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De Censura, Embajadores y Armas

Humberto Pacheco humberto.pacheco@pachecocoto.com | Martes 05 agosto, 2008


TROTANDO MUNDOS
De Censura, Embajadores y Armas

Humberto Pacheco

Es una vergüenza que el Comité Olímpico Internacional le haya aceptado a los chinos la censura en el uso del Internet. Aducir, como pretende ahora el jefe de prensa de ese organismo, que creía que no habría censura, es una muestra de gruesa incompetencia ó de falsedad. No olvidemos que el comunismo consiste de un grupo privilegiado de gobernantes que decide- por la fuerza y sin votación- lo que conviene, en este caso, a más de mil millones de seres humanos.
El “olimpismo”, aunque algunos hayan perdido el norte, no es sólo sobre marcas deportivas sino sobre la calidad humana de los atletas y su ejemplo a las juventudes. Este se refleja en lo que respalden, que debe ser lo bueno y no lo malo. Endosar una dictadura, no importa cuan poderosa económicamente, va a contrapelo de ser un deportista olímpico.
Precisamente, uno de los argumentos que se usó para designar a China como sede de las Olimpiadas fue el de que serviría para estimular la apertura democrática. Esta censura demuestra, al contrario, que la dictadura se valió del deporte para su validación.
Cuatro ó más legionarios costarricenses han triunfando en el fútbol de Europa —otras ligas, para ponerlo en términos populares— lo que viene a remarcar que es el entorno y la voluntad personal lo que determina sí salimos ó no de la mediocridad. Lo hemos visto de otros conciudadanos que, marchándose a los Estados Unidos ó Europa a hacer su vida, han tenido éxito.
Nuestra propia experiencia —tímida en 1967, cuando a tres años de graduados de la UCR nos lanzamos a descubrir una Centroamérica desconocida; agresiva desde el 70, cuando nos fuimos a los Estados Unidos y Europa; y ponderada ya de viejos, cuando nos vinculamos a Nueva Zelanda— nos ha permitido conocer múltiples casos de éxito personal. El quid está en la cuota de sacrificio que se quiera empeñar. El sacrificio, como el dolor, tiene distintos umbrales para distintas personas. Cada cual tiene que encontrar el suyo.
Aprovechando el éxito de esos legionarios sugerimos al ICT nombrarlos Embajadores ad-honorem para que relaten las bondades de su país. Enviarles un equipo de apoyo, con buenos materiales de publicidad, para que efectúen actividades ocasionales en sus comunidades no cuesta mucho y tendría un efecto muy positivo. Sí hay gestión oficial, los municipios europeos brindarán su ayuda dado que estos muchachos son ídolos en sus comunidades. Esto, a su vez, le daría credencial a los eventos para que la prensa, con su efecto multiplicador, se interese.
Está demostrado que las armas, como corolario de la violencia, son nefastas. La masacre que el Ejército francés cometió por utilizar erróneamente balas de verdad en una exhibición pública, resalta su peligroso y delicado manejo. Recientemente vivimos el drama de una amiga cuyo padre accidentalmente se pegó un tiro manipulando un arma, grave accidente del que Gracias a Dios ya se recupera.
Pero de eso a imputarle la violencia a las armas y suprimir las que se adquieren legalmente, ó hacerlas de muy difícil acceso al público legítimo, hay mucha distancia. Suiza es el mejor ejemplo de que las armas per se no causan violencia ni criminalidad. En nuestros país se buscan porque la inexistente seguridad ciudadana obliga a las personas a defenderse y a defender la familia. Lo lógico es que al público se le enseñe a manejarlas y, como está establecido, se le exija requisitos de conducta y personalidad idóneos para autorizar la tenencia.
Prohibir el acceso legítimo a las armas a la población decente, sin poder controlar las que los criminales obtienen del mercado negro y no registran, es reeditar la historia de tigre suelto contra burro amarrado.

vikocr@racsa.co.cr

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