro: la fragilidad de las personas. Estamos llamados a preocuparnos especialmente por la vulnerabilidad de las personas. El sufrimiento evitable exige nuestra respuesta, y erradicarlo constituye una exigencia ética para todo responsable político.

9. Nuestra respuesta a los ataques. Invocaremos el diálogo sin caer en el victimismo, especialmente cuando la otra persona ataca directamente nuestros valores, nos acusa falsamente, nos desprecia, nos insulta o nos juzga. Responderemos con perspectiva y altura de miras; no desde la inmediatez o el emotivismo, sino, cuando sea preciso, con el silencio o invitando a la reflexión, en el contraste de ideas.

10. Evitar los excesos. Combatiremos tanto la vulgaridad como los excesos de la corrección política. Recordaremos con frecuencia el deber que nos une como representantes de la ciudadanía a la que servimos.

Madrid, España, a 14 de diciembre de 2020 en la festividad de San Juan de la Cruz.

FIRMANTES

1. Javier Barbero Gutiérrez. Concejal del Ayuntamiento de Madrid. España. (Más Madrid).

2. José Bono Martínez. Ex-Presidente del Congreso de los Diputados. España. (PSOE).

3. Rocco Buttiglione, Ex Vicepresidente de la Cámara de Diputados, ExMinistro. Italia. (Unión de Centro).

4. Francisco Chahuan Chahuan, Senador de Chile. (Renovación Nacional).

5. Ángel Garrido García. Consejero de Infraestructuras, Transportes y Movilidad de la Comunidad de Madrid. España. (Ciudadanos).

6. Juan Carlos González Sanz. Ex-Coordinador Federal de Cristianos Socialistas. España. (PSOE).

7. Célida López Cárdenas, Alcalde de Hermosillo. México. (MORENA).

8. Luis Contigiani, Diputado de Argentina. (Frente Progresista Cívico y Social).

9. Cristina Esteban Calonje, Diputada del Congreso. España. (VOX).

10. Rodrigo Goñi Reyes. Diputado de Uruguay (Partido Nacional).

11. Consuelo Madrigal Martínez-Pereda. Ex-Fiscal General del Estado de España.

12. Dolores Navarro Ruiz. Diputada de la Asamblea de la Comunidad de Madrid. España. (Partido Popular).

13. Cleiton Oliveira, Diputado de la Asamblea Legislativa de Minas Gerais. Brasil. (Partido Socialista).

14. Gonzalo Robles Orozco. Senador, Portavoz Comisión Asuntos Iberoamericanos en el Senado. España. (Partido Popular).

15. Miguel Ángel Rodríguez Echeverría. ExPresidente de Costa Rica. ExSecretario General de la O.E.A. (Partido Unidad Socialcristiano PUSC).

16. José Antonio Rosas, Director General de la Academia Latinoamericana de Líderes Católicos.

17. Carmen Sánchez Carazo, Ex Concejal del Ayuntamiento de Madrid. España. (PSOE).

18. P. José Luis Segovia, Vicario para el Desarrollo Humano integral y la innovación de la archidiócesis de Madrid.

19. Alberto Serrano Patiño, Concejal del Ayuntamiento de Madrid. España. (Ciudadanos).

20. Ana Paula Siqueira, Diputada de la Asamblea Legislativa de Minas Gerais. Brasil. (RedeSustentabilidade).

21. Gabriel Velasco Ocampo, Senador de Colombia. (Partido del Centro Democrático)


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