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El rol del auditor financiero en la prevención y detección de fraudes

Jorge Ramírez jorge.ramirez@cr.gt.com | Miércoles 03 julio, 2024


Jorge Ramírez


El fraude es una amenaza latente para las empresas y las consecuencias en caso de que se perpetre suelen ser significativas no solo a nivel financiero sino reputacional. Los encargados del gobierno de la entidad y la dirección son los principales responsables de la prevención y detección del fraude, sin embargo, el papel que los auditores financieros desempeñan al identificar y evaluar los riesgos de que los estados financieros tengan errores materiales debido a fraude o error es relevante. El proceso de identificación y evaluación de los riesgos se realiza obteniendo evidencia adecuada y respondiendo apropiadamente al fraude o sospecha de fraude identificada.

La NIA 240, titulada "Responsabilidades del auditor en relación con el fraude en una auditoría de estados financieros", establece los lineamientos que deben seguir los auditores financieros para identificar y responder al fraude. El objetivo principal de esta norma es garantizar que los auditores consideren los riesgos de incorrección material en los estados financieros debido a fraude y actúen de manera adecuada para detectarlo y prevenirlo. Además, esta norma define el fraude como un acto intencional realizado por uno o más individuos de la administración, aquellos encargados del gobierno corporativo, empleados o terceros, que resulta en una representación errónea en los estados financieros.

Desde la etapa de planificación, los auditores financieros deben considerar la posibilidad de fraude y diseñar procedimientos que les permitan identificar y evaluar estos riesgos, y estar atentos durante toda la auditoría.

Para evaluar los riesgos de fraude, los auditores financieros deben obtener un amplio entendimiento de la entidad y su entorno, incluyendo sus controles internos. Esto implica revisar la estructura organizacional, las políticas de control interno y las prácticas operativas. Además, los auditores deben identificar y evaluar los riesgos de incorrección material debido a fraude, concentrándose en las áreas donde el riesgo es más alto y en respuesta a los riesgos evaluados, por lo cual se debe ajustar la naturaleza, la oportunidad y el alcance de sus procedimientos de auditoría.

Para prevenir el fraude, los auditores financieros evalúan los controles internos de las empresas, asegurándose de que sean efectivos y robustos. Tras esta evaluación, los auditores proporcionan recomendaciones para mejorar dichos controles, fortaleciendo así los procedimientos de la empresa contra el fraude o error. La capacitación continua del personal en prácticas antifraude es crucial, ya que un personal bien informado es una primera línea de defensa eficaz. Además, los auditores promueven una cultura organizacional que valora la ética y la integridad, creando un entorno donde el fraude es menos probable. Asimismo, el auditor debe desarrollar pruebas de auditoría como confirmaciones de saldos, comunicaciones con los asesores legales, revisión de transacciones inusuales, pruebas al cierre del periodo, entre otras que le permitan tener una seguridad razonable de que los estados financieros estén libres de errores materiales debido a fraude o error.

En conclusión, los auditores juegan un papel crucial en la detección y prevención del fraude. Los auditores financieros deben evaluar los riesgos de fraude, ajustar sus procedimientos de auditoría en consecuencia, y documentar y comunicar sus hallazgos. La adopción de técnicas y herramientas avanzadas, junto con la implementación de mejores prácticas, puede ayudar a los auditores a cumplir con sus responsabilidades de manera más efectiva.

Jorge Ramírez

Gerente de Auditoría de Grant Thornton







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