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Chocolate sin cacao

Luis Alberto Muñoz redaccion@larepublica.net | Viernes 04 octubre, 2013


Sin mayores ingresos no habrá suficiente cacao para hacer más chocolate fiscal


Entre cielo y tierra

Chocolate sin cacao

Tras el banderazo oficial de arranque de la campaña electoral, una de las mayores preocupaciones se encuentra en la situación económica, en especial sobre la falta de empleos, el costo de la vida, y el desmejoramiento de las condiciones productivas.
El asunto empeora si se toma en cuenta el galopante déficit fiscal, el cual ha generado una baja en las perspectivas económicas ante los ojos de calificadoras internacionales de riesgo, casi como vaticinándose la pérdida del grado de inversión.
El sesgo con que se ha presentado el tema fiscal en el país presume que la única solución, casi más con carácter de una condena que de recomendación, es una supuesta reforma fiscal.
El desbalance costarricense tiene su principal causa en los gastos del Estado, los cuales se ha demostrado ser desproporcionados.
Los egresos del gobierno crecen a mayor ritmo que nuestra economía, mientras que la incompetencia en la función pública ha quedado demostrada en la deplorable condición de la infraestructura, salud y servicios estatales.
En el Informe Global de Competitividad 2013-2014 se destaca el rezago de Costa Rica en tramitología, eficiencia pública, y las facilidades para hacer negocios.
Así en el rubro denominado “desperdicio del gasto gubernamental”, Costa Rica figura en el puesto 114 de 148 países, comparable con naciones africanas. En cuanto al “número de días para abrir un negocio” estamos en el puesto 133, y el 125 en la “calidad de las carreteras”.
Estas cifras nos muestran una realidad ineludible y que resume en buena forma la situación de estancamiento y mediocridad política en la que ha caído nuestro país, no por falta de una reforma fiscal, sino porque nuestros dirigentes no han hecho un uso adecuado de los recursos públicos.
En este sentido, la otra cara de la moneda del déficit son las cuantiosas trabas de las estructuras gubernamentales contra el emprendedurismo, y para que los negocios lícitos prosperen en nuestra economía.
En términos sencillos, no se puede seguir haciendo “chocolate sin cacao”.
El cacao viene precisamente de mayores ingresos a partir de la creación de empresas, industrias, comercios, servicios que dan réditos al país y por ende impuestos.
Ahora que arranca la campaña electoral, valdría la pena que se debatan formas en que se pueda reactivar la economía.
Me refiero, en primera instancia, a impulsar una agenda de infraestructura, aprovechando los miles de millones de dólares disponibles en préstamos internacionales que se encuentran parados en la Asamblea Legislativa y ante la falta de urgencia del Ejecutivo, sin dejar de lado obras sociales, como escuelas y hospitales.
Segundo, la evolución del mercado eléctrico, con la aprobación de una reforma que permita a terceros producir, especialmente energías limpias.
Finalmente, impulsar la evolución del mercado de telecomunicaciones y seguros, mediante una regulación competente, sin olvidar usar los fondos acumulados para el desarrollo social, infraestructura o contenidos, lo que sea pero que al menos se invierta algo.


Luis Alberto Muñoz Madriz
@luisalberto_cr

 

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