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Jueves, 18 de abril de 2024



EDITORIAL


Evitemos el costoso desperdicio

| Viernes 02 noviembre, 2012





La idea que en otras épocas prevaleció, de que el agua era un recurso inagotable, hoy cambió, pero no nuestra forma de usarla


Evitemos el costoso desperdicio

Pronto estaremos en la temporada seca y según parece lo haremos con menos reservas que las deseadas para garantizar no solo la suficiente cantidad de agua potable sino también la de energía eléctrica.
Costa Rica, a fin de asegurar ese suministro y evitar medidas extremas como los apagones, probablemente tendrá que generar electricidad durante el verano quemando hidrocarburos, lo cual además de contaminante es más caro.
Dejando de lado en este momento el tema de políticas equivocadas que le impidieron al ICE expandirse y construir oportunamente las plantas que tenía planeadas desde hace muchos años, hoy la situación de escasez es ya un hecho y se deben tomar medidas de distinto tipo para mitigar el problema.
Es para casos como este, entre otros, que se justifica el empleo de dineros públicos para alguna campaña a través de los medios de comunicación, que sirva para educar y modificar hábitos.
No debe un país como Costa Rica emplear dinero de los contribuyentes para hacer publicidad a las acciones del gobierno porque, como sabemos, esa es su obligación y si lo hace bien está cumpliendo con lo que le corresponde.
Si el gobierno ha de gastar algún dinero público en medios debería ser solo para tratar de introducir cambios en la cultura que beneficien a la población. Es decir, para suplir deficiencias en el sistema educativo que se ponen en evidencia por medio de nuestros hábitos. También, en casos de alguna emergencia nacional, desde luego.
Estamos ante el primero de los casos. Los costarricenses no hemos aprendido a apagar luces y aires acondicionados que permanecen a veces innecesariamente encendidos, no solo en los hogares sino en edificios y oficinas públicas y privadas. No tenemos, con pocas excepciones el hábito de regar jardines solo por las noches y no regarlos del todo si es necesario.
También la industria y el comercio tienen hábitos que modificar y probablemente hagan falta regulaciones al respecto.
La idea que en otras épocas prevaleció, de que el agua era un recurso inagotable, hoy cambió, pero no nuestra forma de usarla.
Un cambio en estas y otras costumbres debe producirse a partir de la educación, pero si esta no ha cumplido con ese objetivo, podría haber campañas originales, impactantes, que con pocos recursos lograrán llegar a la población para elevar su nivel de conciencia.
 

 







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