A 17 domingos
Claudia Barrionuevo claudia@chirripo.or.cr | Lunes 07 octubre, 2013
La política tiene más accidentes que las carreteras de Costa Rica. En cualquier momento una desaparece y hay que ver cuál es el nuevo camino
A 17 domingos
La semana pasada no me alcanzó el espacio para hablar de los 18 domingos que faltaban para el de las elecciones. Hoy quedan 17. Continúo. Me quedé en las posibilidades de una segunda vuelta electoral que, ahora, parece inminente.
Iba a dedicar esta columna a analizar las posibilidades de cada uno de los candidatos que podrían ser una opción en caso de balotaje. El doctor Hernández ya no pertenece a ese grupo.
Nunca creí que el Partido Unidad Social Cristiana (PUSC) alcanzara un segundo lugar en la votación a presidentes.
Don Luis Fishman realizó una labor destacada desde su curul (a la que llegó luego de una campaña, para mí, ofensiva y barata). Al separarse del partido en 2012 y luego apoyar la candidatura de Araya, no favoreció a su (¿ex?) partido.
Por otra parte, la semana pasada, Jorge Guardia, Rolando Laclé, Gonzalo Fajardo y Danilo Chaverri, cuatro figuras de gran peso dentro del PUSC, se separaron del comité de campaña por diferencias con el jefe de la misma.
Los antecedentes de dos expresidentes del mismo partido que fueron llevados a juicio (además de varios exfuncionarios), habían minado la confianza en una organización debilitada, escindida y fracturada.
Sin embargo el PUSC logró conseguir un candidato, no solo libre de pecado, sino también un profesional prestigioso de una institución benemérita. Su calidad de médico le daba el derecho al comité de campaña de llamarlo “Doctor” y así tratar de vincularlo con la mítica figura de Calderón Guardia. Esto último me parecía un poco extraño: ¿entre quiénes podían aún tener repercusión los antiguos años 40? Ni el propio excandidato había nacido en esa década.
El 2 de octubre inició la campaña electoral y todos los candidatos estuvieron presentes en el acto oficial del Tribunal Supremo de Elecciones, excepto el doctor Hernández. Al día siguiente, don Rodolfo renunció a su candidatura por medio de un comunicado de prensa.
En el documento que entregó a los medios y en sus declaraciones posteriores, han sido evidentes los sentimientos de indignación, tristeza y desilusión que ha sufrido este galeno.
¿Ingenuo? Sí. Él mismo lo afirma: “Amigas y amigos me lo advirtieron; pero siempre me resistí a aceptar todo cuanto me decían”. “…Me resistía a aceptar que una acción tan noble como la política hubiese sido prostituida desde sus cimientos”.
¿Digno? También: “Esta no es la democracia con que sueño; este no es el partido que siempre defendí. Esto no es lo que quiero para Costa Rica.”
¿Sabio? Sin duda: “…he decidido retirarme y volver a la Dirección del Hospital Nacional de Niños para satisfacer mi vocación: la de servirle a Costa Rica desde un ambiente no contaminado...”
Si don Johnny cree que la renuncia del doctor Hernández lo favorece, está equivocado. Si los “tagarotes” del PUSC piensan que esto les facilita el camino, que se olviden. Los demás que se persignen (si creen en Dios). La política tiene más accidentes que las carreteras de Costa Rica. En cualquier momento una desaparece y hay que ver cuál es el nuevo camino tortuoso que nos puede llevar a quién sabe qué destino.
Continuará…
Claudia Barrionuevo
claudia@barrionuevoyasociados.com
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