De tiro libre a caída libre
Alfaro no contará con la benevolencia de tiempo y paciencia que se da en el primer año a un ministro
Claudio Alpízar redaccion@larepublica.net | Jueves 23 abril, 2015

El presidente Solís debe tomarse el cambio del jerarca del Ministerio de la Presidencia como un “segundo aire”, como una oportunidad de inflexión en la percepción ciudadana.
En física se llama “tiro libre” al impulso de un objeto hacia arriba y con velocidad, como lo hizo el ciudadano con Solís en la votación de abril 2014. Diferente es la “caída libre”, que es el movimiento de un objeto que cae verticalmente sin que nada lo detenga.
El presidente Solís experimentó algo similar a ambos eventos en su primer año. Ahora debe afinar más su oído y visión, controlar su verbo que pasó de sensible y certero a tosco y descortés, denotando desazón e impaciencia.
Un amigo y maestro dice que somos consecuencia de nuestras decisiones. El Presidente es un buen ejemplo de ello, fue electo por el PAC, pero decidió gobernar sin el PAC, desechó a los titulares de ese partido y escogió a la “banca” para gobernar. Escogió a la teoría —academia— y menospreció el método.
Y, como escribí en esta columna el 24 de julio de 2014 (Los hombres del Presidente), limitó su círculo a Melvin Jiménez, Víctor Morales Zapata y Mariano Figueres.
También en esta columna, en octubre pasado (Sr. Melvin Jiménez, ¡renuncie!), advertí de la importancia de que el exministro de la Presidencia diera un paso al costado, pues eran evidentes sus falencias para ser jefe de gabinete y menos sus habilidades políticas para enfrentar y negociar con los adversarios políticos, la prensa, los grupos de interés y de presión.
No me gusta analizar la política solamente después de que las cosas suceden, intento siempre “leer” elementos y situaciones para adelantarme a los hechos, como digo con frecuencia: no quiero ser un analista “forense”, ese que con el cuerpo del muerto “descubre” lo padecido.
No cabe duda que el diputado Morales “metió las patas” al anunciar la salida del Ministro de la Presidencia, se adelantó, a lo mejor Morales sintió que con ese cambió él dejaría de ser el Ministro “ad hoc” de esa cartera, perdiendo influencia. Caso diferente al de Mariano Figueres, que con el cambio de Celso Gamboa —Ministro de Seguridad— parece que se fortalece como Ministro “ad hoc” de esta otra cartera.
La llegada de Sergio Alfaro al Ministerio de la Presidencia es mejorar en esa cartera, sin embargo, la pregunta es: ¿Será empoderado por Solís de la misma forma en que lo hizo con Jiménez, a quien dio poder y apoyo total?
El problema fue que Jiménez no tuvo ni las cualidades ni las habilidades para ejercer ese empoderamiento en un puesto clave, al punto de promover rebeliones tanto en el Gabinete como en su fracción legislativa.
Alfaro no contará con la benevolencia de tiempo y paciencia que se da en el primer año a un ministro, se le reconocen capacidades mayores que su antecesor. Sin embargo, no debemos olvidar que tanto a este Ministro como a los otros los escoge y dirige el Presidente, es a él a quien le corresponde darle horizonte, guía y compromiso a su gestión.
Si las líneas se pierden son de su total responsabilidad, pues un gobierno más que un conjunto ha de ser una orquesta, lo que exige un insigne director con batuta incluida.
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