Autoritarismo o democracia
| Jueves 28 junio, 2012
Autoritarismo o democracia
Hoy existe una creencia casi generalizada de que este país se ha vuelto ingobernable y ha perdido el rumbo. Ante esto, es natural cuestionarse por qué está sucediendo y muchos hemos llegado a la conclusión de que el problema radica en el sistema político que tenemos.
Hay quienes opinamos que el sistema democrático actual no funciona como debiera. Sin embargo, muchos otros lamentablemente consideran que el problema es un exceso de democracia y que hace falta un gobierno de facto o similar para poner a caminar al país.
Tal parece que esta forma de pensar no es nueva ni exclusiva de Costa Rica, sino que está extendida por toda Latinoamérica. Gobiernos de facto, golpes de estado, dictadores y juntas militares han sido muy comunes durante toda la vida independiente de nuestros países ¿Y qué hemos logrado con esto? Es evidente que, en lugar de favorecernos, más bien el autoritarismo nos ha condenado al subdesarrollo y a la pobreza.
Y a pesar de todo esto, se sigue creyendo en aquella figura salvadora y sabia que nos removerá todos los males. Una persona fuerte casi mesiánica que concentre la mayoría del poder y ponga al país en el rumbo correcto.
Preferimos poner nuestra responsabilidad y libertad en manos de alguien más, con la esperanza de que esa persona actúe desinteresadamente en beneficio de todos contra todo pronóstico.
Pero si el autoritarismo no sirve, la pregunta lógica es ¿Qué sirve? Habrá que preguntarse qué han hecho los países más desarrollados para llegar adonde están.
Si se analizan los países miembros de la OCDE (grupo de países más ricos del mundo) es fácil darse cuenta que casi todos tienen sistemas políticos sumamente democráticos y más bien el poder está altamente desconcentrado.
Tan solo basta con analizar a Suiza, uno de los países más desarrollados y con mejores estándares de vida del mundo, para llegar a esta conclusión. Suiza es tan democrático que aun muchas de las decisiones a nivel comunitario se toman en cabildo abierto como en nuestra época de la colonia.
Es un país parlamentario compuesto por dos cámaras cuyo poder ejecutivo está operado por un gabinete colegial de siete ministros que se rotan la presidencia en forma anual.
Lo que necesitamos en nuestro país no es menos democracia, más bien todo lo contrario. Es necesario una democracia más representativa.
Las decisiones más importantes y el rumbo del país se deben definir entre todos, sin pisotear los derechos de las minorías. Para esto es muy importante que cambiemos la forma en que elegimos a nuestros diputados para que los que lleguen a representarnos sean conocidos, preparados y nos rindan cuentas constantemente.
Abogo por una elección más directa, sin listas, sin que el candidato esté necesariamente sujeto a un partido político, separada de las elecciones presidenciales, en distritos electorales más pequeños y que tengamos la posibilidad de removerlos en caso de que no actúen según lo prometido. También creo que la herramienta del referéndum debería utilizarse más seguido y para las decisiones más importantes del país incluidos temas fiscales.
Abogo por un sistema político más democrático donde exista un mayor nivel y calidad de diálogo donde pongamos en práctica nuestra responsabilidad como ciudadanos en forma madura.
¿Autoritarismo o democracia? Prefiero democracia y la historia me respalda.
Arturo Rosabal
Industrial
Hoy existe una creencia casi generalizada de que este país se ha vuelto ingobernable y ha perdido el rumbo. Ante esto, es natural cuestionarse por qué está sucediendo y muchos hemos llegado a la conclusión de que el problema radica en el sistema político que tenemos.
Hay quienes opinamos que el sistema democrático actual no funciona como debiera. Sin embargo, muchos otros lamentablemente consideran que el problema es un exceso de democracia y que hace falta un gobierno de facto o similar para poner a caminar al país.
Tal parece que esta forma de pensar no es nueva ni exclusiva de Costa Rica, sino que está extendida por toda Latinoamérica. Gobiernos de facto, golpes de estado, dictadores y juntas militares han sido muy comunes durante toda la vida independiente de nuestros países ¿Y qué hemos logrado con esto? Es evidente que, en lugar de favorecernos, más bien el autoritarismo nos ha condenado al subdesarrollo y a la pobreza.
Y a pesar de todo esto, se sigue creyendo en aquella figura salvadora y sabia que nos removerá todos los males. Una persona fuerte casi mesiánica que concentre la mayoría del poder y ponga al país en el rumbo correcto.
Preferimos poner nuestra responsabilidad y libertad en manos de alguien más, con la esperanza de que esa persona actúe desinteresadamente en beneficio de todos contra todo pronóstico.
Pero si el autoritarismo no sirve, la pregunta lógica es ¿Qué sirve? Habrá que preguntarse qué han hecho los países más desarrollados para llegar adonde están.
Si se analizan los países miembros de la OCDE (grupo de países más ricos del mundo) es fácil darse cuenta que casi todos tienen sistemas políticos sumamente democráticos y más bien el poder está altamente desconcentrado.
Tan solo basta con analizar a Suiza, uno de los países más desarrollados y con mejores estándares de vida del mundo, para llegar a esta conclusión. Suiza es tan democrático que aun muchas de las decisiones a nivel comunitario se toman en cabildo abierto como en nuestra época de la colonia.
Es un país parlamentario compuesto por dos cámaras cuyo poder ejecutivo está operado por un gabinete colegial de siete ministros que se rotan la presidencia en forma anual.
Lo que necesitamos en nuestro país no es menos democracia, más bien todo lo contrario. Es necesario una democracia más representativa.
Las decisiones más importantes y el rumbo del país se deben definir entre todos, sin pisotear los derechos de las minorías. Para esto es muy importante que cambiemos la forma en que elegimos a nuestros diputados para que los que lleguen a representarnos sean conocidos, preparados y nos rindan cuentas constantemente.
Abogo por una elección más directa, sin listas, sin que el candidato esté necesariamente sujeto a un partido político, separada de las elecciones presidenciales, en distritos electorales más pequeños y que tengamos la posibilidad de removerlos en caso de que no actúen según lo prometido. También creo que la herramienta del referéndum debería utilizarse más seguido y para las decisiones más importantes del país incluidos temas fiscales.
Abogo por un sistema político más democrático donde exista un mayor nivel y calidad de diálogo donde pongamos en práctica nuestra responsabilidad como ciudadanos en forma madura.
¿Autoritarismo o democracia? Prefiero democracia y la historia me respalda.
Arturo Rosabal
Industrial