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Coronavirus en Paraguay: 3 claves que explican cómo este país pasó de controlar la pandemia a vivir una doble crisis política y sanitaria

José Carlos Cueto - BBC News Mundo | Miércoles 10 marzo, 2021


Protestas en Paraguay contra el gobierno.
Getty Images
"Venimos por ti, Marito", dice una pancarta en medio de las protestas en Paraguay contra la gestión del presidente Mario Abdo Benítez.

Hace unos meses, Paraguay ganaba halagos por su control de la pandemia de coronavirus. Hoy la situación no puede ser más diferente.

El sistema sanitario tiene dificultades para hacer frente al aumento de casos, las calles son escenario de protestas y el gobierno está sometido a duras críticas de la oposición y los ciudadanos.

Este domingo, miles de personas se manifestaron por tercer día consecutivo en las calles de Paraguay.

Muchos acusan al gobierno de corrupción e ineptitud y piden la renuncia del presidente Mario Abdo Benítez por la falta de insumos médicos y medicamentos, el retraso en la llegada de vacunas y las deficiencias del sistema público de salud.

El pasado viernes, las protestas acabaron con violentos enfrentamientos y las fuerzas de seguridad lanzaron balas de goma y gases lacrimógenos contra algunos manifestantes.

El descontento social le costó el cargo primero al ministro de Salud Julio Mazzoleni, quien dimitió el pasado viernes.

Y este sábado, "en aras de la pacificación", Abdo Benítez anunció el reemplazo del ministro de Educación, Eduardo Petta; la ministra de la Mujer, Nilda Romero; y el jefe de Gabinete de la Presidencia, Juan Ernesto Villamayor, con rango de ministro.

Pero, ¿qué ha pasado en Paraguay para que en apenas un año haya pasado de controlar la pandemia a vivir esta situación crítica?

Mario Abdo Benítez.
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El gobierno del presidente Mario Abdo Benítez está bajo una intensa presión política y social por la gestión de la pandemia y las deficiencias del sistema sanitario público paraguayo.

1. Deterioro epidemiológico

Tras confirmarse los primeros casos de coronavirus en el país a comienzos de marzo de 2020, el gobierno rápidamente suspendió las clases escolares, restringió eventos públicos y privados, y declaró un toque de queda nocturno.

Esas restricciones se impusieron el 10 de marzo, un día antes de que la Organización Mundial de la Salud (OMS) decretara la pandemia. Pocos días después, Paraguay impuso una de las cuarentenas más estrictas de la región.

Los paraguayos debían permanecer en casa y solo podían salir para comprar bienes básicos o en caso de emergencia.

La reacción del Ejecutivo fue tan rápida y contundente que el 15 de junio, cuando reabrieron varios sectores de la economía, Paraguay tenía una tasa de 2 muertos por millón de habitantes, la más baja de Sudamérica.

Era una situación especialmente llamativa dado que se encontraba en la región que era "epicentro de la pandemia". Uno de sus vecinos fronterizos, Brasil, contaba entonces más de 200 muertos por cada millón de habitantes.

Personal sanitario protestando en Paraguay.
Getty Images
Para muchos, el descontrol epidemiológico ha desnudado las deficiencias del sistema sanitario de Paraguay.

"Al comienzo de la pandemia el gobierno tomó medidas muy fuertes porque sabía que el sistema sanitario era muy pobre y colapsaría", analiza para BBC Mundo Marcello Lachi, doctor en ciencias sociales en Paraguay.

Pero en las últimas semanas los casos han ido en aumento, acumulando en total casi 170.000 infectados y 3.318 muertes hasta el pasado 7 de marzo.

La doctora Elena Candia, presidenta de la Sociedad Paraguaya de Infectología, atribuyó el aumento de la incidencia a la relajación ciudadana y a la posible circulación de la variante brasileña del virus, que según los primeros estudios es más contagiosa y podría aumentar la probabilidad de reinfección.

2. Falta de insumos, medicamentos y vacunas

La pasada semana, muchos hospitales públicos colapsaron en Paraguay, quedándose sin capacidad en las unidades de cuidado intensivo.

De hecho, el pasado 3 de marzo, el Ministerio de Salud informó la suspensión de todas las cirugías programadas en los hospitales públicos del país para centrar todos los esfuerzos en la contención de la pandemia.

La ausencia de camas para los enfermos se une a la escasez de medicamentos e insumos. Estos hechos fueron denunciados por varios gremios del personal sanitario, pacientes y familiares durante paros y movilizaciones la semana pasada.

Julio Mazzoleni junto a Mario Abdo Benítez.
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Julio Mazzoleni dimitió a su cargo como ministro de Salud a pesar de los halagos por la contención del virus en los primeros meses de pandemia.

"Estamos sin antibióticos, sin tratamientos para el coronavirus y otras patologías", dijo a la agencia EFE Lourdes Villalba, vicepresidenta del Sindicato de Trabajadores del Hospital de Clínicas en Asunción, la capital.

"La gente va a un hospital público y les dan una cama, pero luego tienen que pagarse los medicamentos en el sector privado. No todos pueden costearlo", dice por su parte Lachi.

El diario paraguayo La Nación señala que una de las causas de esta escasez fue el fiasco en la compra de medicamentos e insumos en abril de 2020, cuando dos cargas provenientes de China llegaron al país y en ambos casos fueron rechazadas por el gobierno por no cumplir las condiciones requeridas.

Lachi señala, además, que existe mucha desconfianza hacia la gestión de los US$274 millones que Paraguay recibió a modo de préstamo desde el Fondo Monetario Internacional (FMI).

"El sistema impositivo es muy bajo en Paraguay y por ello el sistema de salud pública es débil. El préstamo del FMI era, entre otras cosas, para reforzar el sistema de salud. Pero lo que se ha comprado ha sido insuficiente, sin las condiciones adecuadas y pagando sobrefacturas", denuncia Lachi.

Los paraguayos también han criticado la lenta llegada de las vacunas. En un país de 7 millones de habitantes, hasta hace pocos días solo habían llegado 4.000 dosis de la vacuna rusa Sputnik V.

Chile anunció este domingo la donación de 20.000 dosis de la vacuna china Sinovac para "acelerar la vacunación del personal sanitario", según dijo el presidente chileno Sebastián Piñera.

Paraguay, como muchos otros países en vías de desarrollo, depende de la distribución de vacunas de la iniciativa Covax, liderada por la OMS. En la próximas semanas se espera que llegue el primer lote.

Por otro lado, miembros del personal docente también organizaron protestas debido al retorno a las clases presenciales precisamente en el peor momento epidemiológico en Paraguay desde el comienzo de la pandemia.

3. Desconfianza institucional

Por el momento, Abdo Benítez confirmó a Julio Borba como el sustituto de Julio Mazzoleni al frente de la cartera de Salud.

En rueda de prensa este lunes, Borba aseguró que la prioridad del gobierno sería conseguir más vacunas "en el menor tiempo posible" y que se reforzará el sistema de control sobre medicamentos para "que estos lleguen en forma y tiempo a toda la red sanitaria".

Dichas declaraciones se produjeron un día después de la tercera jornada de protestas consecutivas, cuando miles de paraguayos marcharon frente a la residencia presidencial y advirtieron en pancartas y cánticos que continuarán protestando hasta que renuncie Abdo Benítez y el vicepresidente Hugo Velázquez.

Las protestas alcanzaron el viernes 5 de marzo su máxima tensión, cuando un grupo de manifestantes se enfrentó a las fuerzas policiales y estas respondieron lanzando pelotas de gomas y gases lacrimógenos.

Protestas en Paraguay.
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Este viernes, las protestas alcanzaron el máximo grado de tensión, con enfrentamientos entre las fuerzas de seguridad y algunos manifestantes.

Tras estos enfrentamientos, los portavoces de formaciones políticas como el opositor Partido Liberal y Honor Colorado, la facción interna del Partido Colorado liderada por el expresidente Horacio Cartes, expresaron su intención de debatir la posibilidad de organizar un juicio político para destituir a Abdo Benítez.

El actual presidente ya enfrentó la posibilidad de un juicio político en agosto de 2019, cuando se filtró un acuerdo bilateral con Brasil para comprar energía a la represa de Itaipú, compartida por ambos países.

El trato desató la ira ciudadana y de la oposición, que denunció el secretismo con el que se firmó el acuerdo y la supuesta "entrega de la soberanía energética a Brasil".

Ante las críticas, Abdo Benítez dio marcha atrás, pero la polémica cimentó un clima de escepticismo solo "frenado" por la gestión de los primeros meses de pandemia.

"Lo hizo bien al principio y por eso el presidente recuperó el apoyo, pero la desconfianza ha regresado", concluye Lachi.


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