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COLUMNISTAS


¡Construir y construir, nunca destruir!

Emilio Bruce ebjreproduccion@gmail.com | Viernes 03 septiembre, 2021


Sinceramente

Comienza la campaña política y al observar a los diferentes partidos completar sus fórmulas y designar a sus líderes me siento satisfecho de que nuestro sistema funcione y se estén encauzando legal y funcionalmente las fuerzas políticas para concursar por el liderazgo de la resolución de los problemas nacionales.

La renovación de autoridades siempre nos presenta con un panorama algo incierto ya que no dejan de venir a mi memoria histórica los sufrimientos y las violencias que el país ha vivido, para lograr ese reemplazo en paz y en tranquilidad. Por eso debe de existir el compromiso entre todas las fuerzas políticas por fortalecer la democracia, contribuir a la estabilidad y generar respuestas y soluciones a los problemas del país. Todos debemos decir a coro: NO a la violencia de palabra, de concepto o, de hecho. Todos debemos de insistir en que no se diga más que la verdad, lo cierto, lo correcto, lo comprobado, lo que nos haga mejores.

Una elección no es sino una escogencia entre un grupo de buenas personas con diferentes destrezas y planteamientos para mejor solventar los graves problemas que sufre el país, todo ello en paz, en legalidad, en decencia, en respeto de unos hacia otros.

Elegir diputados y elegir presidente y vicepresidentes es cosa seria. Muchas veces la imagen pública que guardamos de los candidatos nos defrauda una vez electo el mandatario o el diputado, ya que lucieron frente a nosotros sus mejores galas y no se mostraron en su cruda realidad. El insultarlos o descalificarlos frente al pueblo conduce a éste a perder confianza en el sistema, en la democracia y en los frutos de la ley y de la libertad.

Elegir es escoger a la persona que nos parece es la mejor, la más capacitada, la más moral, la más enérgica, para enfrentar, comprender y dar solución a los problemas nacionales de manera justa y apropiada a las diferentes capas de la población, en particular a aquellos grupos más vulnerables de la sociedad. La elección escoge personas, pero la misma implica la escogencia de las soluciones que justamente esas personas podrán dar a nuestras dificultades con justicia para todos. Escoger al que mejor creemos puede ayudar a toda la comunidad no implica bajarle el piso o destruir la honra del resto de los candidatos. A la larga el electo necesitará de todos los que no lo fueron para gobernar, para lograr los consensos y para vivir en concordia.

El país necesita construir y construir. Costa Rica requiere de talentos que, en moderación y firmeza, en fraternidad y liderazgo positivo conduzcan al país por la ruta de la recuperación económica, del empleo, del cierre de brechas educativas y de ingreso y de que se restablezca plenamente la igualdad de oportunidades para todos sus habitantes.

Tengo la esperanza de que quienes vengan comprendan que no se pueden gastar dos por cada colón de ingresos. Que no se puede ordeñar a todos los ciudadanos para saciar el gasto estatal. Espero sinceramente que quienes vengan entiendan que no podemos vivir por encima de nuestras posibilidades, aunque lo queramos. Discutamos problemas y soluciones. No destruyamos honras ajenas ni descalifiquemos a los demás.

Estos candidatos deberán enfrentar el fenómeno prolongado y persistente de la corrupción, los complejos problemas de la recaudación fiscal, la supresión de la defraudación y la reducción de los portillos que permiten legalmente a algunos dejar de pagar impuestos o sea la elusión. Discutamos problemas y soluciones, eso sí es construir y hacer patria.

El país requiere regresar a la seriedad del argumento y de la idea, del intercambio de los pareceres y del análisis de las alternativas planteadas por los candidatos y dejar atrás desde ya el ataque artero, la insinuación destructiva, la búsqueda del descrédito de las personas, olvidándose de sus ideas y de sus soluciones.

Puede divertir mucho a algunos que se haga jirones la honra de los candidatos, puede hacer reír a muchos que se insulte y descalifique de manera baja a quienes están ofreciéndose a trabajar por todos nosotros. Este tipo de estrategia destruye a todos, incluso a quienes no están siendo atacados. Esta estrategia nos degrada. Este estilo nos impide trascender de los detalles a los análisis de lo verdaderamente trascendente para el país. No nos degrademos en esta campaña. El insulto y la descalificación no construyen soluciones ni contribuyen a generar los consensos que luego se requerirán para gobernar.

Espero que el país haya aprendido la lección de que no se eligen presidentes ni diputados por las razones inadecuadas. Espero que los costarricenses en indignación rechacen la basura lanzada a quienes desean ayudarnos a todos. Espero que los medios de comunicación colectiva abandonen la estrategia de decir y afirmar como quien no quiere la cosa, afectando la vida y el destino de los costarricenses con su manipulación. Ya ha sido suficiente lo que hemos vivido y hemos sufrido para seguir en esos suicidas juegos de poder. En esas jugarretas de tirar la piedra y esconder la mano para acabar con una persona por las razones equivocadas, por los motivos nacidos en el interés pecuniario, en la venganza o el desquite.

Espero que esta campaña no solo sea limpia, de altura y positiva, sino que de ella el país salga muy motivado para construir y construir su futuro. La tarea es magna. No se construye un país de la noche al día ni en cuatro años, pero si se va acumulando de manera correcta cada granito de arena en pos de la justicia, la igualdad, el bienestar, la libertad y la iniciativa de todos y cada uno de nosotros los costarricenses, habremos cumplido con la tarea.

No debemos jamás olvidar que el estado existe y trabaja para los ciudadanos, no los debe oprimir ni tiranizar. Que el individuo es el centro de la creación no un peón de ajedrez de los políticos para conseguir sus fines. No debemos olvidar que el fin jamás justifica los medios.

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