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NACIONALES


Encuestas cuestionadas

Daniel Chacón redaccion@larepublica.net | Viernes 17 enero, 2014




ANÁLISIS

Resultados acerca de los principales candidatos, arrojan escenarios distintos

Encuestas cuestionadas

Mayor transparencia en la forma de obtener datos, ayudaría a votantes


Una explicación clara de parte de las encuestadoras ayudaría a recuperar la confianza del público en esta importante herramienta de las campañas políticas.
Bajo las condiciones actuales, un candidato podría estar afectado por los resultados de una encuesta, que subevalúe su apoyo real.

Incluso, los estudios publicados en los últimos dos días, demuestran fuertes contradicciones.
Varios de los resultados de las principales encuestadoras han sido bastante creíbles, en los últimos años.
No obstante, para ganarse la confianza del público tras las contradicciones que se presentaron esta semana, sería útil para las encuestadoras uniformar el sistema que utilizan para evaluar el apoyo de los candidatos presidenciales, de modo que los resultados no parezcan a menudo contradictorios.
Se trata de ser transparente acerca de la muestra que utiliza cada una, así como en cuanto a la forma de publicar los datos.
Actualmente, las empresas tienden a consultar muestras distintas, y acceder a ellas de forma diferente.
Sería importante además indicar cómo una encuestadora lidia con los nuevos retos en lo que se refiere al abordaje del entrevistado.
Por un lado, ya es difícil sondear a las personas de alto poder adquisitivo, que tienden a vivir en residenciales, a los cuales no se puede entrar.
Por otro lado, las encuestadoras no osan ingresar a algunos barrios pobres, por problemas de seguridad.
Otra iniciativa importante sería explicar al lector la forma en que publican los resultados, para su correcto análisis.
Actualmente, algunas excluyen los indecisos de las cifras publicadas, mientras que otras los toman en cuenta.
Como resultado, generan confusión en criterios como voto válido, y abstencionismo.
Mientras tanto, una encuesta imprecisa puede dañar a un candidato, si un elector decide limitar su apoyo solo a quien parece tener mayor posibilidad real de ganar.
De esta forma, un candidato cuya intención de voto sea subevaluada, perdería respaldo.
Podría también afectar económicamente la campaña de un candidato con poca posibilidad electoral, según los resultados de una encuesta.

En este caso, debido a que menos personas podrían estar dispuestas a financiarlo.
Actualmente, existe bastante confusión por las tendencias de voto dispares, publicadas esta semana por CID Gallup y Unimer, respectivamente.
Mientras que Johnny Araya, candidato liberacionista, se coloca en primer lugar con un 39%, muy por encima de José María Villalta, del Frente Amplio, según CID Gallup, la encuestadora Unimer prevé una intención de voto de Araya de apenas el 26%, en ambos casos considerando la población decidida a votar.
Hay además una caída entre los simpatizantes de Villalta, de acuerdo con CID Gallup, mientras goza de un crecimiento suficiente para quedarse en primer lugar, de acuerdo con Unimer.
Este y otros tipos de contradicciones, se han visto también en las elecciones anteriores.

Daniel Chacón
dchacon@larepublica.net
@La_Republica







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