Con el sol y las ansias en la cabeza
| Lunes 03 febrero, 2014
Con el sol y las ansias en la cabeza
Calor, muchos seguidores, música y uno que otro empujón siguieron al liberacionista
Soleado, claro, movido. Así fue el día de Johnny Araya, candidato liberacionista, quien desde temprano tenía en su cabeza ganar y que no habría segunda ronda.
Su agenda apretada inició en la Catedral Metropolitana con la eucaristía junto a otros candidatos, la nota curiosa se dio cuando al dar la paz, Araya fue a saludar a cada uno de sus contrincantes.
Música de cimarronas, comparsas, papelitos verdes y blancos que volaron, junto con muchas banderas de esos mismos colores que ondeaban por toda la calle, fueron parte del ambiente para que Johnny emitiera su voto.
Fue como un campo de batalla, no solo para él, sino también para una veintena de periodistas, camarógrafos y visitantes que tenían que captar cada movimiento del candidato oficialista.
Saludos van y vienen, fotos que se tiran, gente al grito de “se oye, se siente, Johnny presidente”, el frenesí empezaba a latir con fuerza.
Entre un enjambre de periodistas con sed de información, Araya tuvo que dejar a su fiel acompañante de todo el día, Sandra León —su esposa—, para poder entrar a la mesa de votación.
A las 10.28 a.m., logró entrar, duró ocho minutos mientras más fotos caían en su sonrisa de triunfalismo.
En ese momento un simpatizante del Frente Amplio gritó desde afuera “lleva más de tres minutos, que le anulen el voto” —solo se tenía dos minutos para ejercer el sufragio—, pero la tardanza era lógica.
Luego de esa aventura, el día se puso más tranquilo, visitó Canal 6 y 7 para una serie de pequeñas entrevistas, para después salir hacia Cartago donde visitó a la “Negrita de Los Ángeles” y a los votantes del liceo Vicente Lachner.
Su almuerzo llegó hasta cerca de las tres de la tarde, cuando visitó a María Elena Ortiz en Curridabat, para descansar unos minutos.
No olvidó el oeste del área metropolitana. Ya para la hora del café estuvo en Heredia en el liceo Samuel Sáenz y luego compartió con sus seguidores en la ciudad de los mangos en el Instituto de Alajuela.
Todo se consumó en su cuartel en el hotel Crowne Plaza, Corobicí.
Fabio Parreaguirre
fparreaguirre@larepublica.net
@fabiopLR