El renacer de los mercados emergentes
| Sábado 03 mayo, 2008
El renacer de los mercados emergentes
Carlos Gómez Guzmán
Agente de Bolsa Autorizado
Atrás quedaron los tiempos en que las economías de mercados emergentes suplicaban a los países industrializados que les concedieran un paquete de ayuda a través del Fondo Monetario Internacional (década de los años 80). Ahora los que necesitan paquetes de ayuda son los grandes bancos de los países desarrollados y no los están obteniendo precisamente de sus gobiernos.
Se acabaron los tiempos en los que la capacidad de importar y de invertir de las economías emergentes dependía de los flujos de capital extranjeros. Ahora son las economías emergentes las que invierten en el exterior gracias a las exportaciones masivas de bienes más baratos pero con mayor valor añadido, como el caso de Asia o el de las cada vez más preciadas materias primas, como ocurre con América Latina.
Incluso la fuerte desaceleración que está sufriendo la economía de Estados Unidos y que empieza a azotar a Europa, no parece estar haciendo mella en los mercados emergentes. Aunque es lógico pensar que en algún momento no lejano estas economías se verán afectadas por un entorno internacional menos favorable, lo cual puede ser un mal necesario dado que su situación de sobrecalentamiento y de presiones inflacionarias, los mercados emergentes han “emergido” y poco a poco están tomando un traspaso de poder económico dentro de la economía globalizada.
Algunas cifras relevantes de lo que representan los mercados emergentes:
• El 86% de la población mundial
• El 75% de la superficie terrestre
• El 70% de las reservas de divisas mundiales
• El 47% del PIB mundial
De esta forma, es importante considerar que la deuda de los mercados emergentes se ha convertido en un activo caracterizado por la solidez de las políticas fiscal, monetaria y de la gestión de la deuda; las mejoras en las balanzas de pagos, así como por las reformas jurídicas y estructurales, los cuales en su conjunto han reducido la volatilidad de sus instrumentos financieros y mejorado sus perspectivas de crecimiento, induciendo ascensos en las calificaciones de crédito y logrando una ampliación de la base de inversionistas.
Carlos Gómez Guzmán
Agente de Bolsa Autorizado
Atrás quedaron los tiempos en que las economías de mercados emergentes suplicaban a los países industrializados que les concedieran un paquete de ayuda a través del Fondo Monetario Internacional (década de los años 80). Ahora los que necesitan paquetes de ayuda son los grandes bancos de los países desarrollados y no los están obteniendo precisamente de sus gobiernos.
Se acabaron los tiempos en los que la capacidad de importar y de invertir de las economías emergentes dependía de los flujos de capital extranjeros. Ahora son las economías emergentes las que invierten en el exterior gracias a las exportaciones masivas de bienes más baratos pero con mayor valor añadido, como el caso de Asia o el de las cada vez más preciadas materias primas, como ocurre con América Latina.
Incluso la fuerte desaceleración que está sufriendo la economía de Estados Unidos y que empieza a azotar a Europa, no parece estar haciendo mella en los mercados emergentes. Aunque es lógico pensar que en algún momento no lejano estas economías se verán afectadas por un entorno internacional menos favorable, lo cual puede ser un mal necesario dado que su situación de sobrecalentamiento y de presiones inflacionarias, los mercados emergentes han “emergido” y poco a poco están tomando un traspaso de poder económico dentro de la economía globalizada.
Algunas cifras relevantes de lo que representan los mercados emergentes:
• El 86% de la población mundial
• El 75% de la superficie terrestre
• El 70% de las reservas de divisas mundiales
• El 47% del PIB mundial
De esta forma, es importante considerar que la deuda de los mercados emergentes se ha convertido en un activo caracterizado por la solidez de las políticas fiscal, monetaria y de la gestión de la deuda; las mejoras en las balanzas de pagos, así como por las reformas jurídicas y estructurales, los cuales en su conjunto han reducido la volatilidad de sus instrumentos financieros y mejorado sus perspectivas de crecimiento, induciendo ascensos en las calificaciones de crédito y logrando una ampliación de la base de inversionistas.