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Asesinato en Playas del Coco

Federico Malavassi | Viernes 01 abril, 2016


 No es de extrañar que los honrados estén tras rejas, encerrados en sus casas y lugares de trabajo y los maleantes anden abusando a sus anchas por todas partes

Asesinato en Playas del Coco

¿En qué nos estamos convirtiendo? Lo cierto es que nuestra sociedad no era así. La reseña de los sucesos en Playas del Coco me asombra y me deja profundamente triste. Las víctimas pudieron haber sido los hijos o los nietos de cualquiera de nosotros. ¡Hemos perdido las Playas del Coco!
Aquella idílica playa, que inspiró la letra y música del Premio Nacional de Cultura 1993, don Héctor Zúñiga Rovira Morena, en su inolvidable “Amor de Temporada”, cuando “los botes se mecían asidos a sus amarras”, en “la ondulada playa de un mar” y donde estabas “tú cantando cuando te vi” en tanto “ la luna ya salía allá en el confín” nos ha sido arrebatada. Ya no es la misma que en 1930 inspiró esta hermosa obra y a la cual se entraba a caballo. En lugar de la “morena de mi vida” nos encontraremos mucha gente desagradable.
Ataque en turba, criminalmente alevoso y montonero, en cuadrilla y en la cobardía del tumulto. ¡Qué tristeza! Y al parecer con la ominosa connivencia de la gente, ciertos negocios y algunas autoridades, que con indiferencia y abulia se hicieron los tontos. ¿Cómo no estar triste ante esta perspectiva?
Nos quitaron la ilusión de una de nuestras más legendarias playas. No es el único lugar, hay algunas otras que tampoco podemos recomendar a nuestros hijos y amigos. ¡Hace rato que estamos perdiendo todo!
Por el otro lado, tampoco podemos decir que el gobierno es nuestro ni, mucho menos, alguna de las instituciones públicas. Llenas de gollerías, con la amenaza de impuestos, con proyectos imposibles, en colusión para financiar empresas desviando dineros, ocupándose de todo menos de lo importante.
Nunca se había gastado tanto en la educación y, de acuerdo con la OCDE, con tan malos resultados. Es obvio que también nos arrebataron la educación pública. Ni hablar de los lujos de algunos centros de educación superior, su abuso presupuestario y su elenco de privilegios. Nos los arrebataron, los perdimos.
En el Ministerio correspondiente, en cambio, parece que la solución es abrir las puertas de las cárceles. La Administración Pública es confesa en cuanto a su incapacidad. Parece que para algunos de los responsables es preferible burlarse del prójimo a través de memes en las redes sociales, que enfrentar las responsabilidades del cargo.
No es de extrañar que el año lectivo no alcance los preceptuados 200 días efectivos, para la Administración el año carcelario es aún menor (sin norma válida que así lo preceptúe).
No solo hemos perdido las Playas del Coco, estamos perdiendo todo el país, gobierno incluido. No es de extrañar que los honrados estén tras rejas, encerrados en sus casas y lugares de trabajo y los maleantes anden abusando a sus anchas por todas partes.
Es indispensable cambiar el rumbo de las cosas, recuperar nuestro país, incluidas las Playas del Coco, la educación pública y el gobierno y sus instituciones. ¿No le parece?

Federico Malavassi

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