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¿Exceso de democracia o de pluralismo político?

Erick Ricardo Quesada Cruz redaccion@larepublica.net | Lunes 22 julio, 2024


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Erick Ricardo Quesada Cruz

En esta “pausa electoral” entre las Elecciones Municipales y las Nacionales de 2026, vale la pena colocar el sistema electoral frente al espejo, con la clara duda si estamos ante un ¿exceso de democracia o de pluralismo político?

Costa Rica es una las democracias mejor calificadas de la región, respetada a nivel mundial por su longevidad, es garantía de la pureza y transparencia en los procesos para ejercer el sufragio. Nuestra Constitución Política, garantiza la participación política de las diversas expresiones de pluralismo político, mediante la creación de Partidos Políticos, es ese proceso el Talón de Aquiles del sistema.

Entre 1953 y 1966 la Papeleta Presidencial no pasó de tener más de 4 candidaturas a ocupar la Silla Presidencial. En 7 procesos de elecciones entre 1970 a 1994 las opciones a elegir no superaron 8 candidaturas, y cabe señalar que exceptuando en el 2006 en que se contaba con 14 casillas y en el 2010 con 9 postulaciones, entre 1998 y 2010, la nómina de elección fue de 13 personas ciudadanas aspirantes.

En el 2022, la Papeleta Presidencial, llegó a ser más larga que una hoja tamaño oficio, con 25 casillas para elegir la persona a ser inquilina en Zapote. Ni hablar de las provinciales, si bien la cantidad de opciones varía por cada una, solo la de San José llegó a ser conformada por 29 opciones políticas.

A hoy, Partidos Políticos inscritos a escala nacional hay 34 y 23 provinciales, en proceso de inscripción hay 11 y 12, respectivamente, esto da la posibilidad en el 2026 de 45 personas aspirando a la Presidencia.

Es claro que la resolución de la Sala Constitucional, del 2010, donde anula el requisito de las asambleas distritales se convirtió en cual Zeus transformado en fina lluvia cayendo sobre Dánae.

La carencia de disciplina partidaria, arraigo ideológico y de liderazgo, son causas de la proliferación de nuevas agrupaciones en donde el cacicazgo, dedocracia y verticalidad en el ejercicio “democrático” interno impera, carentes de lo esencial que debe ser una agrupación política en donde su estructura interna y funcionamiento deben ser democráticos.

Constituir un Partido Político de escala provincial requiere, contra el padrón de marzo de 2024 de un promedio de la participación de menos de un 0,3% de la población de esta, y a escala nacional la participación de 0,127%, cifras absurdas.

El sistema actual comenzó a ser obsoleto.

En el año 2019 en Argentina, se implementó las elecciones primarias, llamadas PASO (Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias), en donde se eligen qué Partidos Políticos están habilitados a participar en las Elecciones Nacionales, según la Ley, aquellos que alcance al menos un 3% de los votos válidos emitidos en el distrito de que se trate para la respectiva categoría. Lo otro que definen es la lista de candidaturas que representará a cada Partido Político, de ahí la elección abierta.

Un sistema básico, en donde las personas empadronadas eligen las candidaturas sin necesidad de ser militantes de una agrupación, en una misma fecha y en un mismo acto electoral, y obligatorias pues es deber de las personas empadronadas que tengan entre 18 a 70 años a la fecha de la Elección Nacional, participar.

Debe de considerarse que muchos de los partidos emergentes en Costa Rica, no son sujetos a democracias internas vivas, replicando elección tras elección candidaturas obsoletas, que incluso ya bajo la doble postulación sólo aspiran a una curul. Bajo un sistema climatizado a la realidad costarricense como el señalado, el de Argentina, en el 2022 la lista de candidaturas se hubiera reducido de 25 a únicamente 6 candidaturas.

Un escenario que ofrece una elección más clara, mejor conformación del Legislativo, una oposición más representativa, excluye agrupaciones extremistas, permite una mejor evaluación de cada una de las candidaturas, poder elegir de forma democrática la conformación de las listas de candidaturas, y elimina las agrupaciones en donde todo gira alrededor de lazos familiares o sanguíneos y que no está basado en organizaciones políticas fuertes, como debe de ser.

Es válido aceptar que el sistema inicia a dar señales de necesidad de una nueva reforma, y valorar si estamos entrando en exceso de pluralismo político.







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