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EDITORIAL


Avancemos a pesar de las distorsiones

Tenemos que hacer carreteras que ofrezcan seguridad, idoneidad y visión de futuro mediante proyectos transparentes y bien supervisados

Redacción La República redaccion@larepublica.net | Viernes 19 noviembre, 2010


Editorial 19 de noviembre 2010


La emergencia sufrida a causa de la tormenta Thomas, como sabemos, colocó al país en una situación aún más deficiente, en materia de infraestructura, que la ya existente.

Carreteras, puentes, caminos vecinales, escuelas y viviendas sufrieron los efectos de una temporada lluviosa mucho más intensa de lo habitual a causa del cambio climático y esto significa un importante presupuesto adicional para tratar de reparar los daños. Significa también tomarlo en cuenta para los presupuestos de años por venir porque los efectos del calentamiento continuarán.

La buena noticia es que los legisladores aprobaron, esta vez sin pérdida de tiempo, el presupuesto extraordinario que se les presentó y por lo tanto hay suficiente dinero para atender el desastre, como lo informó este medio ayer.

Nos satisface cuando podemos dar una buena noticia y en relación a esta lo que la completaría y sería otra buena nueva, sería que estos dineros provenientes del Banco Interamericano de Desarrollo, del Banco Mundial y de la Corporación Andina de Fomento se emplearan de forma sumamente eficiente.

Además de reparar daños, entre las obras por realizar hay carreteras que esperan desde hace décadas, como la del Proyecto Chilamate en la zona norte, la carretera a San Carlos-San José, entre otras, que deberían ser bien diseñadas y construidas para que no presenten luego problemas como los ocurridos en algunas.

Costa Rica supo en otra época dotarse de suficientes carreteras y caminos de penetración para que pudieran circular la gente, la producción y el comercio. Hoy a esto debemos sumar el turismo.

Es necesario poner al día la infraestructura vial acorde con las actuales necesidades, pero debemos hacerlo bien. Tenemos que hacer carreteras que ofrezcan seguridad, idoneidad y visión de futuro mediante proyectos transparentes y bien supervisados, más allá de cual sea el modelo utilizado para su construcción.

Aprendamos de errores pasados, sumemos rapidez a la eficiencia y el rigor. Crezcamos con energía positiva aun en medio de situaciones indeseables. Estas siempre podrían surgir, en cualquier momento, pero debemos aprender a enfrentarlas de acuerdo con el tipo de país y de sociedad que hemos decidido ser, sin que nada ni nadie nos distraiga de ello.







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