Dudas envuelven encuestas políticas
Redacción La República redaccion@larepublica.net | Viernes 11 diciembre, 2009
Los sondeos públicos aplican las mejores metodologías existentes, sin embargo condiciones cambiantes pueden producir variaciones, aseguran empresas
Encuestas de opinión despiertan dudas
Un problema importante para las empresas de sondeos en los últimos años ha sido el acceso a los encuestados
Un 66% cree que los resultados de las encuestadoras son poco o nada confiables, según sondeos de LA REPUBLICA
Conforme se acercan los procesos electorales en el país, la realización y difusión de encuestas sobre la intención de voto de los costarricenses se ponen a la orden del día. Sin embargo, los resultados de los estudios de opinión de las diversas firmas distan en gran medida entre sí, lo que provoca que en vez de dibujar un panorama electoral claro, más bien este se distorsione.
Los costarricenses parecen sentirse menos confiados en las encuestas. Al menos un sondeo realizado esta semana entre los lectores de LA REPUBLICA revela que un 66% de los consultados cree que las encuestas en Costa Rica son “poco confiables” o “no confiables”.
Aunado a esto, este mes la empresa de sondeos Unimer Centroamérica indicó que entre las personas con intención de voto el 43% apoyaba a Laura Chinchilla, candidata presidencial de Liberación Nacional (PLN), comparado con el 55%, que se le dio a la liberacionista tan solo tres meses antes, mientras que el apoyo de Otto Guevara, aspirante del Movimiento Libertario (ML), casi se duplicó, al pasar del 11% al 30% en el mismo periodo.
Aparte de eso, el último estudio de la Universidad de Costa Rica, al igual que el de Unimer publicado en este mes, asegura que Chinchilla cuenta con un apoyo del 60%.
“Esto se dio en un momento turbulento de la campaña en el que sucedieron hechos que pudieron haber golpeado la imagen del Gobierno, como fue el tema de la caída del puente sobre el río Grande de Tárcoles, el uso de las avionetas y la inseguridad”, comentó Olman Ramírez, estadista del Instituto de Investigaciones Sociales de la Universidad de Costa Rica.
Además, existe el factor del tiempo, dado que en este caso los estudios de opinión de Unimer tienen tres meses de diferencia, en los cuales “se suscitaron hechos que favorecieron a unos y perjudicaron a otros”, aseguró Carlos Paniagua, presidente de la compañía.
Actualmente un problema importante para las empresas de sondeos en los últimos años ha tenido que ver con la dificultad de acceso a los encuestados.
Los encuestadores de las principales firmas reconocen que tienen inconvenientes para obtener las opiniones de los sectores más ricos del país, como también las de los más pobres. En el primer caso, porque en los más selectos residenciales se le niega el acceso a su personal, y en el segundo, porque en los barrios más inseguros ni siquiera se les abre la puerta.
“Nosotros debemos ir donde hay muestras, a veces mandamos a nuestros funcionarios en lanchas y a caballo, y cuando tienen que ir a lugares sumamente peligrosos e inseguros los enviamos con seguridad privada que pagamos”, comentó Carlos Denton, presidente de CID Gallup, firma pionera en los estudios de opinión pública desde 1977.
Una alternativa a la que algunas encuestadoras han recurrido es obtener sus muestras telefónicamente, aunque esto implique alguna distorsión de los datos pues actualmente solo un 66% de la población cuenta con teléfono fijo.
A través de esta metodología quedan excluidos un gran número de personas que solo usa teléfono celular, los más pobres que no tienen un teléfono del todo, así como personas de mayores ingresos cuyo número es privado o inaccesible a las firmas encuestadoras.
Las empresas de encuestas reconocen que actualmente la vía telefónica no es la mejor manera para obtener una percepción de una muestra, pero que en algún momento se tendrá que recurrir a esta modalidad.
“Actualmente no es la mejor manera para recolectar la información, creo que para más adelante, cuando ya se nos vaya a dificultar la recolección de manera personal por cualquier circunstancia, las firmas encuestadoras vamos a tener que consensuar una metodología telefónica para que los resultados se apeguen más a la realidad del momento”, agregó Carlos Denton.
El no poder contar con las muestras adecuadas de los encuestados sería una de las repercusiones de las grandes variaciones en la interpretación de las tendencias electorales.
Por ejemplo, tres días antes de la realización del referéndum sobre el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos (Cafta) la encuestadora Unimer arrojó que los opositores al acuerdo comercial llevaban una ventaja del 12%. Dicha encuesta daba por ganador al “No” con un 55%, frente al “Sí” con un 43%.
El resultado de la consulta popular fue de un triunfo para el “Sí” del 51,6% sobre un 48,4% del “No”.
Pero además de la imposibilidad de llegar a todos los sectores de los consultados, hay otros aspectos que repercuten para que los resultados al final sean disímiles.
Entre ellos resaltan las fechas de realización y publicación, el tamaño de la muestra, el método para recolectar la información, la cobertura geográfica y la representación de la población.
“En algunos casos las fechas de realización no son coincidentes y los tamaños de la muestra son muy distintos, como lo es también el que la recolección de información se haga de manera personal y telefónicamente, todo esto influye para que en ocasiones haya diferencias tan abismales”, comentó Gustavo Araya, politólogo y comunicador, quien además apuntó a que es necesario revisar la proporcionalidad geográfica que utilizan las encuestadoras para realizar sus estudios.
De igual modo la presentación y la redacción de las preguntas va a variar la respuesta del entrevistado.
En este último caso sobre la redacción de las preguntas y hablando propiamente de la elección presidencial, diferencias como: ¿Por cuál candidato votaría usted? ¿Cuál candidato prefiere? o ¿Si las elecciones fueran hoy por quién votaría?, pueden marcar una diferencia en los resultados.
“Como dice el refrán popular: no se pueden mezclar papas con chayotes, hay empresas serias que utilizamos metodologías muy distintas a las de otras firmas o entidades, los resultados van a variar si las entrevistas se hacen casa por casa a que se hagan por teléfono. En el caso de los resultados distintos de empresas serias, esto se debe a la fecha de realización y a la cercanía de la elección”, comentó Paniagua.
Hay también una responsabilidad de los medios de comunicación en la presentación de los datos. “Muchas veces los medios presentan estos datos y no aclaran que corresponden a un porcentaje de costarricenses ya decidido a votar. No se pueden hacer proyecciones cuando aún hay un gran número de indecisos”, comentó Monserrat Sagot, socióloga de la Universidad de Costa Rica.
Carlos J. Mora
cmorah@larepublica.net
Encuestas de opinión despiertan dudas
Un problema importante para las empresas de sondeos en los últimos años ha sido el acceso a los encuestados
Un 66% cree que los resultados de las encuestadoras son poco o nada confiables, según sondeos de LA REPUBLICA
Conforme se acercan los procesos electorales en el país, la realización y difusión de encuestas sobre la intención de voto de los costarricenses se ponen a la orden del día. Sin embargo, los resultados de los estudios de opinión de las diversas firmas distan en gran medida entre sí, lo que provoca que en vez de dibujar un panorama electoral claro, más bien este se distorsione.
Los costarricenses parecen sentirse menos confiados en las encuestas. Al menos un sondeo realizado esta semana entre los lectores de LA REPUBLICA revela que un 66% de los consultados cree que las encuestas en Costa Rica son “poco confiables” o “no confiables”.
Aunado a esto, este mes la empresa de sondeos Unimer Centroamérica indicó que entre las personas con intención de voto el 43% apoyaba a Laura Chinchilla, candidata presidencial de Liberación Nacional (PLN), comparado con el 55%, que se le dio a la liberacionista tan solo tres meses antes, mientras que el apoyo de Otto Guevara, aspirante del Movimiento Libertario (ML), casi se duplicó, al pasar del 11% al 30% en el mismo periodo.
Aparte de eso, el último estudio de la Universidad de Costa Rica, al igual que el de Unimer publicado en este mes, asegura que Chinchilla cuenta con un apoyo del 60%.
“Esto se dio en un momento turbulento de la campaña en el que sucedieron hechos que pudieron haber golpeado la imagen del Gobierno, como fue el tema de la caída del puente sobre el río Grande de Tárcoles, el uso de las avionetas y la inseguridad”, comentó Olman Ramírez, estadista del Instituto de Investigaciones Sociales de la Universidad de Costa Rica.
Además, existe el factor del tiempo, dado que en este caso los estudios de opinión de Unimer tienen tres meses de diferencia, en los cuales “se suscitaron hechos que favorecieron a unos y perjudicaron a otros”, aseguró Carlos Paniagua, presidente de la compañía.
Actualmente un problema importante para las empresas de sondeos en los últimos años ha tenido que ver con la dificultad de acceso a los encuestados.
Los encuestadores de las principales firmas reconocen que tienen inconvenientes para obtener las opiniones de los sectores más ricos del país, como también las de los más pobres. En el primer caso, porque en los más selectos residenciales se le niega el acceso a su personal, y en el segundo, porque en los barrios más inseguros ni siquiera se les abre la puerta.
“Nosotros debemos ir donde hay muestras, a veces mandamos a nuestros funcionarios en lanchas y a caballo, y cuando tienen que ir a lugares sumamente peligrosos e inseguros los enviamos con seguridad privada que pagamos”, comentó Carlos Denton, presidente de CID Gallup, firma pionera en los estudios de opinión pública desde 1977.
Una alternativa a la que algunas encuestadoras han recurrido es obtener sus muestras telefónicamente, aunque esto implique alguna distorsión de los datos pues actualmente solo un 66% de la población cuenta con teléfono fijo.
A través de esta metodología quedan excluidos un gran número de personas que solo usa teléfono celular, los más pobres que no tienen un teléfono del todo, así como personas de mayores ingresos cuyo número es privado o inaccesible a las firmas encuestadoras.
Las empresas de encuestas reconocen que actualmente la vía telefónica no es la mejor manera para obtener una percepción de una muestra, pero que en algún momento se tendrá que recurrir a esta modalidad.
“Actualmente no es la mejor manera para recolectar la información, creo que para más adelante, cuando ya se nos vaya a dificultar la recolección de manera personal por cualquier circunstancia, las firmas encuestadoras vamos a tener que consensuar una metodología telefónica para que los resultados se apeguen más a la realidad del momento”, agregó Carlos Denton.
El no poder contar con las muestras adecuadas de los encuestados sería una de las repercusiones de las grandes variaciones en la interpretación de las tendencias electorales.
Por ejemplo, tres días antes de la realización del referéndum sobre el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos (Cafta) la encuestadora Unimer arrojó que los opositores al acuerdo comercial llevaban una ventaja del 12%. Dicha encuesta daba por ganador al “No” con un 55%, frente al “Sí” con un 43%.
El resultado de la consulta popular fue de un triunfo para el “Sí” del 51,6% sobre un 48,4% del “No”.
Pero además de la imposibilidad de llegar a todos los sectores de los consultados, hay otros aspectos que repercuten para que los resultados al final sean disímiles.
Entre ellos resaltan las fechas de realización y publicación, el tamaño de la muestra, el método para recolectar la información, la cobertura geográfica y la representación de la población.
“En algunos casos las fechas de realización no son coincidentes y los tamaños de la muestra son muy distintos, como lo es también el que la recolección de información se haga de manera personal y telefónicamente, todo esto influye para que en ocasiones haya diferencias tan abismales”, comentó Gustavo Araya, politólogo y comunicador, quien además apuntó a que es necesario revisar la proporcionalidad geográfica que utilizan las encuestadoras para realizar sus estudios.
De igual modo la presentación y la redacción de las preguntas va a variar la respuesta del entrevistado.
En este último caso sobre la redacción de las preguntas y hablando propiamente de la elección presidencial, diferencias como: ¿Por cuál candidato votaría usted? ¿Cuál candidato prefiere? o ¿Si las elecciones fueran hoy por quién votaría?, pueden marcar una diferencia en los resultados.
“Como dice el refrán popular: no se pueden mezclar papas con chayotes, hay empresas serias que utilizamos metodologías muy distintas a las de otras firmas o entidades, los resultados van a variar si las entrevistas se hacen casa por casa a que se hagan por teléfono. En el caso de los resultados distintos de empresas serias, esto se debe a la fecha de realización y a la cercanía de la elección”, comentó Paniagua.
Hay también una responsabilidad de los medios de comunicación en la presentación de los datos. “Muchas veces los medios presentan estos datos y no aclaran que corresponden a un porcentaje de costarricenses ya decidido a votar. No se pueden hacer proyecciones cuando aún hay un gran número de indecisos”, comentó Monserrat Sagot, socióloga de la Universidad de Costa Rica.
cmorah@larepublica.net