Costa Rica 2050
Leiner Vargas lvargas@una.ac.cr | Martes 15 septiembre, 2015

Estamos estancados a la mitad del charco y no tenemos claridad para dónde avanzar
Reflexiones
Costa Rica 2050
Pensar la Costa Rica 2050 con libertad es una urgencia nacional y un requisito generacional de gran importancia para el país. Nuestra sociedad ha caído en una crisis de utopías y se orienta, esencialmente, por promesas electorales de corto o cortísimo plazo, sin horizontes claros y sobre todo, con una fuerte resistencia al cambio en casi todos los aspectos de la vida social, económica y política. Esto último es el resultado de una suerte de añoranza del pasado y, al mismo tiempo, una gran incapacidad para tomar acuerdos y visualizar el futuro, por parte de los grupos de interés en la sociedad y del gobierno que los refleja. En síntesis, estamos estancados a la mitad del charco y no tenemos claridad para dónde avanzar.
El romper las ataduras de este presente que se ha vuelto inaceptable para quienes aspiran a una sociedad más justa y desarrollada en muchos campos, dejando sus expectativas cautivas en los arrabales de las discusiones de la política tuerta y, algunas veces, incauta de nuestros grupos políticos, es un tema central para el futuro de nuestro país.
Definir una visión de futuro y de prospectiva, que no se limite por los clásicos condicionantes de los grupos de poder que en el corto plazo imponen veto a casi todo. Debe ser una visión con sentido humano y mirando a la Costa Rica moderna e integrada al mundo del siglo XXI.
Dicha visión no asume ni asocia los resultados a alcanzar con un fundamento ideológico en específico, por el contrario, se trata de una visión pragmática que define derroteros y presume cambios a realizar para alcanzar dichos derroteros, sin comprometer ideologías en el proceso o pretender que existe un solo camino al desarrollo. Es una visión que orienta la definición del país donde nos gustaría vivir a todos, con dignidad, trabajo y, sobre todo, con mayores oportunidades para todos y todas.
Algunos de sus componentes principales deberían de ser: a. Una democracia fuerte, descentralizada y competente, b. ciudades más humanas, sostenibles y culturalmente ricas, c. una economía diversificada y competitiva, de amplia base social y geográficamente descentralizada, d. transporte público humano, moderno, sostenible y eficiente, e. un sector energético sostenible y competitivo, f. un sistema financiero humano, eficiente y democrático, g. un gobierno efectivo y pensado para las personas, h. un ambiente sano y sostenible para la vida, i. amplio acceso a las tecnologías y un fomento a la ciencia con visión país, j. acceso abierto al deporte, el arte y la cultura, k. amplia provisión de bienes y servicios públicos para la vida, l. estado local más efectivo y responsable para con los ciudadanos, m. mayor equidad y eliminación efectiva de la pobreza extrema, n. logística moderna con un sistema de interconectividad competente, o. mayor integración al mundo con un alto compromiso con los derechos humanos, la paz, la seguridad y la justicia global, p. una salud y provisión social sostenibles y de amplia cobertura, r. una educación de calidad para la vida y el desarrollo integral del ser humano.
Leiner Vargas Alfaro
www.leinervargas.com
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