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EDITORIAL


Crecemos sin ningún orden

Lo que no se hizo por falta de voluntad política y previsión lo impondrá ahora la naturaleza

Redacción La República redaccion@larepublica.net | Martes 09 noviembre, 2010


Editorial 11 de noviembre 2010


Las autoridades se han visto forzadas a iniciar un despliegue de fuertes y amplias acciones para atender la multiplicidad de problemas y desastres producidos por el cambio climático sobre nuestra geografía e infraestructura, por nuestra falta de planificación o de su acatamiento.

La carencia, en la mayoría de los casos, de planes reguladores en el país, ha permitido un crecimiento urbano caótico que afectó negativamente muchas zonas y produjo situaciones que hoy nos pasan la factura.

Desforestar cerros, construir en sus laderas, ignorar que debe acatarse una planificación que tome en cuenta el factor ambiental, entre otros, son cosas que no pueden hacerse alegremente por mucho tiempo sin que luego entre todos tengamos que pagar por ello. Se ha pagado ya con vidas humanas y el resto pesará sobre las familias que lo perdieron todo, o casi todo y sobre la economía en general.

Sin embargo, ahora sí, pareciera que no podrá despreciarse por más tiempo la necesidad de diseñar, implementar y cumplir con eficientes planes reguladores que contemplen el factor ambiental, cambio climático incluido. Es decir, lo que no se hizo por falta de voluntad política y previsión lo impondrá ahora la naturaleza.

Los técnicos vienen diciendo hace muchos años cuáles zonas son aptas para mayor densidad poblacional y cuáles, por el contrario deben respetarse porque modificarlas puede volverlas vulnerables y hasta peligrosas si el clima u otros imponderables las golpean. Sin embargo… ¿de qué valen las recomendaciones de los técnicos si no son tomadas en cuenta? Los errores políticos por acción u omisión los paga muy caros la población.

Veremos si ahora, que la acción es ya impostergable, se tomarán en cuenta los estudios técnicos que, afortunadamente pareciera que están ahí desde hace muchos años. Solo hará falta actualizarlos, probablemente, porque quizás cuando se hicieron aún se permanecía en el estadio de la incredulidad y la mayoría prefería pensar que lo de las consecuencias del cambio climático era una falsa teoría. Hoy hemos pasado de las dudas a las vivencias.







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