A votar, a recuperar nuestra identidad
| Sábado 06 febrero, 2010
A votar, a recuperar nuestra identidad
Recuerdos de mi infancia sobre el proceso electoral de los años 70 me hacen pensar que hemos cambiado mucho en los últimos 25 años. Grandes cambios económicos, políticos y sociales. De la enorme presión que el proceso de internacionalización y apertura económica ha generado sobre las instituciones y la forma de pensar de los ciudadanos se ha escrito bastante, al igual que de la revolución digital y de telecomunicaciones, sin embargo, todo esto provocó un cambio en el perfil del ciudadano y las cosas ya no son como tres décadas atrás.
Es por eso que más que por un partido político, una persona o un referente programático, debemos reflexionar nuestro voto a la luz de las aspiraciones de sociedad que tenemos para el futuro.
He leído los programas de gobierno de los cuatro partidos políticos principales y encuentro ideas interesantes en todos. Algunos chispazos de pragmatismo no le vendrían mal al país, inspirados en el documento que ofrecen los libertarios —lamentablemente hemos tenido mucha prosa y poca acción concreta, por ejemplo a favor de los pobres—, continuar con programas sociales estratégicos como avancemos y las mejoras en la seguridad social, así como asentar una reforma institucional de cara a la seguridad humana —la gran interrogante es las personas que estarán a cargo y si serán la elección correcta— serían aspectos importantes de la propuesta del PLN, la inspiración ideológica y de avanzada del documento del PAC realmente me parece a considerar —este país requiere una propuesta social y política de centro y no a los extremos— al mismo tiempo que el retorno social del PUSC, al menos en su programa, le vendría bien a nuestro país. Algo de cada uno, sería bueno para un país que debe avanzar con políticas de Estado y no simplemente con acciones de gobierno.
Luego de tres décadas de énfasis esencialmente económico, deberíamos ser capaces de pensar más en las personas. La aprobación del TLC y de las leyes complementarias debería tener por fin un descanso y propiciar el espacio para retomar el camino costarricense. Ese que nos ha permitido a la generación de los años 70 pasar de campesinos a profesionales, que garantizó acceso a la educación, la salud, la vivienda y la protección social a nuestra generación y que lamentablemente, por el énfasis liberal de los últimos 25 años se ha extraviado. El camino costarricense debería garantizar en los próximos cuatro años, una reforma fiscal estratégica de cara a las personas, con más cobertura —paguemos todos—, con mucho más progresividad —pague más quien más gana y menos quien recibe menos de los beneficios del crecimiento—. Deberá garantizar una mayor democratización del accionar del Estado, propiciando más descentralización y menos corrupción pública. Un Estado que se acerque más a los ciudadanos.
La identidad colectiva de una nación queda expresada en el multicolor de sus preferencias electorales, es por eso que el enorme reto de nuestros líderes políticos no estará en ganar las elecciones de mañana, estará en saber identificar dentro de ese polifacético abanico de identidades electorales que se expresarán en los votos, la intención e interés de los ciudadanos de este país. Gobernar será un reto mucho mayor que ganar las elecciones y se requerirá un enorme esfuerzo de concertación. No podemos continuar con un gobierno sin capacidad de tomar decisiones y sentar acuerdos de largo plazo. Requerimos como país una gran voluntad de coincidir en lo fundamental y avanzar hacia una mejor democracia. Sigo pensando que este país debe retomar el camino social inclusivo y de oportunidades que le ha permitido diferenciarse del resto de la región. Votemos por Costa Rica y su futuro y por recuperar nuestra identidad como país.
Leiner Vargas Alfaro
Académico UNA
Recuerdos de mi infancia sobre el proceso electoral de los años 70 me hacen pensar que hemos cambiado mucho en los últimos 25 años. Grandes cambios económicos, políticos y sociales. De la enorme presión que el proceso de internacionalización y apertura económica ha generado sobre las instituciones y la forma de pensar de los ciudadanos se ha escrito bastante, al igual que de la revolución digital y de telecomunicaciones, sin embargo, todo esto provocó un cambio en el perfil del ciudadano y las cosas ya no son como tres décadas atrás.
Es por eso que más que por un partido político, una persona o un referente programático, debemos reflexionar nuestro voto a la luz de las aspiraciones de sociedad que tenemos para el futuro.
He leído los programas de gobierno de los cuatro partidos políticos principales y encuentro ideas interesantes en todos. Algunos chispazos de pragmatismo no le vendrían mal al país, inspirados en el documento que ofrecen los libertarios —lamentablemente hemos tenido mucha prosa y poca acción concreta, por ejemplo a favor de los pobres—, continuar con programas sociales estratégicos como avancemos y las mejoras en la seguridad social, así como asentar una reforma institucional de cara a la seguridad humana —la gran interrogante es las personas que estarán a cargo y si serán la elección correcta— serían aspectos importantes de la propuesta del PLN, la inspiración ideológica y de avanzada del documento del PAC realmente me parece a considerar —este país requiere una propuesta social y política de centro y no a los extremos— al mismo tiempo que el retorno social del PUSC, al menos en su programa, le vendría bien a nuestro país. Algo de cada uno, sería bueno para un país que debe avanzar con políticas de Estado y no simplemente con acciones de gobierno.
Luego de tres décadas de énfasis esencialmente económico, deberíamos ser capaces de pensar más en las personas. La aprobación del TLC y de las leyes complementarias debería tener por fin un descanso y propiciar el espacio para retomar el camino costarricense. Ese que nos ha permitido a la generación de los años 70 pasar de campesinos a profesionales, que garantizó acceso a la educación, la salud, la vivienda y la protección social a nuestra generación y que lamentablemente, por el énfasis liberal de los últimos 25 años se ha extraviado. El camino costarricense debería garantizar en los próximos cuatro años, una reforma fiscal estratégica de cara a las personas, con más cobertura —paguemos todos—, con mucho más progresividad —pague más quien más gana y menos quien recibe menos de los beneficios del crecimiento—. Deberá garantizar una mayor democratización del accionar del Estado, propiciando más descentralización y menos corrupción pública. Un Estado que se acerque más a los ciudadanos.
La identidad colectiva de una nación queda expresada en el multicolor de sus preferencias electorales, es por eso que el enorme reto de nuestros líderes políticos no estará en ganar las elecciones de mañana, estará en saber identificar dentro de ese polifacético abanico de identidades electorales que se expresarán en los votos, la intención e interés de los ciudadanos de este país. Gobernar será un reto mucho mayor que ganar las elecciones y se requerirá un enorme esfuerzo de concertación. No podemos continuar con un gobierno sin capacidad de tomar decisiones y sentar acuerdos de largo plazo. Requerimos como país una gran voluntad de coincidir en lo fundamental y avanzar hacia una mejor democracia. Sigo pensando que este país debe retomar el camino social inclusivo y de oportunidades que le ha permitido diferenciarse del resto de la región. Votemos por Costa Rica y su futuro y por recuperar nuestra identidad como país.
Leiner Vargas Alfaro
Académico UNA