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Entre cielo y tierra

Luis Alberto Muñoz redaccion@larepublica.net | Viernes 26 septiembre, 2014


Costa Rica, con la firma de tratados comerciales ha perdido fuentes de ingresos fiscales


Entre cielo y tierra

Las medidas paliativas para enfrentar el creciente déficit fiscal, solo buscan tapar el sol con un dedo.
La cruda realidad para el Estado costarricense es que debe buscar la forma de ser más eficiente y reducir su imparable gasto.
Aun con todas las buenas intenciones, el nuevo gobierno del Partido Acción Ciudadana se ha dado cuenta que reducir el presupuesto nacional es una tarea imposible.
Es sabido que el mayor componente del gasto público procede de salarios, pensiones, horas extras, y todas las demás erogaciones derivadas de los recursos humanos que administra.
En la política nacional se ha utilizado en buena parte esta planilla pública como una herramienta de extensión de beneficios para amigos, partidarios y la clientela de las maquinarias electoreras.
El resultado es un desbalance, también causado desde lo interno, al abusarse de los privilegios que a lo largo del tiempo ha venido concediendo un Estado flojo, que ha perdido poco a poco su convicción de servicio al ciudadano, y que parece solo ver en este, una fuente para recaudar fondos, sin medir las consecuencias sociales.
El problema que enfrenta Costa Rica es de orden estructural. Se requiere una gran disciplina política, en especial para respetar la profesionalidad del Estado, en lugar de verlo como un centro de repartición de privilegios, exoneraciones e incentivos fiscales.
El correcto uso de los bienes y recursos públicos implica también una disposición para encontrar verdaderas soluciones a los problemas de las finanzas públicas.
El endeudamiento externo es simplemente una forma de seguir tapando huecos y no querer ver la realidad con la seriedad que amerita.
Costa Rica con la firma de tratados comerciales ha venido paulatinamente perdiendo fuentes de impuestos, debido a los subsecuentes procesos de desgravación de importaciones.
Esta presión es parte también de la insistencia extranjera en ejecutar reformas fiscales, que al final supongan el traslado de estos gravámenes a otros sectores de la sociedad, y que no necesariamente suponen una mejor distribución de la riqueza.
Así, frente a una nueva realidad fiscal, Costa Rica no puede seguir paliando esta situación con medidas de “tapagoteras”, pues en el sistema económico que ha entrado el país, para bien o para mal, tendrá que ejercer una gran disciplina a lo interno del Estado y trasladar los impuestos perdidos por nuestra inserción al mundo.


Luis Alberto Muñoz
@luisalberto_cr
 

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