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Argentina tiene Ángel

| Miércoles 02 julio, 2014


Un solitario gol de Ángel Di María le dio a Argentina el pase a cuartos de final y dejó tendida a Suiza. Nelson Almeida-AFP/La República


Argentina tiene Ángel

Un gol en el epílogo y una salvada milagrosa, tienen a la albiceleste en los cuartos de final

Sao Paulo (Brasil). Cuando ya Suiza celebraba llevar el juego a los penales, cuando Diego Benaglio se imaginaba tapándolos, cuando Argentina se resignaba a sufrir, se acordaron que tienen un crack y un ángel, para en un cerrar y abrir de ojos, cambiar la historia.

El crack es Lionel Messi, el tipo no es medio argentina, es como tres cuartos o más, y el ángel es Di María, bueno, en realidad tienen dos, el otro transformado en poste en el mejor momento.
Argentina ganó, jugó para triunfar y lo hizo, nada fácil, al frente tuvo un rival que se plantó bien, pero ante todo un portero que estaba dispuesto a impedir que le anotaran, paró hasta el viento.
Y es que los celestes lo tenían todo en contra, ya que pese a que había miles de argentinos en las graderías de la Arena Corinthians, los brasileños tomaron partido y como era de esperarse lo hicieron del bando europeo, al que apoyaron de principio a fin, incluso montando el “olé” muchas veces.
Suiza tiene un muy buen equipo, cargado de experiencia y un técnico que sabe lo que es amarrar y maniatar a un rival, aunque este tenga a una figura como Messi al frente.
Y así estuvo a punto de llegar hasta donde lo había planeado y, por qué no, en un par de acciones, hasta de dar un golpe a la historia y ganar el compromiso.
Presumiendo lo que le esperaba, Alejandro Sabella mandó un equipo muy ofensivo, donde el que marcaba era Mascherano y a partir de allí Gago, Messi, Lavezzi e Higuaín, iban contra el marco de Benaglio.
Pero al frente tenían verdaderos perros de traba, que no daban espacio y con fuerza se hacían sentir en la medular. Pasar a Valon Behrami y a Gokhan Inler, era casi misión imposible.
Y es que Behrami tuvo una misión y estuvo a punto de lograrla, era la de perseguir, marcar, molestar, derribar, morder, no, eso no, lo que fuese, para frenar a Messi.
Y el trabajo fue extra y duro, porque como Argentina no encontraba el gol, Lionel asumió el compromiso de ponerse el equipo sobre los hombros y jugar y jugar hasta lograr el gol.
A diferencia de Behrami, Inler es un jugador mixto, de esos que recuperan y saben controlar la pelota, más dar un pase preciso, como los que le puso a Drmic y a Mehmedi.
Aunque siempre Argentina llevó los tiempos del partido, fue Suiza la que en la primera parte gozó de la más clara ocasión de gol, pero de manera providencial Romero sacó el remate de Granit Xhaka.
Pero no crean, Suiza tiene su Messi, por talento, creación, ver jugar a Xherdan Shaqiri, el de Bayern Múnich, es un lujo, es atrevido, pícaro, encarador, en fin, otro crack.
Argentina con sus estrellas, que las tiene a montón, intentaba por todos los medios, primero el pase largo, luego la pared, la individual y hasta el remate de media distancia, pero no se veía por dónde.
Cuanto más llegaban los sudamericanos, más se crecía Benaglio, quien paró remates que tenían el sello de gol, como un par de Messi, un cabezazo a Higuaín, pero ante todo uno de Di María, que a una mano desvió en el mismo ángulo.
Pero el fútbol tenía planeado premiar al equipo que quería ganar en todo momento, al que propuso, atacó, remató, insistió, y no al que, ciertamente de buena manera, pensó más en destruir que en construir.
Y así, al minuto 118 de los 120, Palacios robó en la media cancha, se la dio a Messi, era la última y no podía fallar, arrancó con todo, dos lo vieron pasar y cuando venía el tercero se la pasó limpia a Ángel Di María, quien de pierna izquierda buscó el palo más largo, donde jamás llegaría Benaglio e hizo el milagro, gol de Argentina, loquera total.
Pero el desenlace fue igual de sufrido, como no lo había hecho en todo el juego, Suiza se fue con los 11 jugadores al ataque, sí, con los 11, porque hasta el portero atacó, pero la diosa Fortuna y el Ángel, se habían puesto la camisa albiceleste.
Centro medido, Blerim Dzemaili cabecea solo, el balón se estrella en el poste, le rebota y se va por fuera. Fin del partido, fin de Suiza, fin de la agonía argentina.

Cristian Williams
cwilliams@larepublica.net
@La_Republica

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