Comida sana en las sodas escolares
| Miércoles 01 febrero, 2012
Comida sana en las sodas escolares
En 2003, la Organización Panamericana de la Salud indicó que: “…mientras que los problemas por déficit nutricional han ido disminuyendo en la población en los últimos diez años, los problemas por exceso de peso han ido aumentando en todos los grupos de edad. Esto es el resultado de la combinación de una serie de factores relacionados con los cambios en el estilo de vida y en los hábitos alimentarios de las nuevas generaciones de costarricenses”.
En ese contexto, en la Defensoría de los Habitantes, se realizó un estudio —concluido en 2010— donde se evidenció dicha preocupación, porque a pesar de la normativa existente, muchas sodas escolares vendían comida de baja calidad nutricional y alto contenido en grasa saturada, con el inequívoco riesgo de que tal práctica desembocara en altos niveles de sobrepeso en esa población. La preocupación entonces, tanto como ahora, ha sido la peligrosa tendencia hacia la aparición de diabetes, hipertensión arterial y problemas de orden cardiaco en este grupo etario, pues para desarrollar estas enfermedades no existen requisitos de edad.
Valga decir, además, que en 2003 la OPS indicó que la población infantil enfrentaba un problema de sobrepeso, lo cual, podía significar una situación seria de salud pública para futuro.
Además, en nuestro estudio se evidenció lo indicado por el INCIENSA, en el tema de la alimentación que se propicia e inculca en los centros educativos, donde los estudiantes pasan el 60% de su tiempo. Para el INCIENSA, en los centros educativos la mayoría de las personas se alimenta mal, ingiere comidas altas en carbohidratos, grasas saturadas y azúcares, lo cual, comienza desde corta edad, en el kínder, escuela, colegio; y sin duda, en los hogares.
De tal suerte y ante ese escenario en nuestra población menor de edad, en la Defensoría, celebramos la reciente decisión del MEP, en el sentido de regular la venta de alimentos fritos, golosinas, jugos muy azucarados, bebidas gaseosas, galletas con relleno, etc., en las escuelas y colegios públicos a partir del próximo curso lectivo.
Se trata de un primer paso, valioso por demás; pero no perdemos de vista que aún faltan otros. Queda por delante que se trabaje en una mejor oferta nutricional para los comedores escolares; y que además, mediante un enfoque integral, eduquen a la población estudiantil sobre la importancia de adquirir buenos hábitos alimentarios y nutricionales, para que a fuerza de razón y aprendizaje, ellos y ellas comprendan que “comer rico” y “comer bien” son cosas simultáneamente posibles.
Esta decisión significa un avance en materia de derechos humanos y un aporte valioso para alcanzar una educación que promueva la salud desde los centros de enseñanza; significa que rompemos paradigmas del consumismo a ultranza; y sobre todo, que aún somos un país capaz de desafiar esquemas del pasado y de apostar con determinación en nuestro ahora, fomentando buenos hábitos, una alimentación sana y la certeza de que en un futuro cercano, comenzaremos a percibir valiosos alcances y resultados de esta decisión.
Ofelia Taitelbaum Yoselewich
Defensora de los Habitantes de la República
En 2003, la Organización Panamericana de la Salud indicó que: “…mientras que los problemas por déficit nutricional han ido disminuyendo en la población en los últimos diez años, los problemas por exceso de peso han ido aumentando en todos los grupos de edad. Esto es el resultado de la combinación de una serie de factores relacionados con los cambios en el estilo de vida y en los hábitos alimentarios de las nuevas generaciones de costarricenses”.
En ese contexto, en la Defensoría de los Habitantes, se realizó un estudio —concluido en 2010— donde se evidenció dicha preocupación, porque a pesar de la normativa existente, muchas sodas escolares vendían comida de baja calidad nutricional y alto contenido en grasa saturada, con el inequívoco riesgo de que tal práctica desembocara en altos niveles de sobrepeso en esa población. La preocupación entonces, tanto como ahora, ha sido la peligrosa tendencia hacia la aparición de diabetes, hipertensión arterial y problemas de orden cardiaco en este grupo etario, pues para desarrollar estas enfermedades no existen requisitos de edad.
Valga decir, además, que en 2003 la OPS indicó que la población infantil enfrentaba un problema de sobrepeso, lo cual, podía significar una situación seria de salud pública para futuro.
Además, en nuestro estudio se evidenció lo indicado por el INCIENSA, en el tema de la alimentación que se propicia e inculca en los centros educativos, donde los estudiantes pasan el 60% de su tiempo. Para el INCIENSA, en los centros educativos la mayoría de las personas se alimenta mal, ingiere comidas altas en carbohidratos, grasas saturadas y azúcares, lo cual, comienza desde corta edad, en el kínder, escuela, colegio; y sin duda, en los hogares.
De tal suerte y ante ese escenario en nuestra población menor de edad, en la Defensoría, celebramos la reciente decisión del MEP, en el sentido de regular la venta de alimentos fritos, golosinas, jugos muy azucarados, bebidas gaseosas, galletas con relleno, etc., en las escuelas y colegios públicos a partir del próximo curso lectivo.
Se trata de un primer paso, valioso por demás; pero no perdemos de vista que aún faltan otros. Queda por delante que se trabaje en una mejor oferta nutricional para los comedores escolares; y que además, mediante un enfoque integral, eduquen a la población estudiantil sobre la importancia de adquirir buenos hábitos alimentarios y nutricionales, para que a fuerza de razón y aprendizaje, ellos y ellas comprendan que “comer rico” y “comer bien” son cosas simultáneamente posibles.
Esta decisión significa un avance en materia de derechos humanos y un aporte valioso para alcanzar una educación que promueva la salud desde los centros de enseñanza; significa que rompemos paradigmas del consumismo a ultranza; y sobre todo, que aún somos un país capaz de desafiar esquemas del pasado y de apostar con determinación en nuestro ahora, fomentando buenos hábitos, una alimentación sana y la certeza de que en un futuro cercano, comenzaremos a percibir valiosos alcances y resultados de esta decisión.
Ofelia Taitelbaum Yoselewich
Defensora de los Habitantes de la República