Disgusto en Pekín por alianza marítima
EFE | Lunes 02 junio, 2014
Disgusto en Pekín por alianza marítima
China reaccionó con indignación a los intentos de Estados Unidos, Japón y los países del sureste asiático por hacer causa común contra el régimen comunista en las disputas marítimas por los archipiélagos Paracel, Spratly y Diaoyu/Senkaku, que comienzan a tomar un cariz internacional.
China mantiene desde hace décadas contenciosos con Japón por las Diaoyu/Senkaku, con Vietnam por las Paracel y con diversos países del sureste asiático -sobre todo con Filipinas- por las Spratly, pero estos conflictos hasta ahora bilaterales amenazan con complicarse para Pekín, por la tendencia de esos países a unir sus reivindicaciones, bajo el paraguas estadounidense.
Esto se ha hecho patente más que nunca en la cumbre asiática de defensa (Diálogo de Shangri-La) que se celebró en Singapur, donde el primer ministro japonés, Shinzo Abe, anunció el envío a Filipinas de diez patrulleras para ayudarle en cuestiones de seguridad, e hizo la misma oferta a Vietnam.
Después, el secretario de Defensa estadounidense, Chuck Hagel, acusaba en el mismo foro a China de acciones "provocadoras" en los Mares de China Meridional y Oriental, donde se encuentran los archipiélagos de la discordia.
"No nos ponemos de parte de nadie en estas disputas territoriales, pero nos oponemos firmemente a cualquier nación que use intimidación, coacción y el uso de la fuerza para respaldar su posición", señaló Hagel este sábado, al advertir que Washington "no mirará para otro lado cuando se atacan principios fundamentales".
La reacción de China a estas críticas llegó, cuando tocó intervenir en el foro al segundo jefe del Estado Mayor del Ejército Popular de Liberación, Wang Guanzhong, quien se salió del discurso que en principio estaba previsto que diera y acusó a Abe y Hagel de hacer "piña" contra Pekín.
"Sus discursos me dio la impresión de que estaban coordinados, se apoyaron entre sí, se animaron y aprovecharon la ventaja de hablar primero", aseguró Wang sobre lo que consideró un "ataque inesperado" de Japón y EEUU, encaminado a "provocar a China".
En la intervención de Abe, el viernes, el líder nipón en realidad no aludió directamente a China, aunque en Pekín sus palabras han sido interpretadas como otro intento de desestabilizar la región, en un momento en que las dos potencias orientales llevan año y medio con sus lazos bilaterales prácticamente congelados.
"Japón debería enfrentarse a su historia y respetar la verdad, en lugar de intentar crear enemistades y confundir a la opinión pública", señaló a la agencia Xinhua el portavoz de AAEE chino Qin Gang en respuesta a la oferta nipona de ayuda a Filipinas y Vietnam.
Las principales tensiones en las últimas semanas en esos conflictos marítimos se produjeron junto a las islas Paracel, por la instalación en la zona en disputa de una plataforma de la petrolera estatal china CNOOC que Vietnam considera ilegal.
Buques vietnamitas que intentaron impedir la colocación de la plataforma fueron repelidos con cañones de agua por barcos chinos a principios de mayo, y días después manifestaciones antichinas en Vietnam acabaron con ataques e incendios a empresas de China, Taiwán y Corea del Sur en los que murieron al menos cuatro personas.
Al mismo tiempo, varios pescadores chinos eran detenidos por patrulleras filipinas cuando faenaban cerca de las Spratly, acusados de pescar tortugas protegidas, y China continuó sus habituales incursiones de buques en aguas próximas a las Diaoyu/Senkaku, pese a las protestas de Japón.
EEUU durante meses se ha intentado mostrar neutral en los contenciosos pero paulatinamente se va acercando a todos los rivales de Pekín, como se hizo patente en la reciente visita a Asia del presidente, Barack Obama, quien no hizo escala en China y aseguró que las Senkaku eran parte del pacto de defensa entre Tokio y Washington, por lo que Washington las defendería.
Pekín/ EFE