Escazú secuestrado
| Miércoles 03 agosto, 2016
Los gobiernos locales cuentan con herramientas que les permiten complementar las labores de las autoridades de tránsito
Escazú secuestrado
Rodolfo Montes de Oca
Exalcalde Municipalidad de Escazú
La época en la que las municipalidades se podían “lavar las manos” en temas de regulación vehicular ya pasaron. Los gobiernos locales cuentan con herramientas que les permiten complementar las labores de las autoridades de tránsito. Por eso llaman la atención el desinterés y la falta de proactividad de la Municipalidad de Escazú para involucrarse en acciones para mejorar la seguridad vial y la regulación del tránsito del cantón. La administración municipal que precedió a la del recién reelecto alcalde Arnoldo Barahona, dejó un proyecto para instalar parquímetros en el Parque de San Miguel con el fin de evitar el abuso de algunos conductores. El proyecto fue enterrado. El resultado es que las zonas de estacionamiento alrededor de dicho parque se encuentran secuestradas por porteadores, entre otros.
Asimismo, la Municipalidad del alcalde Barahona decidió no certificar a su Policía Municipal para que puedan actuar como oficiales de tránsito como sí lo hicieron muchas otras municipalidades. Estos efectivos podrían ayudar muchísimo en zonas tomadas por conductores irrespetuosos de la ley, carentes de sentido común y desconocedores de las más básicas reglas de urbanidad que deben primar entre las personas. Un ejemplo son los alrededores de Multiplaza y la calle Matapalo en la zona industrial de Guachipelín. De contar con estos efectivos, la Municipalidad podría percibir jugosos ingresos por concepto de partes, mejorar el flujo vehicular y de paso aumentar la seguridad de peatones y ciclistas. Otro ejemplo. Un solo efectivo en el puente de Guachipelín sobre la ruta 27, podría ayudar a mejorar el caos que se genera en ese punto en horas de la mañana con la entrada de los centros educativos de la zona.
Paralelamente, la Municipalidad de Escazú debería revisar el actual Plan Regulador para analizar cuáles mejoras se pueden hacer con el fin de adecuarlo a la realidad comercial y habitacional del cantón. En este sentido, los escazuceños deberían interpelar al alcalde Barahona por qué en los más de seis años que lleva a la cabeza del gobierno local, no se ha apoyado la actualización de esta valiosísima herramienta de planificación urbana.
En fin, como suele suceder con algunos burócratas, habrá que esperar más caos o una desgracia para que decidan actuar.