Empeñando el futuro
| Lunes 21 abril, 2014
Empeñando el futuro
“En cada linaje el deterioro ejerce su dominio”. Esta frase de Carlos Germán Belli se aplica a las finanzas públicas del país, las cuales han caído en una espiral de inexorable erosión durante los últimos gobiernos. En ese sentido, varios comentarios.La Contraloría de la República concluyó en el estudio denominado
“Presupuestos públicos 2014” que la inversión en infraestructura por parte de las instituciones públicas ha disminuido de un 11% del PIB en 2010 a un 7,5% proyectado para 2014.
Por otra parte en 2013, el Gobierno central (agregado de ministerios que integran el Poder Ejecutivo) fue el que menos invirtió en obras públicas en toda Latinoamérica, lo anterior, según el estudio denominado “Balance de las economías de América Latina y el Caribe” de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL).
Por el contrario, los salarios del sector público han aumentado a pasos agigantados desde 2009, superando por mucho la inflación acumulada hasta la fecha. De hecho, hoy, los salarios del sector público superan en mucho los del privado para puestos equivalentes.
Teniendo presente que el déficit fiscal de 2013 fue del 5,4% del PIB y que para 2014 se estima será del 6,0% hay que cuestionarse a qué se destina el dinero del Estado.
Finalmente, el artículo 6 de la Ley de Administración Financiera y Presupuestos Públicos es claro y no deja espacios para interpretaciones: “Para los efectos de una adecuada gestión financiera, no podrán financiarse gastos corrientes con ingresos de capital”. Esta norma deriva de los artículos constitucionales 176 y 179 que establecen el principio de la estabilidad financiera del Estado.
A las puertas de un nuevo Gobierno y Congreso hacemos un llamado a la reflexión. Reducir el tamaño del Estado mediante una reforma al régimen de empleo del mismo y establecer límites claros a las nuevas contrataciones son asignaciones que no deben dejarse de lado en esta encrucijada.
Randall Madriz
randall.madriz@pachecocoto.com