En aras de la transparencia
| Martes 29 enero, 2008
En aras de la transparencia
Carlos Jesús Mora
Para la construcción de una Costa Rica próspera y solidaria es necesario que los costarricenses recuperemos la confianza en las autoridades y en las instituciones del Estado.
Desde junio del año anterior, el inicio de las relaciones diplomáticas con la República Popular de China estuvieron marcadas por el secretismo y falta de transparencia.
Desde mayo de 2007, cuando se dejaba entrever un cambio de actitud del país para con Taiwán —cuando no avaló su incorporación a la Organización Mundial de la Salud— el Gobierno desmintió lo que a todas luces era un cambio de rumbo en su política exterior —lo que vale señalar que me pareció oportuno—.
Hoy, tras ocho meses desde el inicio de las relaciones entre Costa Rica y China continúan los ambages del Gobierno para referirse a los compromisos adquiridos con esta nación.
La edificación del Estadio Nacional, la reconstrucción del Hospital Calderón Guardia, el apoyo para el desarrollo de la carretera a San Carlos y otras ayudas provenientes del gigante asiático no deben ser cortinas de humo para evadir un tema de la gran trascendencia como lo son las finanzas públicas del país.
Es inaceptable que el Gobierno oculte al país el monto al que asciende la compra de los bonos de deuda por parte de China, así como su tasa de interés y su plazo.
Señor Presidente, usted prometió a los costarricenses hablarnos siempre con la verdad, así se refirió usted el 8 de mayo de 2006 en su discurso de toma de posesión.
“La ruta ética. Dejo para el final el último de mis compromisos, que es el más importante. A partir de hoy habrá un rumbo claro e inalterable en materia de honestidad en la función pública.
Esa ruta ética pasa, en primer lugar, por hablarles a los costarricenses con la verdad, por decirles siempre lo que deben de saber… pasa por rendir cuentas de todos nuestros actos ante los ciudadanos, por duro que a veces pueda resultar”.
Considero que la verdad y la transparencia en el ejercicio de la función pública garantizan la información veraz a la que tienen derecho los ciudadanos e incrementan las posibilidades de control social de la acción del Gobierno.
Don Oscar, esperamos la verdad.
cmorah@larepublica.net
Carlos Jesús Mora
Para la construcción de una Costa Rica próspera y solidaria es necesario que los costarricenses recuperemos la confianza en las autoridades y en las instituciones del Estado.
Desde junio del año anterior, el inicio de las relaciones diplomáticas con la República Popular de China estuvieron marcadas por el secretismo y falta de transparencia.
Desde mayo de 2007, cuando se dejaba entrever un cambio de actitud del país para con Taiwán —cuando no avaló su incorporación a la Organización Mundial de la Salud— el Gobierno desmintió lo que a todas luces era un cambio de rumbo en su política exterior —lo que vale señalar que me pareció oportuno—.
Hoy, tras ocho meses desde el inicio de las relaciones entre Costa Rica y China continúan los ambages del Gobierno para referirse a los compromisos adquiridos con esta nación.
La edificación del Estadio Nacional, la reconstrucción del Hospital Calderón Guardia, el apoyo para el desarrollo de la carretera a San Carlos y otras ayudas provenientes del gigante asiático no deben ser cortinas de humo para evadir un tema de la gran trascendencia como lo son las finanzas públicas del país.
Es inaceptable que el Gobierno oculte al país el monto al que asciende la compra de los bonos de deuda por parte de China, así como su tasa de interés y su plazo.
Señor Presidente, usted prometió a los costarricenses hablarnos siempre con la verdad, así se refirió usted el 8 de mayo de 2006 en su discurso de toma de posesión.
“La ruta ética. Dejo para el final el último de mis compromisos, que es el más importante. A partir de hoy habrá un rumbo claro e inalterable en materia de honestidad en la función pública.
Esa ruta ética pasa, en primer lugar, por hablarles a los costarricenses con la verdad, por decirles siempre lo que deben de saber… pasa por rendir cuentas de todos nuestros actos ante los ciudadanos, por duro que a veces pueda resultar”.
Considero que la verdad y la transparencia en el ejercicio de la función pública garantizan la información veraz a la que tienen derecho los ciudadanos e incrementan las posibilidades de control social de la acción del Gobierno.
Don Oscar, esperamos la verdad.
cmorah@larepublica.net