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Cuatro pistas para cambiar de rumbo

Albino Vargas Barrantes redaccion@larepublica.net | Viernes 17 julio, 2020

Albino vargas

La gran mayoría de la población trabajadora de nuestro país (con empleo formal, sin él, en la informalidad), ya la estaba pasando mal antes de la llegada de la pandemia. Ésta lo que ha hecho es agravar tal circunstancia y ha vuelto a nuestro país irreconocible.

El rumbo económico de los últimos tiempos ha estado más que equivocado y los partidos responsables de ello, Liberación, Unidad y PAC, se degeneraron, políticamente hablando, a tal nivel que hoy son la “dirección ejecutiva”, la “gerencia política” de un conglomerado de empresaurios que, en ofensiva coordinada desde Zapote y a partir de que el covid-19 les cayó como anillo al dedo, están en proceso de apropiación de los más rentables activos todavía públicos en poder del Estado; en proceso de reversión de los postulados principales del Código de Trabajo; en proceso de aniquilación de la institución emblema del Estado Social de Derecho, la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS).

En materia de la política económica y macroeconómica ejecutada por la citada “dirección ejecutiva”, la “gerencia política” de los indicados partidos, se debe decir que ésta es un soberano fracaso en cuanto a la inclusión social, ha fomentado la exclusión económica y ha propiciado la obscena concentración de riqueza; sin hablar de la corrupción, el tráfico de influencias y el oportunismo arribista de repartición de cargos de alto nivel para conformar, a fin de cuentas, lo que conocemos como “clase política”.

Por tanto, la gran tarea que la gente golpeada, estafada, desilusionada, precarizada y empobrecida tiene por delante es, al menos, cambiar el rumbo de esa política económica que, ahora más claro queda, es el que nos lleva al despeñadero. Tenemos que ir por otro rumbo contrario. Cuatro pistas para ese cambio de rumbo (no las únicas), son las siguientes y aquí se los dejamos:

UNO: Debe establecerse una política pública para enfrentar la circunstancia del dinero sucio, el del narcotráfico, el del crimen organizado como agente activo del sistema económico. Serían unos 4 mil 200 millones de dólares anuales del total de la plata sucia, lavado de dinero, que transita en Centroamérica, según la entidad Global Finance Integrity. Instaurar en Costa Rica la Tasa Tobin, un impuesto a las transacciones financieras es una alternativa.

DOS: La evasión fiscal-tributaria en el país es, por lo bajo, de 3.800 millones de dólares anuales: un 6.1% del Producto Interno Bruto (PIB). Curiosamente, un 6.1% es el cálculo de incumplimiento tributario a nivel regional y para el año 2018, según datos de la prestigiosa Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), de Naciones Unidas. El gobierno empresaurial que nos agobia en Costa Rica está proponiendo un recorte presupuestario de un 1% PIB, teniendo 6 puntos a su disposición, si tuviéramos otro sistema tributario. A este respecto las propuestas están formuladas para una transformación tributaria estructural. En la Asamblea Legislativa anterior (2014-2018), quedaron planteadas en las conclusiones de la comisión parlamentaria que investigó el caso de Los Papeles de Panamá (Panama Papers).

TRES: “Recortar el gasto público muy pronto descarrilaría la recuperación”. Éste es un planteamiento del Fondo Monetario Internacional (FMI), al mencionar que sin un activo papel del sector Público no será posible que las economías salgan del grave problema socioeconómico que implica la pandemia del covid-19. Aquí se está promoviendo y haciendo todo lo contrario, llegando al punto de rebajar salarios del empleo público. Países europeos que habían mandado al cajón de la basura sus servicios públicos de salud, por ejemplo, el coronavirus les tomó desarmados y ya sabemos los miles de muertes que ha habido. El recortismo fanático-fundamentalista actualmente en desarrollo en el país, representa un suicidio político-colectivo y eso debe ser revertido.

CUATRO: Millonarios por la humanidad es un movimiento global de personas archi-adineradas, poseedoras de fortunas en cantidades inimaginables, acumuladas (entre otros factores), por sistemas tributarios endebles y por esos nefastos paraísos fiscales. Estas gentes, paradójicamente, están pidiendo a sus propios gobiernos que les tase (“tax us”, denominación en idioma inglés del movimiento que promueven), a sus propias fortunas, para que haya recursos frescos a fin de potenciar fuertemente la recuperación económica de los países que han sido y que están siendo devastados por la pandemia. Es hora de que, en Costa Rica, los súper-ricos y sus fortunas sean tasados, al menos, con un impuesto solidario para la crisis. Nunca han tributado lo justo, las administraciones tributarias (por decir lo menos), han sido “complacientes” con ellos.

Albino Vargas Barrantes

Secretario General

Asociación Nacional de Empleados Públicos y Privados (ANEP)










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